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Columna de opinión Marc Eichmann

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Avisados están

Si el gobierno no toma acciones de emergencia para impulsar la economía, el proyecto progresista caerá en desgracia.

23 de mayo de 2023

Es probable que la situación económica colombiana todavía esté bajo control con una inflación que poco a poco va cediendo, pero que deja sus efectos devastadores en los precios, unas tasas de interés aún altas que caerá una vez ceda la inflación y, un crecimiento del PIB decente que no nos permite disminuir la pobreza, pero que aún se mantiene en cifras razonables.

Sin embargo, hay indicadores tempranos que más que preocuparnos deberían ocuparnos y, deberían ocupar principalmente al gobierno, si es que quiere salir de la presidencia con un mandato aceptable en lo que más le duele a la gente: el bolsillo.

El primer indicador que preocupa son los rendimientos de los bonos soberanos colombianos que son relativamente altos comparados con las de otros países como Brasil, Perú y Chile y una tasa de cambio que en principio, de acuerdo con los análisis realizados por los expertos, se mantiene mil doscientos pesos por encima de la tasa de equilibrio debido a la incertidumbre política.

Estas variables son indicadores tempranos que nos gritan que los inversionistas nos ven como un destino de inversión peligroso, ya sea porque no ven retornos apropiados a sus inversiones o porque sencillamente tienen miedo de que las reglas del juego cambien y pongan en riesgo su capital. No se trata aquí de variables que dependen de los empresarios, ni del pueblo, ni de los médicos, sino exclusivamente de la postura del gobierno con respecto a que tanto vuelve atractivo el país para los empresarios por medio de su política monetaria, el control al gasto público, su política fiscal y en general por las disposiciones que toma.

Claramente, hasta ahora, tanto desde su discurso como desde sus acciones, el gobierno Petro ha hecho lo posible para espantar el flujo de capitales hacia el país. Ha prohibido la exploración de petróleo y gas, alejando uno de los destinos de inversión más importantes.

En este momento está pasando una reforma a la salud que además de ser supremamente riesgosa para el futuro de los colombianos, tiene como elemento principal sacar a las EPS privadas del mercado. También busca quitarle el manejo de los recursos a los fondos privados de pensiones con la reforma pensional.

Adicionalmente, desde el gobierno se ha atacado otros sectores de la economía como la prensa, la generación y distribución de energía, las cadenas de supermercados, conformados en gran parte por empresas privadas. Es entonces normal que a pesar de los anuncios grandilocuentes de compromiso del país de algunas empresas (muy difícil les quedaría manifestar lo contrario), la economía se esté desacelerando. Lo dijo la ministra de minas y la respaldó el presidente: ideológicamente el gobierno es adepto a la teoría del decrecimiento.

Pero fuera de la preocupación que genera la percepción de riesgo reflejada en la tasa de cambio y la tasa de los bonos soberanos, es importante estar atentos a las realidades de sectores específicos de la economía. Las ventas del sector vivienda que se transforman en actividad edificadora un año más tarde están en la tercera parte de hace un año.

El sector transporte está viendo una disminución de alrededor del 20% de la carga y las ventas de camiones van en picada. El sector turismo, está pasando aceite a pesar del dólar barato por las altas tasas de interés y la restitución del IVA al sector que el gobierno empujó en su reforma tributaria. El sector salud está en una UCI por los riesgos de la reforma, en general la economía muestra signos de preocupación. Y a todo esto hay que sumarle el proyecto de reforma laboral que con la intención de darle más beneficios a los trabajadores sindicalizados golpeando dura y negativamente la creación de empleo y la creación de empresas.

No se trata aquí de discutir si las dificultades particulares de cada sector son responsabilidad del gobierno. Se trata de que juzgar que acciones de emergencia va a tomar para que la economía no se caiga. Aumentar el gasto público no es una opción, se necesitan medidas que atraigan inversión productiva a gran escala en agricultura, vivienda, turismo, servicios; que de una vez por todas se deje de demonizar al sector privado y se entienda que generar riqueza se requiere capital, y que el capital en vez de venir se va cuando no tiene un retorno apropiado.

Los colombianos no somos brutos. Si el gobierno de turno, a pesar de sus discursos, su publicidad y sus posturas polarizantes no genera riqueza y como consecuencia, más gente pasa hambre, el proyecto político progresista caerá irremediablemente en el olvido. Avisados están.

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