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CARGANDO LAS PILAS

Semana
18 de octubre de 1982

-Gerente general de Interconexión Eléctrica S.A., empresa estatal que coordina todas las entidades del sector energético y que maneja la interconexión eléctrica del país. ISA está integrada por cinco socios: Empresas Públicas de Medellín, Corporación del Valle del Cauca, Instituto Colombiano de Energía Eléctrica, Compañía de Electricidad de la Costa Atlántica, San Andrés y Providencia, y la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá. La sede del ISA se encuentra en Medellín, presidida por el doctor Jaramillo Olano, ingeniero del sector eléctrico, quien envió el presente informe para SEMANA.
El futuro energético colombiano está encuadrado en el marco de las perspectivas del desarrollo nacional y de los recursos disponibles, pero dentro de las tendencias mundiales hacia el cambio en los usos y consumos de energía.
La civilización tecnológica actual vive un convulsionado cambio desde 1973, a raíz de la toma de conciencia sobre la finitud y posibilidad de agotamiento de los recursos del planeta.
El cambio empieza a manifestarse en múltiples formas: aumento de la eficiencia en el uso de la energía, concientización sobre la conservación y la descontaminación.
Ya se perciben cambios fundamentales en las demandas de energía. Muchos países han logrado crecimiento cero y aun disminuciones en el consumo de hidrocarburos.
En energía eléctrica, países desarrollados como los Estados Unidos de América han visto reducir la tasa de crecimiento de un 7% 8% a niveles inferiores al 3%.
El cambio tendrá una velocidad dictada por las circunstancias y los factores anotados, y será entre gradual y rápido; sus causas principales son: subsistencia, economía, menos fuentes, nuevos costos, política y supervivencia de las personas y los países.
Es notable el uso cada vez mayor de automóviles más eficientes, de aviones con turbinas más eficientes de sistema de transporte colectivo eléctrico.
El temor a la recesión y al desempleo pueden reservar transitoriamente estas tendencias pero se tendrá, por instinto de conservación, que regresar a la investigación, a la búsqueda cada vez más intensa de medios y usos energéticos eficientes y limpios.
Sin embargo, persiste la limitación de los recursos. El problema fundamental sigue siendo económico y de accesibilidad al recurso energético. Los pueblos que posean hacia adelante el recurso energético barato tendrán también asegurada una gran parte de su desarrollo y de su supervivencia.
Las cifras del Inventario Energético Colombiano infunden optimismo: 93 millones de kilovatios instalables en los ríos del país y unas reservas calculadas de diez mil millones a cuarenta mil millones de toneladas de carbón. Poseemos además uranio.
Existen en el país hoy en día aproximadamente cuatro millones ochocientos mil kilovatios instalados, de los cuales tres millones cuatrocientos mil son hidráulicos y un millón cuatrocientos mil son térmicos.
La demanda colombiana anual estimada para 1982 es de veintidós mil ciento noventa y nueve GWh, lo que da un consumo anual de ochocientos diez y seis kilovatios hora por habitante. Dicho promedio todavía es relativamente bajo a nivel latinoamericano.
Si miramos a 1990 tendremos una capacidad instalada de once millones setecientos mil kilovatios y en el año 2000 de veintitrés millones seiscientos mil kilovatios.
Esta proyección se ha hecho sobre la base de las demandas actuales; un crecimiento promedio anual del 10 por ciento y un estimativo de crecimiento del 7.6 por ciento para finales del siglo.
El consumo por habitante llegaría a dos mil setecientos kilovatios hora a finales del siglo lo que significaría un incremento del 350 por ciento en el consumo per cápita.
Si esa cifra se relaciona con la mayor eficiencia de los equipos lograda para esa época, podremos tener un mayor volumen de servicios que los que esa energía nos podría brindar hoy.
Las cifras del planeamiento del sector eléctrico colombiano indican que para finales del siglo la capacidad instalada del país será de 18.9 millones de kilovatios de origen hidroeléctrico y 4.7 millones de kilovatios termoeléctricos.
Como servicio correspondiente a la infraestructura, el desarrollo eléctrico hace indispensable un desarrollo armónico de todos los sectores productivos del país. Sin este desarrollo armónico es indispensable la obtención de los sesenta mil millones de dólares requeridos para esta expansión, hasta el año 2000.
La activación de la industria podría partir del desarrollo del mismo sector energético, en gran manera, pues los requerimientos de equipos ascenderán a dieciseis mil millones de dólares hasta el año 2000, según estimativos personales.
La combinación de energia hidráulica con energía térmica permitiría a Colombia mantener un desarrollo sostenido de su capacidad instalada, por lo menos, hasta el año 2030.
Creemos que mientras el debate energético en términos de futuro continúa, nos debemos preocupar por encontrar los recursos para atender la expansión del sistema en el futuro inmediato.

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