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Cataluña, la verdad que se oculta: los separatistas perdieron las elecciones

En las elecciones que acaban de ocurrir en Cataluña lo que más ha sorprendido es el disimulo, el ocultamiento de ciertas verdades esenciales, por buena parte de quienes divulgan las noticias. Es notable el silencio que se guarda en relación con el voto popular: Los constitucionalistas obtuvieron más votos que los independentistas. Si se hubiera tratado de un Referendum o de un Plebiscito el titular periodístico inevitable habría sido: Perdieron los separatistas. Más de 170.000 votos de diferencia a favor de la unidad de España. ¿Cómo puede explicarse que prácticamente no se divulgue semejante hecho que tiene una importancia histórica, para saber dónde está la voluntad mayoritaria de los catalanes?

Jesús Pérez González-Rubio , Jesús Pérez González-Rubio
26 de diciembre de 2017

De otro lado, los independentistas contaban con 72 escaños en el Parlament (nombre en catalán de Parlamento). Ahora tienen dos menos, sólo 70. Siguen siendo mayoría. Su contraparte obtuvo apenas 65. Pero este resultado se debe a que el sistema electoral de Cataluña privilegia las pequeñas localidades rurales frente al electorado de las grandes urbes.

Barcelona y las 9 ciudades que le siguen en población e importancia votaron por el imperio de la Constitución y de la Ley, es decir, del Estado de Derecho. Pero tuvieron que pagar con más votos cada una de las curules que obtuvieron. Los que más votos sacaron, obtuvieron menos curules. Los que obtuvieron más curules, tienen menos votos. Es lo que explica que quienes lograron una votación mayor no consiguieran que ésta se reflejara en sillas en el Parlament. Es un sistema electoral injusto.  

Otro hecho a resaltar es que Ciudadanos, con Inés Arrimadas a la cabeza, obtuvo en el Parlament   el mayor número de escaños, 37, entre todos los Partidos políticos de Cataluña. El Partido Junts per Catalunya, encabezado por el señor Carles Puigdemont, líder de los separatistas, apenas obtuvo 34 y está huyendo de la justicia que lo acusa del delito de rebelión, entre otros. Normalmente, la llamada a constituir gobierno es la señora Arrimadas, la cual tiene la primera opción, adicionalmente porque alrededor de 6 parlamentarios independentistas tienen orden de captura o están ya detrás de las rejas.       

Tenemos pues en Cataluña un sistema electoral que no refleja en el Parlament adecuadamente la voluntad ciudadana. Evidentemente hay un déficit democrático en el sistema electoral de Cataluña como lo hay en otras partes, por ejemplo, en los Estados Unidos en donde el Presidente, el señor Donald Trump, obtuvo alrededor de 3 millones de sufragios menos que la candidata Demócrata. Con más votos, perdió la presidencia. Ya había sucedido en este siglo con George W.  Bush. Al Gore excedió en 500.000 votos su registro electoral.

La idea de que cada hombre y cada mujer mayor de edad tengan un voto que pese lo mismo a la hora de tomar las decisiones respecto de quienes orientaran los destinos de los Estados, no se refleja íntegramente en ninguno de los sistemas electorales conocidos. Pero obviamente se puede mejorar.

Colombia no ha sido la excepción. Con base en la Constitución de 1.886 se estableció el sistema electoral mayoritario a un turno propio del Reino Unido. El resultado fue que medio país, los Liberales, sólo alcanzaban a obtener uno o dos congresistas. Este sistema electoral jugó un papel determinante en el desencadenamiento de la Guerra de los Mil Días. La exclusión conduce inevitablemente a conflictos bélicos, a  violencia, como lo enseña la historia de Colombia. Lección que no hemos querido aprender.

Hoy día se ha inventado un sistema para excluir a las minorías de la representación en el Senado. Es el llamado umbral del 3%. Es excesivo y no logra combatir las microempresas electorales. Él implica que el partido, movimiento político o grupo significativo de ciudadanos que no alcance una votación de ese orden, sus militantes quedan sin voz y sin voto en la llamada Cámara Alta. Quedan excluidas las minorías como quedaron en los primeros años de la Constitución de 1.886, en el llamado Frente Nacional y en los gobiernos de “adecuada y equitativa representación”. Los que no eran Liberales o Conservadores no tenían derecho a ser elegidos y en consecuencia no tenían  derecho a elegir. Tampoco a ser nombrados empleados públicos.

Actualmente, por ejemplo, si la votación para Senado fuera del 50% del censo electoral, censo que  asciende a 36.011.052 (mujeres 18.600.282, hombres 17.410.770) y supusiéramos una votación válida de 18.000.000, tendríamos un umbral de 540.000 votos, lo que probablemente terminará excluyendo del Senado entre otras agrupaciones políticas al Polo Democrático, al Mira, a la UP, al Partido Farc, que sin embargo obtendría 5 curules en razón de los Acuerdos, pero no por virtud de sus votos.   

Si en Cataluña se tuviera un sistema electoral más justo, los independentistas no sólo habrían perdido el voto popular como efectivamente lo hicieron,  sino también el Parlament. Necesitamos, para acabar con la locura anti histórica del independentismo nacionalista, un sistema electoral en Cataluña que consulte mejor los valores de la Democracia representativa.

Constituyente 91

Diciembre 27 de 2017

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