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Catherine Zeta-Jones ahora es “La reina de la Coca”

Protagoniza “La madrina de la Cocaína” serie sobre Griselda Blanco, con la cual crece a nivel mundial la morbosa y lesiva curiosidad acerca de las historias de sangre, destrucción, crimen, sicarios y terrorismo del narcotráfico en Colombia

Germán Manga, Germán Manga
23 de enero de 2018

El pueblo de Colombia debe reconocimiento y gratitud a la famosa actriz, cantante y bailarina británica, Catherine Zeta-Jones, porque en un gesto, difícil de calificar, aceptó encarnar en Cocaine Godmother -La Madrina de la Cocaína-, una mega producción de Lifetime para la televisión mundial, a Griselda Blanco, una samaria que se hizo temer y respetar en Medellín y en buena parte del mundo como "la reina de la coca" y “la viuda negra”.

Con ese nuevo aporte -ya en antena en Estados Unidos-, nuestro país fortalece la imagen que dejaron en el universo, las tres primeras temporadas de la serie Narcos de Netflix, basada en “aventuras” de agentes de la DEA  detrás Pablo Escobar, en la Medellín en llamas de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, con la explosión del tráfico de cocaína, una saga de delito, destrucción, muerte, corrupción, excesos y extravagancias que han sido de tan buen recibo entre las audiencias que ya se anuncia el estreno de la cuarta temporada para el próximo verano.

"Griselda fue temida y reverenciada", dijo Zeta-Jones hace pocos días en una entrevista a Rotten Tomatoes, acerca de la serie. "Fue fascinante para mí que esta mujer gobernara el gallinero, dirigiendo a los grandes. Era muy poderosa en ese mundo y conservó su poder durante mucho tiempo cuando todos la querían muerta. Logró esquivar la prisión a través de argucias técnicas y al final fue asesinada con su propio método para disparar a la gente ".

Tal vez se quedó corta porque la crónica judicial informa que también fue pionera y creadora de rutas en el tráfico de cocaína a Norteamérica, madre del sicariato en motocicleta, del tráfico usando correos humanos (mulas) y responsable del asesinato de más de 250 personas, entre ellas tres de sus exmaridos. A la edad de 11 años ya era una hábil carterista y a los 12 realizó su primer secuestro –el de un niño de 9 años- y su primer asesinato, porque ante la negativa de la familia a pagar el rescate le disparó en la frente con una pistola.

“Era sexy porque era peligrosa” precisa Zeta-Jones. “Difícil encontrar algo más peligroso que una mujer colombiana que dirige el espectáculo en Miami, la cuna de los carteles de la droga colombianos, con la lucha entre colombianos y cubanos, la DEA contra los carteles. Fue un caos: la masacre de Dade, los sicarios, los asesinatos, los desmembramientos. Era como una zona de guerra allá donde hasta entonces los ancianos solían ir para vivir su retiro".

Gracias a la serie el mundo conocerá los métodos que Griselda ingenió para llevar coca a Estados Unidos –escondida en la ropa interior de las mujeres, en maletas con doble fondo, en zapatos y en objetos varios-. Su vida en Nueva York, donde despegó en el narcotráfico y cayó en el primer gran caso federal por ese delito. La huida a Miami, donde prosperó su negocio de droga y de muerte: las intimidaciones, las venganzas, los asesinatos, todo su “sex appeal” que según  Billy Corben, coproductor y director de Cocaine cowboys un documental de referencia en la materia, llevó a que “…en ese tiempo 25 por ciento de los cuerpos en la morgue tenían heridas de armas automáticas, y había tantos cuerpos que el médico forense se vio obligado a rentar una camioneta refrigerada de un Burger King local para almacenar el exceso”.

Algunas singularidades del personaje y de su entorno tocaron a Zeta-Jones, como que Griselda hubiera bautizado a uno de sus hijos Michael Corleone en homenaje a “El padrino”, que tuviera un perro llamado Hitler o que fuera tanto a la Iglesia. "Grabamos imágenes de ella entrando al templo y tomando agua bendita, hablando de sus creencias. Fui y no lo podía creer, pero me compró que tenía esa forma sociópata de convencerse a sí misma de que todo estaba bien y que todo lo merecía".

En este mundo donde la gente buena –los científicos, los deportistas, los intelectuales, los héroes- son tan aburridos, difícil un personaje mejor para promover que nuestra “reina de la coca” con su ejército de asesinos y de traficantes, que movió miles de millones de dólares, que fue maestra en crimen de Pablo Escobar, que se casó con un delincuente con el que tuvo tres hijos y que fue el único de sus cuatro maridos que murió por una enfermedad.

Rica y poderosa, pero perseguida por la DEA huyó a California, donde fue arrestada en 1984.  Diez años después fue juzgada en Florida por los asesinatos de dos narcotraficantes cubanos y de un menor de edad–el caso que se cayó después por un tecnicismo-. Pasó 20 años en la cárcel y en 2004 regresó a Colombia donde vivió en la sombra hasta 2012 cuando la asesinó un sicario en un expendio de carnes de Medellín. Su historia, potente y atractiva, con sus tragedias y sangres ya está a disposición del planeta para que millones de personas puedan conocer más y mejor a nuestro país.

No pueden quedar fuera de los créditos los productores y los canales colombianos que marcaron el camino, porque lo que estamos viendo es el 2.0 del fenómeno que comenzó acá con aportes como Escobar el patrón del mal, Las muñecas de la mafia, El cartel de los sapos, El Capo, La viuda Negra –el producto casero sobre la propia Griselda-  y decenas más de melodramas que enseñan, a propios y foráneos, cómo hacer fortuna, fama y seducción a sangre y fuego y gracias a las cuales niños y adultos de varios países ya hicieron suyas expresiones como “parce”, “la vuelta” “el cruce” y tantas otras del vocabulario de los narcos. Entretenimiento audaz, no apología del delito, que hace posible que una ganadora del Oscar de los kilates de Catherine Zeta-Jones se hubiera metido con entusiasmo en los paños de Griselda y hable con tanto orgullo de su experiencia.

@germanmanga

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