¡Urgente: cuerpo élite para abusadores y violadores de menores!

Estos son apenas los casos que se denuncian y que ocurren en las áreas urbanas debido a que en las rurales, en su mayoría, pasan desapercibidos y las víctimas tienen que seguir sufriendo la indiferencia de la justicia, familia y abusadores, con el estigma de sus compañeros, vecinos y allegados, al señalarlos de haber sido abusados y violados sin que nada pase.

En torno a este tema se teje toda una maraña de complicidades y de inequidades. Por lo tanto, se requiere de toda una infraestructura social, sicológica, económica y jurídica, que se encargue solo del tema de los menores violados y abusados, puesto que cuando van llegando a su adultez, el peso de conciencia todos los días los acusa por no haber tenido a su favor una justicia verás y eficiente.

Nos hemos dado cuenta que los niños son proclives en todas las instancias y sitios a donde van a estudiar. Viven y conviven con sus abusadores, muchas veces con quienes son sus profesores y directores en los sitios de trabajo, pero lo más aberrante es que en cientos de casos se presentan en sus propios hogares, con la complicidad y responsabilidad de padres, hermanos, tíos y demás allegados.  

De estos casos no se escapan las iglesias católicas, protestantes, evangélicas, entre otras, que motivan a los niños a prestar servicios menores y cuando ya están bajo su dominio y entera confianza abusan de ellos.

Por eso, considero que la Fiscalía General de la Nación debe estructurar un cuerpo élite, lo suficientemente especializado para hacer frente a los crímenes que comenten los depravados sexuales contra los menores de edad. No podemos seguir tolerando que miles de niños que en la actualidad han sido violados no se atrevan a denunciar a sus agresores por temor a ser ignorados por la justicia y muchas veces burlados por la misma bajo la figura de vencimiento de términos.

El cuerpo élite para conocer los delitos de abuso y violación de menores debe quedar en manos de entes lo suficientemente especializados, donde se les brinde asistencia psicológica y los autores no escapen tan vergonzosamente, dejando a su paso más víctimas que sufrirán toda la vida la desgracia de no haber contado con una justicia seria, eficiente y verdadera.   

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