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De la zanahoria al optimismo

Hoy, después de casi siete años, la ciudadanía se pregunta qué llevó al alcalde Antanas Mockus a tomar la decisión de incrementar el horario de establecimientos nocturnos hasta las 3 a.m.,

Semana
5 de agosto de 2002

Hoy, después de casi siete años, la ciudadanía se pregunta qué llevó al alcalde Antanas Mockus a tomar la decisión de incrementar el horario de establecimientos nocturnos hasta las 3 a.m., cuando siempre se había dicho que el famoso "horario zanahorio", hasta la 1:00 de la mañana, había reducido sustancialmente las muertes violentas y las lesiones personales. Más aún cuando en el año 1998 el alcalde Enrique Peñalosa tuvo que echar para atrás una decisión igual porque se incrementó el número de muertes violentas.

Son varios los argumentos que motivaron esta decisión, de los cuales cabe destacar los siguientes:

Primero, la ciudad ha tenido un comportamiento satisfactorio en materia de reducción de muertes violentas en los últimos siete años, de manera particular la reducción de las muertes en accidentes de tránsito en un 46 por ciento y de los homicidios comunes en un 54 por ciento. Este logro, en gran parte, se debe al cambio cultural que los ciudadanos bogotanos han experimentado en los últimos años, con relación al respeto a la vida y a los comportamientos seguros que cada vez más asumen en el espacio público, en especial los conductores y peatones.

De esta manera, la ampliación del horario de establecimientos nocturnos se constituye en un reconocimiento a los avances en materia de cultura ciudadana, de autorregulación y de mayoría de edad que han logrado los bogotanos. De este reconocimiento se desprende la denominación del nuevo horario como "hora optimista", en la que los ciudadanos, los dueños de establecimientos nocturnos y demás sectores que viven de la noche y de la rumba tienen que asumir este reto con responsabilidad y con el único objetivo de mejorar la convivencia y productividad de la ciudad.

Segundo, el aumento de los famosos "After Party", o rumba clandestina, y la transformación de nombre de algunos establecimientos nocturnos como discotecas, prostíbulos, bares y tabernas en clubes, que por un corto tiempo, mientras se les demuestra que no son clubes, pueden funcionar después de la 1:00 a.m., propició desde hace cerca de dos años, que se aumentara el riesgo de un buen número de bogotanos que se movilizaban, en la mayoría de los casos embriagados, entre los establecimientos que cerraban a la 1:00 a.m. y los que de manera irresponsable violaban la norma con horarios extendidos.

Con la ampliación del horario hasta las 3 a.m., desde el 6 de agosto de 2002, los bogotanos podrán permanecer en los establecimientos donde inicien la rumba, sin necesidad de trasladarse a otros sitios, ya que lo único que lograrían sería ponerse en riesgo durante el traslado, pagar el ingreso o consumo mínimo a otro establecimiento, disfrutar la rumba media hora más y estimular la ilegalidad y la irresponsabilidad de esos establecimientos.

Y tercero, según las cifras del Observatorio de Violencia y Delincuencia de Bogotá, desde hace cerca de dos años, la tendencia de reducción de los homicidios comunes y las muertes en accidentes se mantienen estables, en especial en el horario de la noche y de la madrugada. De acuerdo con esto, se esperaría que con el aumento del horario no se modificara esta tendencia. Antes más bien se puede mejorar si se tiene en cuenta que los famosos "After Party" y los mal llamados clubes, que aumentaron los riesgos de los ciudadanos, tenderán a disminuir.

La decisión está tomada y les corresponde a los ciudadanos y dueños de establecimientos nocturnos comportarse de manera responsable ante la ciudad y sus autoridades. Los dueños de establecimientos, entre muchas cosas, deben comprometerse a cerrar a las 3 de la mañana o antes, insonorizar los locales para no perturbar la tranquilidad de los vecinos, reforzar las medidas de seguridad internas y externas, contratar servicio de taxi para sus clientes, atender bien a los clientes con pasantes, hidratantes, ofrecer bebidas sin alcohol, eliminar el consumo mínimo, respetar las normas de espacio público frente a sus negocios y no dejar ingresar ni vender licor a menores de edad.

En el caso de los ciudadanos, éstos deben no consumir licor si van a manejar, asistir a sitios en los que los atiendan bien y les garanticen su seguridad, no llevar armas y colgar los guantes, ir en grupos de amigos que faciliten el autocuidado y la elección del conductor elegido, evitar transitar por lugares desconocidos y poco iluminados y sobre todo gozar la rumba sanamente.

En el caso de las autoridades, antes que cuidar que los establecimientos cierren a las 3:00 a.m., se dedicarán a reforzar las medidas de seguridad de los ciudadanos en la calle, que no se perturbe la tranquilidad y descanso de los vecinos y a controlar los conductores embriagados o que exceden la velocidad.

Finalmente, los ciudadanos y propietarios de establecimientos nocturnos tienen la palabra. En la administración creemos que se ha llegado a la mayoría de edad y que por encima de cualquier consideración, prevalecerá la responsabilidad individual y colectiva para reafirmar a Bogotá como una ciudad competitiva y en permanente mejoría.

Si los esfuerzos de las autoridades y la confianza depositada en los ciudadanos, dueños de establecimientos nocturnos y demás usuarios de la rumba nocturna no tiene buenos resultados y las lesiones y muertes violentas se incrementan, la administración tendrá que pensar en medidas más estrictas para los ciudadanos que se comporten como menores de edad.

* Subsecretario de Seguridad y Convivencia de Bogotá