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Leer, leer, leer

La edición 32 de la Feria del Libro de Bogotá nos brinda nuevamente la oportunidad de reconciliarnos con la lectura, con nuestra historia, y con nuestra cultura

Camilo Granada, Camilo Granada
23 de abril de 2019

En estos tiempos de bombardeo incesante de contenidos digitales virales, en la era de YouTube, Twitter, Instagram, Facebook, Netflix y tantas otras plataformas que pretenden capturar nuestra atención por unos cuantos segundos, celebrar y promover el hábito de la lectura es justo y necesario.

 Como muchos de mi generación, crecí en un mundo en el que leer era parte esencial del conocimiento, por supuesto, pero también del esparcimiento, la evasión y la diversión. Me crié de la mano de Emilio Salgari, Julio Verne, Arthur Conan Doyle, Dickens, Mark Twain. Descubrí la adolescencia con Mario Vargas Llosa, García Márquez, Camilo José Cela, Jorge Isaacs y los grandes novelistas rusos como Tolstoi. La lectura me formó y me abrió las puertas del mundo en una época en la que el mundo parecía ancho y ajeno como decía Ciro Alegría. Son muchos los autores de ficción, filosofía, humor, historia y ciencia con quienes tengo una inmensa deuda de gratitud. Nada más cierto que aquel aforismo de que “no hay mejor compañía que un libro y no hay mejor libro que uno compartido en buena compañía”.

 Colombia lee poco y es un imperativo –hoy más que nunca—que los colombianos leamos más. Pero es de necesario reconocer que hemos avanzado. El año pasado el DANE realizó una encuesta de lectura a nivel nacional que mostró que el colombiano promedio lee 5.1 libros al año, cifra baja pero en aumento. También creció el número de personas que señalaban haber asistido a una biblioteca recientemente. Y si bien el formato impreso tradicional es el dominante, el 70% de los encuestados afirmaba recurrir a plataformas digitales para leer. Justo es reconocer la exitosa labor de la ministra Mariana Garcés, quien durante 8 años hizo de la promoción de la lectura una prioridad de la cartera de cultura.

 Pero debemos hacer más para seguir conectándonos con el mundo de las letras. Tenemos grandes talentos y grandes plumas, en todos los géneros literarios, para todas las edades y todos los gustos e inclinaciones. Tenemos así mismo ensayistas, historiadores, analistas extraordinarios. Es claro que la lectura abre la mente y nos ayuda a comprender mejor el mundo en el que vivimos y a reconocer nuestra humanidad, en la vida de héroes y personajes reales o imaginarios. Es una forma rentable e inteligente de invertir nuestro tiempo y nuestra atención, tan asediados y tan limitados.

 Por eso debemos estar orgullosos y agradecidos con el trabajo que cada año realizan el sector privado y los gobiernos nacional y distrital para ofrecernos un verdadero festín de ideas, cultura, entretenimiento y diversión a través de la Feria del Libro.

 Colombia fue escogida como el país invitado de honor de la Feria del Libro de Bogotá de este año. Aun cuando muchos han hecho mofa de esa decisión, es una gran oportunidad para que los colombianos conozcamos y reconozcamos la riqueza y la importancia de nuestra literatura.

 También, y con motivo del bicentenario, es la ocasión para reconciliarnos con la historia de Colombia como nación independiente, más allá de los recuerdos vagos de épocas escolares que conservamos, memorias frágiles y fragmentadas. Y como lo propone la feria, conocer nuestro pasado nos debe permitir construir una visión compartida de futuro nacional.

 Serán doce días llenos de exposiciones, conversatorios, conferencias, entrevistas en los que podremos conocer de primera mano a más de 400 autores, 250 nacionales y 170 extranjeros y dejarnos seducir por su magia, su inteligencia, su imaginación. Habrá música, cocina, cine y sus vínculos con la literatura. Mención especial merece el papel protagónico otorgado en esta edición a la mujer como escritora y protagonista (tantas veces subvalorada) de nuestra historia, nuestra sociedad y nuestra cultura.

 Los invito a que aprovechen esta ventana abierta y asistan a la Feria del Libro. Y más importante aún, los invito a que lean, lean lo que quieran (incluso esta columna…), pero lean.