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¿Dónde está el presidente?

Hay una sensación de desgobierno en el país, pareciera que el presidente Iván Duque está escondido, o al menos no quiere exponerse públicamente. Siete hechos muestran esta situación.

Ariel Ávila
3 de abril de 2019

Hay una sensación de desgobierno en el país, pareciera que el presidente Iván Duque está escondido, o al menos no quiere exponerse públicamente. Siete hechos muestran esta situación. Por un lado, no hay un proyecto político claro de la administración Duque, no hay un norte o ruta trazada. Hay muchos hechos de tipo político que buscan mejorarle la imagen al presidente, pero nada más que eso. El tema Venezuela, o la guerra con el ELN o las objeciones a la JEP, no son un norte, son coyunturas. De hecho, el presidente se ha intentado montar en varios proyectos de país, y todos han salido mal. Por ejemplo, se intentó montar en el bus de la anticorrupción e incumplió todos los acuerdos con la bancada que buscaba varias reformas legislativas. Luego, se montó en el tema de la economía naranja y hoy cerca del 90 por ciento de los colombianos no saben qué significa eso. Las objeciones a la JEP, en lugar de unir al país, lo volvieron a dividir, y lo que sí logró Duque es unir nuevamente al Sí y la bancada de apoyo a la paz, dejándolo en aprietos para obtener mayorías en el Congreso.

En segundo lugar, no ha tenido ninguna estrategia de diálogo social. Con la protesta de los estudiantes cometió error, tras error, tras error. Por ejemplo, en medio de la protesta se reunió con los rectores de las universidades, firmó unos acuerdos y desconoció los estudiantes. Luego de eso, la protesta estudiantil se radicalizó y fortaleció. A final, el presidente cedió y los estudiantes ganaron el pulso. Ahora con la minga Indígena pasó lo mismo, durante meses estaba avisado de la protesta, no hizo nada y se dejó encerrar en la lógica de “punto de honor”, donde si cede en su condición para reunirse con los indígenas nuevamente fracasará y le medirán el aceite.

En tercer lugar, no ha logrado ningún tipo de gobernabilidad en el Congreso de la República, lo cual no solo se debe al cuento de que no reparte mermelada. Lo cierto es que ha sido el único Gobierno que le entregó la reforma tributaria o Ley de Financiamiento al Congreso y obviamente se la destrozaron. En materia del Plan de Desarrollo, no ha tenido unas mayorías claras, actualmente hay más de 2.000 proposiciones de modificación y ha venido reculando en muchos de sus artículos. Ahora con las objeciones a la JEP, algo abiertamente inconstitucional o mejor, ilegal, provocó que los partidos de la paz se unieran.

También está el tema Venezuela, donde Colombia no solo no tenía plan B, sino que sobre todo se dejó llevar en un gancho ciego que ahora tiene al país en una encrucijada inmensa. En fin, la política exterior ha resultado un gran fiasco. Se habla de enviar soldados externos a Colombia y lo único que atina a decir el canciller colombiano es que él regaló una libreta a un asesor de seguridad. Tal vez al presidente Duque las palabras soberanía nacional y dignidad, se le olvidaron. La política exterior es totalmente errática.

En quinto lugar, su receta para manejar los problemas del país es como una película repetida. A las marchas, las sataniza de estar infiltradas por terroristas, en su política de defensa y seguridad, aunque cuenta con un buen diagnóstico, las respuestas son las misma que utilizó el expresidente Uribe entre 2002 y 2010. Solo le debo decir al presidente que la mejor forma de perder una guerra es utilizar la estrategia victoriosa de la última guerra que se ganó.

En sexto lugar, el presidente Duque dice una cosa y hace otra. A la comunidad Internacional, en sus múltiples viajes, les prometió implementar el acuerdo de paz. A sus bases radicales, destruirlo y al final hace lo que hacía el expresidente Turbay, de quien el papá del presidente era uno de sus principales líderes: darle a cada cual un pedacito e intentar tener a todo el mundo contento. Ahora, como consecuencia está sin capital político.

Por último, el presidente Duque y su Gobierno parece que gobiernan con criterio ideológico y no con criterio de Estado. No sé muy bien qué sector esté ganado el pulso en su Gobierno, si el radical o el moderado, pero lo cierto es que Duque no está gobernando. 

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