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Una decisión costosa

Pese a los llamados de un sector de su partido, Gustavo Petro definió su apoyo a la candidatura de Hollman Morris a la Alcaldía de Bogotá. ¿Cuánto le va a costar esa decisión al excandidato presidencial?

Lucas Pombo
1 de agosto de 2019

La decisión de Gustavo Petro de apoyar la candidatura de Hollman Morris a la Alcaldía de Bogotá, pese al llamado de un sector de su movimiento político a que no lo hiciera por la denuncia en su contra por violencia intrafamiliar, está generando grietas en una fuerza hasta ahora monolítica que demostró ser una opción real de poder en las pasadas elecciones presidenciales. De nada sirvieron las declaraciones públicas de Ángela María Robledo, María Mercedes Maldonado y otros militantes de Colombia Humana; contra viento y marea, el excandidato presidencial decidió jugarse sus fichas con Morris. Sólo el tiempo dirá qué tan costosa fue esa decisión.

Las razones de Petro para justificar ese apoyo, a pesar de los graves señalamientos contra el concejal, son claras: "hay un proceso de separación de mutuo acuerdo" y "no se puede decir que Hollman cometió delito". Las dos cosas son ciertas; sin embargo, no se puede omitir el hecho de que hoy hay una denuncia en la Fiscalía, interpuesta por la exesposa del candidato. Mientras las autoridades resuelven las acusaciones, apoyar a Morris envía un mensaje que contradice la política de Colombia Humana de cero tolerancia con la violencia contra la mujer; una "cachetada a las víctimas", calificó la periodista de La W, Johana Fuentes esa decisión. Todo esto no quiere decir que se tenga que violar la presunción de inocencia. Morris es inocente hasta que un juez diga lo contrario, pero en política los mensajes son fundamentales y este no parece ser el momento de una candidatura del concejal.

El daño colateral más importante derivado de la decisión del senador Petro fue la renuncia de María Mercedes Maldonado del proyecto político de Colombia Humana. La ex secretaria de hábitat hacía parte del primer anillo del exalcalde y su perfil técnico servía como uno de los polos a tierra del proyecto político que llegó a la segunda vuelta en las últimas elecciones. Esa deserción se suma a la negativa de la número dos de Colombia Humana, Ángela María Robledo, de apoyar la campaña a la Alcaldía de su movimiento, limitándose a impulsar a los candidatos al Concejo Distrital. Un precio alto a pagar por el apoyo a un candidato.

Los inamovibles programáticos de Petro no son una sorpresa. Desde el inicio de la campaña, el senador ha dicho que solo apoyará la candidatura de quien se comprometa a impulsar una agenda para enfrentar el cambio climático, a fortalecer la Universidad Distrital para que pueda recibir a 250 mil estudiantes (hoy tiene menos de 30 mil) y, sobre todas las cosas, que impulse, a toda costa, la construcción de un metro subterráneo. Ese último punto se volvió en el factor definitivo en el distanciamiento entre el excandidato presidencial y la campaña de Claudia López. "La política es una lucha", ha dicho Petro para no aceptar una posición distinta al compromiso expreso con el proyecto de infraestructura que él promovió durante su administración y que hoy solo apoya irrestrictamente el concejal Morris.

La fuerza política de Gustavo Petro en Bogotá es innegable. Desde el surgimiento de la Bogotá Humana durante su alcaldía y hasta hoy, la Capital se ha vuelto el epicentro de su movimiento político. En las elecciones de octubre, el excandidato se volverá a hacer contar, esta vez teniendo como contrincante a Claudia López quien, junto a Sergio Fajardo, logró la más alta votación de la primera vuelta presidencial en Bogotá. Este no es un tema menor, teniendo en cuenta que el 27 de octubre se dará el primer banderazo de la campaña del  2022, en las que seguramente Petro volverá a participar. Solo en las urnas veremos cuánto costó la apuesta de Colombia Humana de jugársela con Hollman Morris, contra viento y marea.

 

 

 

 

 

 

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