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EL LLOREDAZO

Semana
28 de junio de 1999

Como todo el mundo, lamento la salida de ese gran ministro que fue Rodrigo Lloreda, y que
el gobierno ya no cuente con sus luces en los difíciles días que le esperan al proceso de paz. Pero creo, a
riesgo de quedar colocada en contra de lo que sugieren los resultados de todas las encuestas de opinión,
que los episodios provocados por la renuncia del Ministro constituyeron un round que ganó de principio a fin el
Presidente de la República. Esa es la conclusión no obvia de los acontecimientos. Porque el facilismo tiene a
gran parte del país pensando todo lo contrario: que Andrés Pastrana metió la pata, que quedó en evidencia su
falta de liderazgo, que estuvimos ad portas de un golpe de Estado, que la pelea de Lloreda era con Víctor
G., que el gobierno carece de capacidad de coordinación, que los hechos fortalecen la posición
negociadora de las Farc pues ahora el enfrentamiento es entre un Estado dividido y una guerrilla unida, y que
el ministro Rodrigo Lloreda se fue porque el Presidente no le pasó al teléfono. Comencemos por desbaratar
esta última afirmación: el Presidente no le pasó al teléfono a Rodrigo Lloreda para que éste entendiera que
tenía que renunciar. Y tenía que renunciar, porque los desacuerdos expresados públicamente por el
Ministro de Defensa, cuando precisamente Colombia era anfitriona de varios presidentes latinoamericanos,
habían pasado la raya que separa un simple desacuerdo conceptual dentro del gobierno, que los hay
todos los días, de un auténtico acto de insubordinación contra la conducción del proceso de paz por parte
del Presidente de la República.Lo que de allí en adelante se desencadenó y la forma como el Presidente
manejó los hechos desbaratan las demás afirmaciones enumeradas. En últimas, quedó demostrado que
Andrés Pastrana, frente a la peor crisis que ha tenido que enfrentar desde su posesión, que arrancó con la
renuncia de cuatro generales y que en pocos minutos se convirtió en la de casi 120 altos oficiales, supo
mandar y restablecer el orden, en el breve lapso de tres horas, alrededor de su decisión inquebrantable de
continuar buscando la forma de hacer la paz con la subversión. No se tiene Presidente para que las crisis no
ocurran _porque a veces ellas son inevitables_, sino para que sepa resolverlas.¿Que los hechos evidenciaron la
división del Estado? Todo lo contrario: provocar la salida de un ministro que se rebela contra una decisión
presidencial es la forma, precisamente, de evitar que se produzca una división del Estado. Porque lo que
diplomáticamente en todo momento se llamó "un enfrentamiento entre el ministro Lloreda y el alto
comisionado Ricardo" fue más bien un desafío a las políticas de Pastrana, que éste demostró que estaba
dispuesto a defender hasta el fin, sin admitir escisiones en el seno de su equipo de inmediatos
colaboradores.Prueba de tan claro argumento es que a Pastrana no le tembló la mano a la hora de sacrificar
a Rodrigo Lloreda, que no es ningún Parmenio Cuéllar. Por el contrario, se trata de un hombre de quilates,
de un ex candidato presidencial y de un ex canciller, de un Ministro de Defensa que venía recogiendo
los comentarios de mayor admiración por parte de la sociedad, y de un hombre de gran jerarquía dentro del
conservatismo, el partido del propio Presidente. Para sacrificar a un hombre tan costoso se necesita a un
Presidente en pleno uso de su liderazgo.¿Que quedó en evidencia que el Presidente no sabe bien hacia dónde
va en materia de paz? Todo lo contrario. Tan lo sabe, que reaccionó rápidamente cuando uno de sus ministros
se le salió del libreto al atreverse a cuestionar la dirección del proceso.¿Que estuvimos ad portas de un golpe
de Estado? Nunca hemos estado más lejos. Unos generales que renuncian son lo menos parecido posible
a unos generales golpistas. Que además, aprovecharon el episodio para reiterar su vocación democrática,
para reconfirmar su apoyo al proceso de paz y para pedirle al Presidente de la República que en el futuro
cuente más con ellos y los tenga más cerca que en el pasado, cosa que Pastrana no deberá dudar en
hacer.¿Que ha quedado debilitada la posición del gobierno frente a las Farc? Por el contrario. La
demostración de carácter del Presidente de la República, a la hora de imponer sus decisiones en materia del
proceso de paz, debe indicarles a las Farc cuál es el patrón de seriedad con que el gobierno viene
actuando; aumentarles la confianza en la decisión y en la capacidad del hombre que lo está conduciendo, y
quizá mostrarles un ejemplo de la forma como el alto mando de las Farc deberá también actuar a la hora en la
que se produzcan desacuerdos de fondo y actos de insurrección en el seno de sus propias fuerzas. Puede,
para referirnos a las críticas que más frecuentemente se le hacen, que Andrés Pastrana no pase al teléfono.
Puede que sea muy joven. Puede que viaje mucho. Puede que sea arrogante y vanidoso. Pero su
comportamiento frente a los hechos de la semana pasada ha demostrado que Pastrana está resultando
mejor Presidente que candidato. nEn últimas, quedó demostrado que Andrés Pastrana, frente a la peor crisis
de su gobierno, supo mandar y restablecer el orden en tres horas