Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

El Presente de las Zonas Futuro

En este Gobierno empaquetaron lo heredado del Gobierno Santos con lo nuevo, para crear el programa Zonas Futuro, un “combo” que tiene varias cosas positivas.

Daniel Mauricio Rico, Daniel Mauricio Rico
10 de agosto de 2020

El problema no ha cambiado, sigue siendo el crecimiento de la producción de cocaína, la descoordinación entre las operaciones militares y los programas de desarrollo, la falta de bienes públicos y la incapacidad centralista para construirlos lejos de las ciudades. A las dificultades de siempre, se le suman los avivatos e intermediarios de chaleco azul, que se quedan con más plata que los campesinos y una visión de corto plazo que prioriza a cualquier costo reducir las hectáreas de coca. Recién elegido Ivan Duque, se comprometió a reducir en un 70% los cultivos de coca en cuatro años, a la solución de todos estos acertijos, la bautizó como Zonas Futuro.  

Yo comencé a estudiar los temas de coca y desarrollo rural cuando Uribe Velez no se había reelegido. Por esa época, el presupuesto era más holgado gracias al Plan Colombia y el impuesto al patrimonio, recién llegados los de esa administración, liquidaron el Planté de Pastrana y montaron su propio programa, el CCAI (la A y la I eran de acción integral, las dos ces no me acuerdo). El programa fue un barril sin fondo y estuvo cooptado en algunas regiones por el paramilitarismo. En su segundo periodo nació el PCIM (la C por Consolidación, la I repite y la M de Macarena), que fue un programa más focalizado, que contrario al anterior y los posteriores, funcionó bastante bien.

Con Santos en el poder, el PCIM se volvió la UACT (el uso de la C se repite, y la T de territorio, significó que paso de 6 a 72 municipios), empezó bien pero terminó siendo inmanejable en tamaño e interés políticos. Para el segundo periodo, crearon una consejería en Bogotá, y en paralelo desde La Habana se acordó el punto cuatro del acuerdo de paz, que tenía como modelo el PCIM (del segundo Gobierno de Uribe). La nueva solución se llamó PNIS (La I de integral como siempre, la N de Nacional daba la ilusión que iba en serio y la S de sustitución mostraba una clara orientación antinarcóticos).

El principal problema del PNIS fue el fuego amigo. Al Consejero y al Ministro que nombró Santos para implementarlo, no les gustó lo pactado en La Habana. Firmada la paz, se dedicaron a hacer trizas el acuerdo en lo relacionado con la sustitución de coca y el desarrollo con enfoque territorial, le mintieron al Presidente (de lo que fui testigo), le mostraron cifras falsas a la prensa (lo que he denunciado), se pelearon con los negociadores de paz, con la embajada de EE.UU., con las comunidades y con cualquiera que les pidiera cuentas. Malgastaron un billón de pesos en calcar la red de solidaridad de los tiempos de Ernesto Samper cuando intentaba sobrevivir al ocho mil, regalándole plata en efectivo a todo el que se dejara. Eso recibió el Gobierno Duque hace dos años, caos administrativo, desconfianza de las comunidades e informes chimbos con el logo de Naciones Unidas.

En este Gobierno empaquetaron lo heredado del Gobierno Santos con lo nuevo, para crear el programa Zonas Futuro, un “combo” que tiene varias cosas positivas: es sólido técnicamente, tiene un enfoque territorial a nivel de veredas, integra el componente militar de una manera clara y priorizaba la intervenciones en las zonas más complejas y no solo las manzanas bajitas.

Los arquitectos de las Zonas Futuro, han sido el consejero Rafael Guarin y su equipo de asesores. A quienes se les debe reconocer su experiencia y claridad en la lectura de los territorios, eso sí, no la tuvieron fácil porque desde el interior del Centro Democrático querían desvincular a cualquier contratista con pasado santista. Este domingo, en la columna que en El Tiempo les dan a los funcionarios públicos para aplaudirse, el consejero Guarín hizo un balance de las Zonas Futuro, de su lectura quedan al menos dos conclusiones.

La primera, es que pasaron dos años y no han arrancado nada en serio, siguen en protocolos y procesos de planeación, con fervor informan que el Consejo de Seguridad dio su reciente aprobación a la bitácora de las zonas futuro que son los PEII (la P de planes, la E de especiales y como es costumbre, una de las ies es de integral). Esto sería una buena noticia si estuviéramos en el 2018 o en los primeros meses del 2019, pero a estas alturas y con las actuales circunstancias, solo señala la verdad de fondo, muy poco de las Zonas Futuro lograra ser implementado por este Gobierno.

La segunda conclusión, es el énfasis en los principios y no en los medios para lograrlo construir las Zonas Futuro. El Consejero en su nota de prensa, no advierte de la micro escala presupuestal y geográfica de las zonas futuro, la verdad es que son cinco islitas (muy bien pensadas) en medio del mar de coca. Tampoco habla de las comunidades como actores del cambio, sino como beneficiarios pasivos, en este proceso que lleva dos años, han sido testigos de piedra. No se explica cómo o cuando esperan fortalecer la institucionalidad local, ni porque quedaron las Zonas Futuro a cargo de una oficina pequeñita en el DPS y no en una entidad más robusta como la ART (Agencia de Renovación del Territorio), que vienen funcionando bien desde el Gobierno anterior.  

El presente de las Zonas Futuro es fácil de resumir: sobrados en planeación y rajados en ejecución.

 

***

Anticipo: La Fiscalía de Francisco Barbosa está haciendo todo lo posible, para que no sea posible extraditar a Salvatore Mancuso de regreso a Colombia. El próximo 26 de agosto el ex capo, se instalara para siempre en la Italia de sus ancestros y muchos capítulos del paramilitarismo seguirán enterrados. No es negligencia es conveniencia.

Noticias Destacadas