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Encuestas de ensueño

Los medios de comunicación, buscando interactividad con sus audiencias digitales o por no saber qué más hacer, se han pegado de preguntas que no llevan a ningún lado, en vez de promover veedurías ciudadanas más fuertes, dar contexto y profundizar.

Poly Martínez, Poly Martínez
24 de octubre de 2019

Otra vez el debate de las encuestas electorales. Las nuevas firmas, las aparecidas o las clásicas se disputan un mercado y la credibilidad del oficio cuando se arma un escándalo mediático sobre confiabilidad, posible manipulación, duda por la financiación, relevancia o representatividad de la muestra, entre otras suspicacias. Mientras tanto, los candidatos le sacan el cuerpo al tema -porque todos las usan- diciendo que el domingo se hará la verdadera encuesta en las urnas.   

Sin embargo, lo increíble es cómo los medios de comunicación no se despelucan a la hora de hacer esas pequeñas encuestas, sondeos o termómetros para tratar de enganchar a sus audiencias. Las preguntas se mueven entre el relleno derivado de la actualidad, las preguntas flojas y aquellas parcializadas, pero todas con respuestas que en últimas no sirven para nada. ¿O es que se ha resuelto algún tema del país con esa modalidad de preguntar por preguntar? Las audiencias, tratando de escapar del tedio y aportar su voz, caen una y otra vez en ese juego mediático, económico y político.

Veamos los noticieros. ¿Cree usted que después del fracaso del ministro de ___ ante el Congreso debería renunciar? ¿Considera usted que el MinSalud está o no despenalizando el aborto con la reglamentación que prepara? ¿En su opinión, Nairo ha debido permanecer en el Movistar? Si o No, envíe su respuesta y mañana les contaremos el resultado. Todo resultado es para mañana, se olvida; nada para dar respuesta y responder hoy

Si un televidente vota (que no son millones) que el ministro equis debe renunciar o que el MinSalud no está despenalizando el aborto, o que Nairo debería jugar en la Selección Colombia, ¿qué? ¿Esas respuestas para qué sirven, fuera de entretener? ¿Hay un seguimiento, realmente se procesa ese sondeo a la ciudadanía para informar mejor?

Los medios de comunicación, buscando interactividad con sus audiencias digitales o por no saber qué más hacer, se han pegado de preguntas que no llevan a ningún lado, en vez de promover veedurías ciudadanas más fuertes, dar contexto y profundizar o simplemente  hacer el trabajo de ir, averiguar qué pasa realmente y confrontar con preguntas claras e investigadas a los dueños de los poderes locales o nacionales. A preguntas tontas, respuestas inútiles; eso no es formar ciudadanía, es entretenerla.

Oigamos otra versión de lo mismo, en dial electoral: ¿cómo debe ser el alcalde o alcaldesa de ensueño para su ciudad?  Y cada cual escribe interactivamente la carta adelantada al niño dios o la recita al teléfono... ¿Pero esa es la candidata o el candidato que saldrá elegido? ¿Conoce el entusiasta diseñador de alcalde, como quien diseña sonrisas, el programa de gobierno y las reales posibilidades de hacerlo realidad? ¿La alcaldesa de ensueño tiene patrocinio de los barones electorales o trae propuestas concretas, innovadoras y viables para su ciudad? 

Al final, como los mismos políticos de siempre, los medios y redes generan falsas expectativas. Algo así como qué haría si se gana el Baloto de un buen alcalde o alcaldesa.

El juego de los sondeos se pasea por todos lados y toca todos los temas, manoseando a la audiencia y haciendo un “democrático” juego con las instituciones. ¿Cree usted que el expresidente Uribe es: 1. Culpable, 2. Inocente.  Y se despacha todo el mundo energúmeno y la verdad es que no se trata de actos de fe, sino de justicia. Ese tipo de encuestas de noticiero alimentan el mismo esquema de inoperancia de la justicia que tanto cuestionan en los titulares. Porque, ¿y qué si la mayoría lo juzga culpable o lo endiosa como inocente? Es generar un estado de opinión, no es justicia. Y crear falsas expectativas.

La información a punta de creencias, como parte de la relación de los medios con la ciudadanía, es incorrecta. Prolonga el estado de desinstitucionalización y desinformación; promueve la salida fácil y estimula el trueque de análisis por emotividad. Eso hace daño porque da igual si usted cree que el bebé que espera algún talento de tv es niña o niño a si cree que la Corte Suprema debe desaparecer o que la DT de la Selección debe ser Shakira. Todo preguntado con el mismo rasero y sin propósito real. 

Al final, nadie se hace cargo ni responsable; ningún mandatario de ensueño rinde cuentas y caemos en lo mismo, sin exigir resultados porque estamos embelesados esperando al otro lado de la línea a que nos den un turno al aire y no nos cuelguen, aunque tengamos la soga al cuello.

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