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Golpe moral a Bucaramanga

La intromisión del hijo del alcalde de Bucaramanga en uno de los más grandes contratos de la ciudad se convirtió en un inesperado golpe moral para la sociedad santandereana, cuyas consecuencias están por verse y marcarán el arranque del 2018.

Yesid Lancheros, Yesid Lancheros
26 de diciembre de 2017

Todos recordamos que, en octubre del 2015, los habitantes de la capital de Santander escogieron a Rodolfo Hernández, con casi 80.000 votos, para que le pusiera fin a una corrupción que por años se dedicó a un sistemático saqueo del erario.

Exalcaldes como Fernando Vargas, Héctor Moreno Galvis y Luis Francisco Bohórquez (recientemente enviado a la cárcel) terminaron en líos con la justicia, por toda clase de irregularidades.

Ahora, en el gobierno de la "lógica, ética y estética" se ha conocido públicamente que Luis Carlos Hernández, uno de los cuatro hijos del Alcalde, firmó un acuerdo para sacarle una tajada de 100 millones de dólares (unos 300.000 millones de pesos) al contrato que se suscribiría entre la Empresa de Aseo de Bucaramanga y la compañía Vitalogic RSU.

Dicha concesión a 30 años se iba a adjudicar de forma directa, hacia agosto de este año, pero nunca se concretó por advertencias de la Procuraduría sobre los riesgos para las finanzas de la ciudad. Como tal, se contemplaba la construcción de una moderna planta para transformar en energía los residuos sólidos que diariamente llegan a El Carrasco.

La divulgación del llamado acuerdo de corretaje, con la firma del hijo del Alcalde y que incluso se autenticó en una notaría, ha caído como un verdadero baldado de agua fría en Bucaramanga y ha abierto toda clase de interrogantes sobre hasta dónde llegó la mano de Luis Carlos en los contratos del gobierno municipal. ¿Qué más falta por conocer?

Rodolfo Hernández, ingeniero civil de profesión y constructor exitoso con su firma HG, saltó de la empresa privada a dirigir los destinos de una de las principales ciudades del país, con un presupuesto de casi un billón de pesos, por su propuesta de lucha sin cuartel contra la corrupción. Su discurso caló en una ciudad pujante, con buenos indicadores sociales y educativos, pero hastiada de los ladrones de siempre. En el último año y medio, de hecho, el Alcalde ha salido muy bien calificado en todas las encuestas, entre otras razones, por una sólida confianza de sus electores en esa batalla contra los delincuentes de cuello blanco.

Por esa razón, más que cualquier cosa, los bumangueses esperan de él lo que prometió durante la campaña: barrer con la corrupción en todas las oficinas de la Alcaldía de Bucaramanga. Pero hoy, cuando la firma de su hijo Luis Carlos aparece en un documento para cobrar coimas a partir de los contratos de la ciudad, todo resulta alarmante y muy preocupante.

Desde que estalló el escándalo, el hijo del Alcalde ha guardado silencio, pero el tiempo corre en su contra y la sociedad santandereana amerita y le exige una explicación de todo lo ocurrido. El mandatario, por su parte, está en vacaciones de fin de año. En las declaraciones que ha dado hasta ahora, pidió perdón y admitió que "la corrupción tocó el timbre de su casa". Además, calificó a su hijo de "bruto e ingenuo". "No sé qué estaba haciendo mi hijo cuando se puso a firmar eso", le dijo a Vanguardia Liberal.

Al regreso de la temporada de fin de año, el Alcalde deberá dar respuesta a todas las dudas que han surgido en los últimos días, y más luego de que el abogado Carlos Arturo Rojas planteara que el fracasado contrato de Vitalogic RSU es apenas uno de tantos donde habría, presuntamente, toda clase de irregularidades y cobros de comisiones. El alcalde Hernández, por su parte, ha dicho que ese abogado intentó chantajearlo, con burocracia en el gobierno.

El tema ya está en manos de la Procuraduría, a quien le corresponde acelerar de forma inmediata todas las investigaciones. Ha llamado mucho la atención que uno de los que aparece firmando el acuerdo de corretaje, Luis Andelfo Trujillo Rodríguez, fue quien puso esta denuncia, que también compromete a Jorge Hernán Alarcón Ayala, asesor de la Empresa de Aseo de Bucaramanga, y a Carlos Gutiérrez, que presuntamente actuaba a nombre de Vitalogic RSU.

Resultaría muy perjudicial que el gobierno de la "lógica, ética y estética", donde miles de ciudadanos depositaron su confianza para acabar con la corrupción de tantos años, terminara en las mismas prácticas de aquel oscuro pasado. En últimas, será la justicia la que investigará y castigará a los responsables de lo que hasta ahora se ha conocido. Sin embargo, y por lo menos, los habitantes de Bucaramanga ya sufrieron un golpe moral por cuenta de toda esta historia.

*Director informativo Canal Capital
@YesidLancheros

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