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Hacinamiento carcelario no se justifica

Buena parte de la congestión carcelaria se debe a la morosidad y corrupción de la justicia; son muchos los inocentes que se encuentran tras las rejas esperando ser llamados a juicio; la mayoría de las veces, después de meses o años, son dejados en libertad por vencimiento de términos sin haberse rehabilitado.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
18 de mayo de 2018

Por esta columna nos hemos referido varias veces al hacinamiento que se padece en casi todas las cárceles del país, proponiendo como solución: el plan padrino de descongestión carcelaria.

La morosidad de la justicia, la corrupción de la misma, las falsas imputaciones, el cartel de los testigos falsos; entre otros, son las principales causas del hacinamiento carcelario.   

Hace falta un diagnóstico social penitenciario para darnos cuenta cuántos internos están viviendo en condiciones tan infrahumanas, toda vez que su situación actual riñe con los más elementales principios de protección a los derechos humanos.

La justicia debe ser pronta y cumplida, los internos que después de un proceso justo resulten responsables, es obligación del Estado proporcionarles las más mínimas condiciones de dignidad para el pago de sus condenas.  

Los delitos callejeros como el atraco a mano armada, robo de celulares, el fleteo, entre otros, no podrían formar parte del programa del plan padrinos de descongestión carcelaria, puesto que quienes los cometen son realmente un peligro para la sociedad.

No se trata de sacar delincuentes a la calle para que continúen con sus fechorías, sino, dar oportunidad a quienes han delinquido en menor grado y por primera vez, que analizadas las circunstancias de modo tiempo y lugar, merecen una nueva oportunidad, apadrinados por familiar o persona honorable, que les sirva de garante, mientras terminan de pagar su condena en los sitios de trabajo, sin necesidad de: detención domiciliaria, grilletes o libertad extramuros. 

El plan padrino de descongestión carcelaria servirá para generar conciencia ciudadana de las familias con uno de sus miembros encarcelados por delitos menores; para que asuman con los jueces de causa, la misma Fiscalía y derechos humanos, las responsabilidades que les corresponde en la rehabilitación y resocialización de sus parientes, que por algún error en sus vidas caen bajo la jurisdicción de la justicia.

Esta propuesta que ha sido evaluada y consultada con respetables penalistas, -que la consideran viable desde todo punto de vista-, lograría descongestionar los establecimientos carcelarios en más de un 30 por ciento.

Lo primero que tenemos que decir y lo repetimos es que en buena parte la congestión carcelaria se debe a la morosidad y corrupción de la justicia; son muchos los inocentes que se encuentran tras las rejas, esperando ser llamados a juicio; la mayoría de las veces, después de meses o años son dejados en libertad por vencimiento de términos, sin haberse rehabilitado.

urielos@telmex.net.co

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