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El vallenato en los Andes

El vallenato inició su ascenso a los Andes con las primeras composiciones en ser grabadas, a principios de los cuarenta, como la del tándem de Guillermo Buitrago y Abel Antonio Villa, uno interpretando la guitarra y el otro su acordeón.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
22 de abril de 2018

El vallenato inició su ascenso a los Andes con las primeras composiciones en ser grabadas, a principios de los cuarenta, como la del tándem de Guillermo Buitrago y Abel Antonio Villa, uno interpretando la guitarra y el otro su acordeón.

Buitrago murió a los 29 años, en 1949, un año después de que esta música comenzará a ser difundida desde las letras. Uno de los primeros en hacerlo fue Gabriel García Márquez en un texto publicado en su columna ´Punto y aparte´ en El Universal, el 22 de mayo de 1948, apenas un mes después de regresar a Cartagena huyendo de la violencia que en Bogotá marcó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

Ese texto comienza con su ya famosa frase “No sé qué tiene el acordeón de comunicativo que cuando lo oímos se nos arruga el sentimiento”. Y sigue: “Perdone usted, señor lector, este principio de greguería. No me era posible comenzar en otra forma una nota que podría llevar el manoseado título de “Vida y pasión de un instrumento musical”. Yo, personalmente, le haría levantar una estatua a ese fuelle nostálgico, amargamente humano, que tiene tanto de animal triste”.

Gabo no usa el apellido vallenato en este artículo sobre la música de acordeones, “un instrumento proletario al que en Argentina quisieron darle categoría de salón”. Tampoco lo hace Belisario Betancur dos años después, cuando la revista SEMANA da carátula al cantante bogotano Julio Torres Mayorga y a su éxito en ritmo de paseo El aguacero, tal cual lo comenté aquí hace 8 días.

Cinco años después, Colombia se sorprende con el bellísimo texto que Manuel Zapata Olivella escribió para la edición del 2 de mayo de 1955 de la revista Cromos. Y se sorprende tanto por la belleza de su prosa como por la misma sorpresa con la que cuenta Zapata su descubrimiento del Valle de Upar. “Cualquiera que hubiera sido el idioma que hablara anteriormente el acordeón, muy pronto se olvidó de él para expresarse en el más puro lenguaje popular. El provinciano nació para el canto. Desde que se acerca uno a El copey, Caracolicito o Valencia, advierte que el hombre parece que cantara para hablar. Y en realidad canta. Quien oye por primera vez hablar a un oriundo de La Paz, en la provincia de Valledupar, advierte un dejo melodioso; como si el idioma tuviera el privilegio de expresarse en un ritmo cantarino. La gente de esta región vive en permanente expresión melódica”. Enfatizó la belleza: “¡en permanente expresión melódica!”.

Un año después, Escalona visita por primera vez Bogotá y Gloria Valencia de Castaño también se sorprende por su propio desconocimiento de la música de acordeones, a pesar de que el primer disco comercial de vallenatos data de 1943 (aunque ya en 1936 este género había sido grabado); y de que ese mismo año, 1956, Carmencita Pernett, una de las primeras mujeres en grabar esta música, había llevado al acetato Calláte corazón.

“¿Por qué, si me acaba de decir que hay una gran cantidad de compositores en Valledupar, usted es el único conocido; el único nombre que ha salido de la región? Porque si hay muchos más, aquí no los conocemos”, se oye primero preguntar y luego afirmar la voz pausada y elegante de Gloria en esta entrevista para la HJCK. Y Escalona contesta con un amoroso tono de humildad, que también sorprende: “Sí, hay muchos más. Y muy buenos también. Está este muchacho Leandro Díaz que es un caso único. Es ciego y, a pesar de eso, en sus cantos habla de colores y de estaciones y de todo. No lo conocen aquí por ahora, pero ya verán cómo lo conocerán con el tiempo”.

Colombia entera conoció entonces el vallenato, que pasó pronto de ser una música local a convertirse en la música de toda una nación; una música que homenajea esta semana, como cada abril, ese Festival que lleva el nombre de una leyenda que nada tiene que ver ni con vallenatos ni con acordeones.

@sanchezbaute

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