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Carta a un escéptico

Sepa que aún puede 'subirles la vara más' al gobierno y a las Farc y que la oportunidad de demandarlo está justamente en el plebiscito por la paz.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
2 de julio de 2016

Amigo escéptico: seguramente más de una vez le habrán llamado "enemigo de la paz" o le han sentenciado la frase aquella de que "usted lo que quiere es condenar al país a otro medio siglo de guerra". Si es joven, lo habrán intentado persuadir con eso de que "nuestra generación no ha vivido un solo día de paz" y, si es viejo, lo tuvieron que haber invitado ya a "vivir los últimos años que le quedan en un país sin violencia".

Le digo que lo entiendo. Sé que no es fácil para usted suponer que esta vez todo será diferente. Han sido muchas decepciones seguidas y entre intento e intento, lo único que han traído las Farc son más muertos, más cinismo y más violencia. 

"Las circunstancias han cambiado", le dirán algunos para intentar que "entre en razón y deje tanta mezquindad". Usted, desconfiado por experiencia, sólo espera que la guerrilla hable con hechos concretos para entonces poder creerles de verdad. 

Amigo escéptico, no se sienta mal. Puede que desde el 23 de junio muchos le insistan en que llegó "el ultimo día de la guerra" y que, de repente, usted se vea a sí mismo como una sabandija por no subirse en el tren de los eufóricos del proceso de paz. En este instante se habrá preguntado si vale la pena seguir cuestionándose lo elemental o si mejor lo olvida todo, baja las banderas de su indignación y se pega al "parche de la paz".

Pero no. Sepa que gracias a usted y a sus dudas este proceso imperfecto cuyos resultados reales aún están por verse, ha llegado hasta el punto en el que está. Sepa que su escepticismo les impone a los negociadores la obligación de esforzarse para no salir con un chorro de babas y que ahora, cuando todo parece ya consumado, su descreimiento puede incidir en el deber de buscar una mayor calidad para los acuerdos y evitar que ciertas líneas rojas se traspasen sin más. 

Sepa, colombiano escéptico, que aún puede ‘subirles la vara más‘ y que la oportunidad de demandarlo está justamente en el plebiscito por la paz que aunque acomodado para facilitarle las cosas al gobierno y a las Farc se convierte en una ocasión para apretar las tuercas, pedir ajustes y decirles a una sola voz a los guerrilleros que si tienen una voluntad real de dejar de echar bala y reincorporarse a la vida civil, tendrán que ofrecernos mucho más de lo que hasta ahora nos han dado.

No baje la guardia. Las FARC nos han dado el derecho y la razón, después de tanto sufrimiento, para desconfiar todos los días de ellos.

Dígale a sus amigos y vecinos que aunque respeta su entusiasmo por este proceso, usted es un escéptico y no un iluso y que entiende que la paz exige que se sacrifique un pedazo de justicia pero no toda ella, como pretenden algunos.

Amigo escéptico: lea los acuerdos usted mismo y así como descree de Santos y de la guerrilla, no tema criticar también a quienes lideran la oposición de modo que los presione para que además de consignas justas le ofrezcan a usted y a este país alternativas realistas que eventualmente tengan asidero si el "no" en el plebiscito alcanza un número nutrido de votos. Porque lo cierto, ciudadano escéptico, es que aunque haya saboteadores profesionales a los que les interese seguir en guerra, estoy seguro de que usted lo que busca es una paz de concesiones, sí, pero no de entrega. 

Siga sin tragar entero aunque le digan que esto ya no tiene reversa y lo amenacen con más impuestos o con guerra urbana. 

Habrá a quienes nada les sirva pero con su escepticismo usted puede lograr un acuerdo más incluyente y menos sectario. No creer es un derecho y, hoy por hoy, un aporte indispensable para una paz mejor.

Twitter: @JoseMAcevedo

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