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La jugada de los paras

Sin la presencia y el veto de las AUC, la paz con el ELN estaría de un cacho. Y sin ambos en el camino, la Fuerza Pública podría dedicarse a perseguir a las Farc

Semana
7 de diciembre de 2002

Lo que Pastrana no logrÓ con 'Marulanda', Uribe va a lograrlo con Castaño. Mejor dicho: lo que Clinton no hizo con las Farc, Bush va a hacerlo con las AUC. Y es porque la guerra o la paz de Colombia no las decide Colombia: las decide la DEA.

Recordemos que el proyecto Pastrana, es decir, el plan Clinton, consistía en usar la zanahoria de las negociaciones y el garrote de los Black Hawk para que las Farc acabaran los cultivos. Sólo que Andrés no cumplió con su parte porque nunca supo qué reformas negociar.

El plan de Bush con Castaño es algo parecido: deje la coca a cambio de negociar con Uribe, y si no le caemos por narcoterrorista. La diferencia es que ahora no hay que hablar de reformas, porque a las AUC no le interesan las reformas; son, como dijo Castaño, "un grupo progubernamental que opera en la ilegalidad".

Comparado pues con el de Pastrana, el trabajo de Uribe es coser y cantar. En lugar de la agenda larga y espinosa del Caguán, ahora se trata de hacer un puente tan discreto como sea posible entre Castaño y la DEA.

El proceso, en efecto, comenzó muy discreto y hace ya varios meses. Antes de cualquier cosa, había que remover el escollo de que con los paramilitares no se puede negociar porque no son insurrectos o delincuentes políticos. Entonces, con mucho tino, el gobierno se ahorró la polvareda de un debate doméstico y mundial, al sugerirle inocentemente al Congreso que, al prorrogar la Ley 418, le quitara la traba del estatus político.

Y ahora vamos al negocio. Castaño, que entiende el mundo mejor que 'Tirofijo', lleva días tratando de quitarse la fama de narco y la de terrorista. Por eso se retrató en Mi Confesión como el archienemigo de Pablo Escobar. Por eso en la cuarta conferencia nacional de las AUC quedó prohibido "ejecutar a más de tres personas a la vez". Por eso se creó una "inspectoría" donde la gente puede "denunciar los abusos". Por eso renunció a la jefatura de las AUC, casi las disuelve en julio y las reunificó en septiembre bajo el "compromiso de denunciar e incluso ajusticiar" a quienes siguieran jalándole al narco o al terror.

Por eso, sobre todo, Castaño empezó a conversar con la DEA y hasta logró que unos 60 narcotraficantes ofrecieran entregarse a Estados Unidos (el trato, según dicen, estuvo casi hecho).

Pero con eso el comandante empezó a perder amigos y a ganar más enemigos. Como SEMANA contaba en su momento, Diego Montoya, los mellizos Mejía y 'Macaco', entre otros angelitos, le dieron nones al trato con la DEA; y las sospechas crecieron cuando Patiño Fómeque fue sorprendido con la solicitud de extradición. Del otro lado vinieron los 70 muertos de la guerra contra Hernán Giraldo, el agarrón con el 'Flaco' ó '101' por el secuestro del venezolano, y la denuncia pública de 'Rafa', 'El Montañés' y 'Ernesto Báez', jefes paras que, según él, "siguieron traficando".

Castaño y su familia enfrentan pues amenazas aún más peligrosas que las de la guerrilla. Encima de lo cual pesan otras dos circunstancias. Una, la oportunidad política: tras celebrar "con sentimiento patrio" las pasadas elecciones, Castaño opina que "el Ejército de Uribe sí es capaz de proteger la población". Otra, el balance estratégico: las AUC derrotaron al ELN porque muchos de sus activistas eran civiles; pero las Farc son cuerpos militares con menos base civil, que además han ripostado duro en Bojayá, Campamento, Rovira o Puerto Boyacá.

La jugada de Castaño es dejarse extraditar. Cierto que le aguarda un juicio por 17 toneladas de cocaína, por cuidar siembras y laboratorios, por regular precios y calidades, por usar la violencia en el proceso. Pero no menos cierto es que así salva el pellejo y que los mil secretos que conoce le ayudarían a rebajar la condena.

Sobre todo: la extradición libraría a Castaño de responder por los crímenes atroces que incluso él mismo ha confesado. No pasaría por la justicia nuestra, ni por la Corte Penal Internacional: Estados Unidos no firmó el tratado y Colombia, coincidencialmente, pidió la prórroga de siete años.

Esto explica porqué, cuatro horas después de que Ashcroft pidió la extradición, Castaño le escribió a la embajadora diciéndole que estaba listo. Explica porqué Londoño Hoyos criticó la "embarrada" de Bush cuando dijo que lo recibirían como terrorista. Y explica porqué Powell acaba de sacar la pata: si "renuncian a sus acciones ilegales y se reinsertan a la sociedad", las AUC ya no serán terroristas.

Mientras Castaño, Mancuso y otros comandantes salen por la vía DEA, los paracos del montón cesan el fuego, reciben el indulto, salen de la cárcel y eventualmente vuelven a la vida civil. O quizás ingresen a la Fuerza Pública en calidad de informantes, soldados y policías rurales, donde muchos vendrían como anillo al dedo.

Estados Unidos no saca sino ganancias: las siembras, laboratorios, rutas y lavadores que entreguen o denuncien Castaño y sus socios, en una negociación donde carecen de alternativa.

Colombia gana también -y esto es lo mejor del trato-. Gana porque 8.000 ó 10.000 sujetos dejan de asesinar, sembrar terror y desplazar campesinos. Gana porque regresan los niños ex guerrilleros. Gana porque un millón quizás de compatriotas podrá volver a sus parcelas. Gana porque baje el narcotráfico con sus horribles secuelas. Y gana porque el Estado recupere las zonas que hoy son de dominio para.

Es más. Sin la presencia y el veto de las AUC, la paz con el ELN estaría de un cacho. Y sin las AUC ni el ELN en el camino, la Fuerza Pública podría dedicarse a perseguir a las Farc.

Pero cuidado, el asunto tiene riesgos y acideces. La acidez, ante todo, de que queden impunes los horrores morales y en cambio se castigue la exportación de coca. El riesgo de que el negocio no cuaje por una de estas razones:

-Que Castaño, después de todo, no tenga tanto que ofrecerle a la DEA;

-Que Bush, en su obsesión, insista en lo del terrorismo;

-Que algunos cabecillas no sean extraditables ni tampoco indultables;

-Que las muy frágiles AUC se partan en pedacitos,

-Que la guerrilla invada las zonas donde los paras se reunirían antes de entregarse.

Es más. Así el proceso con las AUC funcione, quedan dos preguntas de grueso calibre. Una: dado que Colombia seguirá llena de droga ¿es posible que haya narcos y no paramilitarismo? Otra: dado que seguirá la guerra con las Farc, ¿es posible derrotarlas sin hacer lo de los paras?

Tocando en la primera pregunta, diría que una industria ilícita y rentable requiere su propio ejército. Pero podría ser que, sin AUC, más y más capos se vuelvan hacia las Farc. Y podría ser que otros se aíslen del conflicto, si es que las Farc no tratan de sacarlos del negocio.

Tocando en la segunda pregunta, diría que no son muchas las guerras contrainsurgentes ganadas sin medios sucios. Pero podría ser que los abusos de las Farc les hayan quitado tanto apoyo de los campesinos, que ahora salgan sobrando los métodos del terror. Y podría ser que todos los soldados entendieran que el fin no puede justificar los medios.

Si 'Marulanda' hubiera entendido el mundo, la paz nos habría llegado más derecha, más rápida y más grande. Ahora nos queda jugar de carambola y esperar que el rebote sea para mejor aunque podría torcerse para peor.

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