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La medida del progreso

Quizás la más grave afectación que sufrieron Cali y el Valle a raíz de la profunda crisis económica e institucional que atravesaron en torno al pasado cambio de siglo fue la pérdida de la autoestima. De ser la ciudad y el departamento más exitosos y, diría yo, más optimistas del país durante buena parte del siglo XX, pasamos a ser una región acomplejada y melancólica, nostálgica del pasado. Casi 20 años después, aunque algo atenuada, esta sensación persiste entre muchos de nuestros conciudadanos.

Esteban Piedrahita, Esteban Piedrahita
11 de diciembre de 2017

Pero las cifras cuentan, cada día más, una historia diferente. Esta semana se dieron a conocer varias mediciones, de diferentes fuentes, que confirman los avances de nuestra ciudad y departamento. La Cámara de Comercio de Cali dio a conocer su Índice Sintético de Calidad de Vida Departamental (ISCV), un ejercicio académico orientado a comparar las condiciones que inciden de manera conjunta sobre la calidad de vida de las personas, con base en la selección de las variables más relevantes desde el punto de vista estadístico. Este ejercicio arroja que, después de Bogotá-Cundinamarca, el Valle del Cauca ofrece la mejor calidad de vida del país, con fortalezas particulares en acceso a servicios públicos, formalidad del empleo, esperanza de vida y mortalidad infantil (http://www.ccc.org.co/file/2017/11/Compas.pdf).

Uno de los ámbitos más golpeados por la crisis de fin de siglo en la región fue la institucionalidad pública. En el año 2000, Cali y el Valle eran la ciudad y el departamento más endeudados de Colombia. La Medición de Desempeño Municipal (MDM) publicada esta semana por el DNP, que agrupa indicadores de capacidad de gestión pública y resultados de desarrollo, da cuenta del importante progreso de la región. Cali aparece de tercera entre las principales ciudades del país, a escasas décimas de Bogotá, y de séptima entre los más de 1.100 municipios de Colombia. A su vez, los municipios del Valle obtuvieron la segunda mayor calificación promedio después de los del Quindío. Cabe agregar que, a nivel departamental, el Valle pasó del último puesto (32) en el Indicador de Desempeño Fiscal del DNP en 2000 al tercero en 2016 (https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Desarrollo%20Territorial/MDM/Resultados_MDM_2016_Final.pdf).

Otro frente en el que nuestra región ha enfrentado enormes desafíos es el de la seguridad. Aunque se proyecta que la tasa de homicidios en Cali cerrará por debajo de los 50 por 100.000 este año por primera vez desde la década de los ochenta, sigue siendo el doble del promedio nacional. Mirando al conjunto de delitos, la recién publicada Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana del DANE muestra que en Cali la percepción de inseguridad no parece compadecerse con la realidad. Mientras que la ciudad es quinta entre las 28 principales en cuanto a alta percepción de inseguridad, está de 14 en cuanto al porcentaje de ciudadanos que dicen haber sido víctimas de un delito, por debajo de Bogotá (1ª) y Medellín (10ª) (http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/poblacion/convivencia/2017/Bol_ECSC_2017.pdf).

La mayor tarea pendiente del Valle y, sobre todo, de Cali, es en educación. Aunque el departamento sale bien en el ISCV en cuanto a tasa de alfabetización (2°) y años promedio de educación (3°), sus resultados en las pruebas Saber 11, que miden calidad, son mediocres (9°). Y en el MDM, Cali sale de última, entre las 13 grandes ciudades, en materia de educación. El principal ‘villano’ en este frente es también legado de la crisis de fin de siglo, cuando un municipio quebrado decidió tercerizar buena parte de la educación pública bajo el esquema de ampliación de cobertura. Salir de este vergonzoso último lugar debe ser compromiso de todos.

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