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"LAS MASCARAS" DE "ESTUDIO 5"

Semana
15 de octubre de 1984

Hay un punto preciso en que ya se sabe... Por eso cuando Nadia Comaneci enfundada en su malla de colores se lanza al ruedo durante la presentación de gala en el Palacio del Deporte, el espectador espera los aplausos del éxito.
Hay secuencias que nunca fallan... Por eso cuando Rocky el campeón se encierra en el gimnasio, trota por las mañanas, ejercita sus músculos... ya se huele la victoria.
Hay líneas dramáticas inconfundibles... Por eso cuando en los primeros capítulos de la serie Máscaras y de la telenovela Estudio 5, las protagonistas manifiestan su pasión por las tablas, aún el televidente más ingenuo sabe que se encuentra ante la historia de dos triunfadoras. Lo que sorprende en este caso, es cómo las dos producciones colombianas pueden desarrollarse de manera tan igual. Basta hacer un paralelo para comprobarlo:
-Máscaras cuenta la historia de Belén Moreno, una muchachita de provincia cuya máxima ilusión es llegar a ser actriz, para lo cual, después de mil peripecias, huye de su casa y se traslada a la ciudad.
-Liliana Lamar, protagonista de Estudio 5, llega al mismo punto por camino similar. También quiere ser actriz, también tiene oposición familiar; la única diferencia es que se ahorra el viaje porque es estudiante universitaria y vive en la ciudad. Ambas jóvenes tienen notable talento. Ambas logran una oportunidad. Ambas deben luchar contra la envidia de actrices mayores que no se quieren ver desplazadas. Ambas pronto llegan a protagonizar y son declaradas "la revelación del año". Ambas encuentran también gente desinteresada que las ayuda. Los otros ingredientes vienen por añadidura: algún ingenuo romance (el médico de Liliana, el actor de Belén). Una palanca inesperada (Andrés Duval en Máscaras, Alvarito el escritor en Estudio 5). Un conflicto en la vida privada (la soledad de Belén, la familia de Liliana...) y se podrían seguir enumerando puntos, porque las dos series parecen escritas en la misma máquina. Sólo queda el desenlance como posibilidad de independizar las historias, y aún así hay únicamente dos caminos: el éxito rotundo con abierto happy end o la miel con hiel de un triunfo profesional empañado por conflictos personales (enfermedad incurable, muerte inesperada, amor frustrado). Mientras se despeja la incógnita vale la pena hacerse dos preguntas: 1. ¿Por qué se da este caso de gemelismo argumental? y 2. Si ambas series cuentan la misma historia, ¿cómo se explica que mientras Máscaras se comenta con éxito; Estudio 5, que debería tener mayor arrastre porque sale diariamente y es telenovela, apenas si se menciona?
Tratemos de dar una respuesta a cada pregunta. El gemelismo argumental tiene su origen en el manejo de ciertos esquemas muy utilizados (ejemplos: el artista siempre tiene oposición familiar; para triunfar hay que luchar contra las envidias; sólo se necesita una oportunidad, al final el talento vence), resulta más fácil armar una historia con pasos tan obvios que ponerse a buscar nuevos caminos. Además, tenemos la herencia que nos han dejado los enlatados gringos llenos de relatos producidos en molde como es el caso de los superhéroes y los detectives.
Ahora bien, ¿por qué si ambas series manejan los mismos recursos, Máscaras tiene 41 de rating y Estudio 5 sólo 9 puntos? No se puede alegar que sea el horario porque aunque la primera está ubicada en triple A, la otra tiene franja de telenovela y su enfrentado un rating de 62. La única explicación es que Máscaras está mejor hecha (exteriores, buenos escenarios, recursos), pero sobre todo mejor contada, lo que prueba que también es un arte saber manejar los esquemas y que ese arte nace de una intuición creadora: la del libretista. Si no existiera esa peculiaridad, al menos cuando de historias apoyadas en esquemas se tratara, resultaría muy fácil encargarle los libretos a un computador.

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