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Las mujeres mayoría y lideradas por Francia

Francia Márquez es una riqueza del país y una recordación viva de los liderazgos sociales y comunitarios asesinados en medio de la impunidad que campea no solo en el Cauca sino en el país

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
8 de junio de 2020

Contra todo pronóstico, Francia Elena Márquez Mina consiguió la mayor votación en la elección del Comité Nacional para asesorar al presidente y al Gobierno en materia de paz, reconciliación y convivencia.  Este órgano poco conocido es el Consejo Nacional de Paz Convivencia y Reconciliación (CNPRC).

 

En él están presentes voces diversas y mayoritarias de la sociedad: desde indígenas, campesinos, hasta industriales, ganaderos, desde oenegés hasta gobiernos locales subiendo a los nacionales, entre otros.

 

El Consejo nació en 1998 para impulsar la participación de sociedad civil con propuestas y recomendaciones en las negociaciones de paz. Nunca fue utilizado por parte de los gobiernos, pues se impuso la confrontación armada y solo hasta la firma del acuerdo final con las Farc se recuperó, adicionando en sus funciones la de asesorar también al Gobierno en la construcción de una política pública para la convivencia, la reconciliación, la no estigmatización y facilitar la implementación del acuerdo final. (Eran los sueños por desarrollar la paz territorial y el posconflicto).

 

EL CNPRC es el instrumento legal más democráticamente integrado para que la gente acompañe esta política fortaleciendo con ello la democracia y el concepto constitucional de Estado de Derecho.

 

Por ello, es relevante que quien haya obtenido la mayor votación en la definición de su equipo directivo sea una mujer, negra, lideresa ambiental, a la que han intentado asesinar por enfrentar la minería ilegal, el despojo, la injusticia, la violencia armada y la antidemocracia que por más de dos siglos se ha enseñoreado en su tierra, el departamento del Cauca y en el país. También hay que decirlo, por defender la negociación política para salir de la violencia.

 

Francia Márquez es una riqueza del país y una recordación viva de los liderazgos sociales y comunitarios asesinados en medio de la impunidad que campea no solo en el Cauca sino en el país.

 

Las recomendaciones hechas desde el CNPRC al Gobierno nacional de antes y al de ahora, han tenido resultados precarios, igual ocurre con las demandas hechas a los actores armados no estatales por el cese de la violencia.

 

Se ha exigido el respeto a la población no combatiente, el fin de la guerra, los ceses del fuego, el fin del uso de las minas antipersonal, del secuestro; se ha repudiado la violencia en todas sus formas al igual que abogado por el cumplimiento del acuerdo de paz con las Farc y retomar la mesa de negociaciones con el ELN.   En fin, se han discutido, expresado y planteado temas de agenda local, regional, nacional y también de política exterior como cuando se pide no convertir a Colombia en plataforma para la agresión armada al chavismo gobernante en Venezuela.

 

Una y otra vez se repite el llamado al fin de la violencia, la impunidad y al tiempo se han impulsado consejos municipales y departamentales de paz que coadyuven a los alcaldes y gobernadores a construir en sus territorios un clima de paz, convivencia y reconciliación.

 

Esta inmensidad de acciones no han encontrado eco suficiente en el Gobierno, tampoco en el conjunto de la sociedad y menos aún en los grupos armados. Pero eso no lo hace inútil. Lo que demuestra es que hay que tomarlo en serio.

 

La elección de Francia Márquez, Yolanda Perea, Maryleen Serna, Marina Gallego y Deisy Aparicio en el equipo directivo de este cuerpo es la presencia de la voz de las víctimas, de las organizaciones sociales y comunitarias, de las regiones, voces que sumadas a la de Gerardo Castrillón de las Juntas de Acción Comunal y de monseñor Héctor Fabio Henao de la Pastoral Social de la Iglesia católica completan la presencia de organizaciones de sociedad civil en el CNPRC.

 

De siete voceros elegidos de sociedad civil, cinco  son mujeres.  Ese es otro hito. No existe esa proporción de representación femenina conseguida a voto limpio en ningún otro órgano del nivel nacional.

El liderazgo de estas cinco mujeres, su voz informada, fuerte y comprometida con los intereses de los más distantes del poder es con la que deberán concertar los voceros de la institucionalidad el diputado del Cauca Mauricio Medina Castro; el alcalde de Chiquinquirá, Wilmar Ancisar Triana; Paloma Valencia, senadora candidata; Miguel Ceballos, alto comisionado para la paz e Iván Duque como presidente, una política que supere la lógica de hacer trizas la paz firmada, destruir la JEP, imponer la rendición a los grupos armados y reafirmarse en las salidas de fuerza.

 

¿Lo conseguirán o será esta una frustración más en el esfuerzo por construir entre distintos una política pública eficiente para la paz, la reconciliación y la convivencia?

 

La respuesta a este interrogante reside en la atención y respaldo efectivo que como sociedad brindemos a este escenario y en la decisión del Gobierno de hacer de este Consejo Nacional de Paz una herramienta de trabajo democrático como manda su creación o, dejarlo como un procedimiento más de trámite  que permita hablar de participación ciudadana para la paz, sin producir transformaciones en la vida de los ciudadanos y las regiones en donde el conflicto armado hace presencia.

@alvarojimenezmi

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