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Celia

Luego de su renuncia, no han sido pocos los medios nacionales que han destacado los éxitos de Antonio Celia Martínez-Aparicio como Presidente de PROMIGAS. Cito unos cuantos: PROMIGAS pasó de ser un gasoducto regional a operar 17 negocios en Colombia y Perú; y, de doscientos mil, a casi cuatro millones de usuarios, lo que llevó a un crecimiento promedio del 21%, llegando a los 3.4 billones de pesos el año pasado.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
23 de julio de 2018

Estas cifras quizás digan poco al hombre de la calle, a quien le basta con saber que Celia es un empresario exitoso que convirtió esta empresa en una de las más importantes del país. Él mismo logró colarse, el único costeño, además, en la lista de SEMANA de los 25 empresarios más importantes de Colombia, donde se lee: “La diversidad y profundidad de actividades que realiza evocan a aquellos humanistas del Renacimiento que se preocuparon tanto por los negocios como por las ciencias y el arte”.   

Este último punto le da mayor relevancia. Al hablar de la transformación de Barranquilla, con frecuencia se recuerda a sus gobernantes y se olvida a la clase empresarial que la aupó. Celia participó activamente en esto, así como en la consolidación de la cultura regional, apoyando el Carnaval de Barranquilla y el Carnaval de las Artes y mejorando la calidad educativa desde la Fundación PROMIGAS. A diferencia de lo empresarial, esto otro nos atañe a todos; aunque lo que lo convirtió, a nivel nacional, en un hombre de tanta importancia fue su participación constante en el debate público y el hecho de asumir una posición y jugarse en ella su prestigio, como sucedió con el Proceso de Paz.

Es, además, un hombre tremendamente Caribe que nunca hace a un lado el humor y la informalidad. Y este no es un rasgo menor, teniendo en cuenta la frialdad y la desconfianza con que se manejan los negocios en Bogotá. No es exagerado afirmar que ha ayudado también al crecimiento de la autoestima regional. En una región que suele robar titulares nacionales por la corrupción de sus políticos, él representa la idea de que una persona íntegra puede al tiempo ser exitosa.

En Colombia somos poco dados a reconocer el valor de las personas como personas, es decir, más allá de su importancia pública y quizá lo que más le suma a su prestigio es el hecho de que es un gran ser humano. Es justo aquí donde, creo, se afina la mayor influencia de este barranquillero que renunció a la presidencia de una las empresas más importantes del país porque, luego de un diagnóstico de cáncer, entendió cuán mortales somos.

La muerte nos acompaña desde que nacemos, pero siempre creemos que podemos postergarla. Y llega ese día en el que entendemos que lo que no podemos postergar son las prioridades personales, eso que siempre quisimos ser y hacer. Los sueños: compartir más tiempo con la familia, disfrutar de los placeres mundanos, entre ellos leer más, aprender, conocer, curiosear como las ardillas. Celia se retira justo en el cénit de su carrera (ejemplo que deberían seguirle muchos políticos) por la más importante de las razones: vivir. Este solo hecho conjuga su carácter: lo que realmente importa es lo que nos dicta el corazón.  

@sanchezbaute

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