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"LOS MAGNIFICOS" DE BELISARIO

Semana
15 de octubre de 1984

Si bien es cierto que el país va volando bajito, al igual que un avión peligrosamente averiado, sería injusto achacarselo en términos absolutos a una falla humana de sus pilotos, o sea los ministros del gabinete, o como confianzudamente podríamos denominarlos, "Los magníficos" de B.B. Difícilmente el país había reunido en su historia reciente un equipo más serio, así a muchos les cueste aceptarlo, porque ello implicaría un tácito reconocimiento de que a veces las cosas van mal, aunque los encargados de corregirlas vayan bien. Y aunque los detractores del gobierno jamás le han abonado al Presidente la enorme virtud de haberse asesorado excelentemente, tampoco se han atrevido a hacer lo contrario, o sea a acusarlo de que anda mal asesorado. Eso sólo significa que existen varios y graves problemas del país que no obedecen a una falla humana sino a una mecánica, aunque políticamente le convenga más a la oposición acusar al actual gobierno de lo primero que al país de lo segundo.
Casi todos los Ministros nuevos, (para dejar a los viejos tranquilos, que ya bastante los han evaluado), han estado a la altura de las expectativas despertadas por su nombramiento. Y los que, por haber pasado del anonimato a su respectivo ministerio, no habían creado ninguna expectativa, por lo menos se las han arreglado para rodearse de un halo de confiabilidad, bajo el entendido de que una gestión ministerial no tiene que ser espectacular para ser seria y para ser buena.
Entre los que más expectativa había despertado estaba Jaime Castro. Y no ha defraudado. Por el contrario con escasas semanas en su cargo ha demostrado que la política, que es la más imprecisa, indiscreta e intimidadora de las artes puede ser manejada con precisión, con discresión y con machera. Se necesitaba alguien tan hábil como él para lograr la hazaña de conciliar lo inconciliable, o sea el Congreso con el M-19, en el marco del "peliagudo" asunto del diálogo nacional. Tan hábil será, que está prácticamente convertido en el Ministro de los Ministros, siempre dentro de su papel de "ama de llaves" del proceso de paz.
Otro que llego en coche al gabinete fue Ivan Duque. En poco tiempo, con sentido común y don de gentes, que son sus principales herramientas, ha logrado producir la impresión de que su presencia en el ministerio de Desarrollo le ha permitido un "respirito" a la claustrofóbica situación del país.
Pero sin duda alguna el ministro "sorpresa" ha sido Augusto Ramírez Ocampo al que, después de una controvertida alcaldía, pocos le auguraban posibilidades como sucesor del Ministro estrella del anterior gabinete, Lloreda. Sin embargo el nuevo canciller ha sorprendido por sus enormes conocimientos sobre derecho internacional y diplomacia, que desempeña en el marco de un "calorcito humano" que convence bastante. Tan bien lo habrá hecho, que ha dejado la impresión de que por fin llegó al cargo que le correspondía en este gobierno.
Otro Ministro que se perfila como estrella es Alvaro Leyva Durán. En escasas semanas ha demostrado que el manejo del ministerio de Minas no tiene que ser tan lacónico y misterioso, como lo habían manejado sus antecesores. Inteligente y ambicioso, Leyva está dando una lección de sobriedad política y administrativa que lo perfila como "fijo" en el abanico de presidenciales de la nueva generación conservadora.
Por su parte la ministra de Educación, Doris Eder de Zambrano, quien parecía haber comenzado mal, ahora parece haber corregido adecuadamente su rumbo, hasta el punto de que es difícil desconocer que tiene "peso específico".
El ministro de Salud, Amauri García, no se ha registrado especialmente, lo cual, al contrario de ser negativo, es positivo, Parlamentario costeño, circunstancia que muchos, injustamente, tienden a asociar con la falta de seriedad, se esperaba que se desempeñara como un Ministro "pantallero" cuando en realidad ha resultado ser un médico serio "que va a lo que va".
De ser "un señor Salazar Chavez", como respondían inicialmente muchos a la incognita de "a quien nombraron en Trabajo", este Ministro, del que nada se sabía en un comienzo, se ha ganado gradualmente la simpatía de la clase empresarial donde se le considera hombre de gran criterio y sentido práctico. Pero también parece tener buena acogida entre los trabajadores, que lo tienen como un "interlocutor realista".
Nohemí como se llama familiarmente a la ministra de Comunicaciones, es un caso curioso. Tiene "enternecido" a todo el mundo incluso a quienes eventualmente poseerían argumentos para hacerle ciertos reparos a su gestión. Acabó a la cabeza de un matriarcado de "paisitas adorables" a quienes pocos saben si defender por bonitas, por simpáticas o por emprendedoras. Nohemí es, en definitiva, una Ministra "con ángel".
Y finalmente está Junguito. Quienes opinaban en un comienzo que era demasiado técnico para un puesto tan político han tenido que comerse sus palabras, pues en realidad Junguito ha aplicado su técnica a la mejor de las políticas: hablar de frente, para que el país se enfrente con su realidad.
El único de los nuevos Ministros del gabinete que por desgracia se raja, y no precisamente con 2.9, es el de Justicia, Enrique Parejo. Impecable desde el punto de vista de su pulcritud, no ha sido en cambio afortunado en su gestión ministerial. En parte por desinformado, en parte por hablador, sus salidas exóticas y desproporcionadas, amén de sus contradicciones, llevan a afirmar que hasta ahora el Ministro Parejo no ha hecho más que meter la pata "parejo".
El anterior recuento permite pensar que muchos de estos nombres están asociados con importantes destinos políticos futuros. Y, por qué no quizás entre ellos figure quien recibirá el país de manos de Alvaro Gómez en 1990, año que, por lejano que suene, está en realidad a la vuelta de la esquina, cruzando a la derecha luego a la izquierda y finalmente hacia arriba.

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