OPINIÓN

Los viejos verdes

El respetable comité de ética verde quiere procesar por doble militancia a quienes no la han cometido, pero ha ignorado evidencias que señalan a probables responsables de esa conducta.

Daniel Coronell
28 de abril de 2012

La ola verde surgió como una manifestación espontánea de rechazo a las prácticas del gobierno Uribe. El Partido Verde y Antanas Mockus fueron -por unas cuantas semanas- la encarnación, casi el pretexto, de ese sentimiento de repudio que nunca fue mayoritario pero si fuerte y claro. Gracias a esa reacción fueron elegidos cinco senadores, tres representantes a la cámara y muchos albergaron el sueño de ganar la presidencia.
 
De eso poco quedó. Pero dos de los elegidos –dos y sólo dos- tienen claro por qué votó la gente por ellos.
 
Ángela María Robledo, representante, y John Sudarsky, senador, han sido congresistas excepcionales. Responsables con las iniciativas legislativas y rigurosos en el control político. Ellos han ido quedando como la única prueba fehaciente de que alguna vez existió una ola verde.
 
Pues bien, ahora quieren expulsarlos de las filas del Partido Verde.
 
Los están acusando de doble militancia porque los dos se pusieron camisetas que decían “Me niego” cuando Enrique Peñalosa –en la más reciente de sus fallidas campañas- decidió asociarse con el ex presidente Álvaro Uribe para intentar ser al mismo tiempo el candidato del uribismo y de la ola verde.
 
La representante Robledo y el Senador Sudarsky se opusieron claramente a esa alianza oportunista. La justificación era simple: A ellos y a todos los verdes los habían elegido sus votantes a nombre del “no todo vale”.
 
Ese gesto de franqueza y dignidad los volvió blanco de una venganza que busca expulsarlos del Partido Verde y dejarlos sin curul, si es posible.

¿Quiénes están detrás? Todo indica que son amigos de Enrique Peñalosa y Jorge Londoño, el dueño inicial de la razón social “Partido Verde”. Los primeros porque siguen buscando un culpable de la derrota, distinto a su jefe. Los segundos porque tienen la esperanza de poner fichas suyas en esos escaños del congreso.
 
El proceso lo inició un pomposo “comité de ética” compuesto por Oscar Castelblanco, Pedro Alfonso Mestre y Carlos Alberto Camacho. El primero es un hombre de confianza de Alfonso Prada, escudero de Enrique Peñalosa. El segundo, Mestre, era el secretario general de la gobernación de Boyacá cuando Jorge Londoño era el gobernador y el Partido Verde un papel para hacer política menuda en esa región. Camacho, el tercero, es un abogado también cercano a la gente de Londoño.
 
Lo único que genera más dudas que el tribunal es la denuncia.
 
El papel está firmado, entre otras personas, por alguien llamado María Clavijo quien –aunque ustedes no lo crean- resultó ser la señora que sirve los tintos en la sede del Partido Verde (Ver firma María denuncia.jpg). La prueba de los modestos ingresos que reciben puede verse aquí. (Ver pago doña María.jpg)
 
Alguien avispado quiere hacer pasar a doña María como delegataria oficial en el congreso de esa agrupación para usarla en este proceso.
 
Como si todo esto fuera poco, el respetable comité de ética verde quiere procesar por doble militancia a quienes no la han cometido, pero ha ignorado evidencias que señalan a probables responsables de esa conducta.
 
Antes de que existiera alianza alguna entre los verdes y el Partido de la U, Enrique Peñalosa fue a Cali al lanzamiento de la campaña al concejo del hijo de Roy Barreras, como puede probarse en un video que además registra el abucheo de un grupo de jóvenes verdes a Peñalosa en el mismo acto. (Ver abajo video Peñalosa)
 
Como si fuera poco, la senadora Gilma Jiménez (la misma que aparece a pescar votos cada vez que violan y matan a un niño) apoyó al candidato distinto al del Partido Verde en la carrera por la alcaldía de Medellín. En video está grabada doña Gilma invitando a elegir a Federico Gutiérrez, el candidato de Uribe, a pesar de que el Partido Verde teóricamente respaldaba la alianza de Sergio Fajardo para la gobernación de Antioquia y Anibal Gaviria para la alcaldía de Medellín. (Ver abajo video Gilma Jiménez)
 
Ni a la muy peñalosista Gilma, ni al aún más peñalosista Peñalosa les han abierto investigación.
 
Los procesados son los dos congresistas del Partido Verde que declinaron el honor de subirse a una tarima a traicionar los principios por los cuales fueron elegidos.
 

 

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