OPINIÓN ON-LINE
El incierto futuro del San Juan de Dios
La operación San Juan de Dios constituye, por lo demás, el borde sur del Plan de Revitalización del Centro Tradicional y es tal vez su proyecto más significativo.
La administración anterior de Bogotá, con el apoyo del gobierno nacional, contrató el Plan Especial de Manejo y Protección -PEMP- para el Hospital San Juan de Dios, en diciembre de 2013. El proyecto fue adelantado por 62 especialistas y profesionales de las facultades de Artes, Medicina y Economía de la Universidad Nacional de Colombia, durante 18 meses. En este lapso se estudiaron los componentes arquitectónico, urbanístico, socioeconómico (que considera la ocupación parcial por los extrabajores) e institucional, para un área de 16,3 hectáreas, 24 edificios y 97.000 metros cuadrados construidos, que constituyen el complejo hospitalario y, además, para su zona de influencia: los barrios que le son cercanos.
Aunque el plan cumple a cabalidad con las exigencias propias del instrumento PEMP, orientadas a la protección del bien cultural, el proyecto de la Nacional debió abordar simultáneamente todos los problemas relacionados con la reapertura del hospital y, en este sentido, aquellos concernientes a su Plan Médico Arquitectónico (que implicó un complejo estudio de Oferta y Demanda de la Red Distrital de Salud), gerencia y financiación. El contrato tuvo un costo de 1,650 millones de pesos, de los cuales el Distrito aportó 1,100 y el Ministerio de Cultura 550. El PEMP fue aprobado el 18 de diciembre de 2015 por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, después del examen de la propuesta de financiación de parte del Ministerio de Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación y Findeter.
La operación San Juan de Dios constituye, por lo demás, el borde sur del Plan de Revitalización del Centro Tradicional y es tal vez el proyecto más significativo de éste. Es vital, pues, que se entienda que el PEMP no es solamente un proyecto de salud sino que se trata de un importante proyecto urbano y cultural para el centro de Bogotá. En el trabajo desarrollado, el hilo conductor para entender el conjunto arquitectónico es la historia, el tiempo transcurrido. La Nacional enseña que reconocer el valor histórico del San Juan de Dios significa, en últimas, entender que el desarrollo de su función como institución pública de servicio de salud tiene un significado fundamental que se vincula claramente con el avance científico de la medicina y la evolución de la política pública de salud en el país.
A pesar de lo anterior, el secretario de Salud, el médico Luis Gonzalo Morales, ha expresado que no puede embarcarse en esta operación por falta de recursos, los cuales estima en un billón de pesos; ha dado a entender también, que estos provienen solo del Distrito Capital y deben ser desembolsados de inmediato y en su totalidad. Sus afirmaciones condujeron a pensar que las edificaciones patrimoniales no eran utilizables para la actividad hospitalaria y, al contrario, era oportuno dedicarlas a museos y docencia. A mediados de marzo pasado, en reunión pública con actores de la salud, el médico Morales dijo que le entregará el Hospital Materno al Instituto Nacional Cancerológico y construirá tres edificios hospitalarios en el complejo San Juan de Dios.
Cabe aclarar que los costos de intervención para la recuperación de las edificaciones existentes ascienden a 368,223.367,275 millones de pesos. Si se suma la rehabilitación de los jardines históricos y espacios exteriores así como el saneamiento ambiental, que incluye el cambio total de redes de servicios públicos, el monto asciende a 589,990.623,275 millones de pesos. Los nuevos edificios propuestos para la fase de ampliación de servicios, concebidos como posible renta, tienen un costo de 91,460.107,200 millones de pesos. Y los 1,385 cupos de parqueaderos propuestos, que también deberían generar renta, cuestan 48,137.237,280 millones. Todas estas cifras comprenden costos directos, indirectos e interventoría. Conviene separar las cifras de rehabilitación de lo existente de las correspondientes a nuevas construcciones, pero aun sumadas la aproximación del secretario de Salud de Bogotá, a 1 billón de pesos, es inexacta. El PEMP estudia las posibilidades de recuperación de la inversión y también el momento a partir del cual el Hospital San Juan de Dios se hace autosostenible; no propone que todos los recursos sean de origen público ni tampoco que el dinero tenga que ser aportado en un mismo momento.
El secretario al frente de esta operación no tiene por qué saber de patrimonio cultural ni de estructuras, pero está obligado a conocer que los inmuebles que conforman el conjunto hospitalario, según detallados estudios de la Universidad Nacional, son aptos para la actividad de Hospital Universitario de alta complejidad. Por otra parte, es lamentable que el Hospital Materno, que presta este servicio desde 1922, sea clausurado en un momento cuando cuenta con proyectos de restauración integral y reforzamiento estructural debidamente aprobados por el Ministerio de Cultura.
El médico Morales puede construir tres edificios nuevos en el predio del San Juan; lo extraño es que él los conciba como inversión pública y el PEMP como inversión privada; claro está que el inicio de actividades puede desencadenar efectos positivos en la zona. Resulta sorprendente, por lo demás, que desde la oficina de Patrimonio Cultural de la Bogotá Mejor para Todos se hable apenas de los costos, con base en las imprecisas cifras del secretario de Salud, y no se haga mención siquiera a los primeros auxilios y las obras prioritarias que no dan espera, según sustentados estudios técnicos, al menos para los edificios Siberia, Samper Carrión, Cundifarma y Mantenimiento.
Nadie pone en duda la dificultad de esta operación y más cuando la salud presenta graves problemas estructurales, pero según leyes y sentencias la recuperación del Hospital San Juan de Dios no es asunto opcional; es obligación perentoria. Si las normas se deben cumplir, ¿quién responde por el San Juan de Dios? ¿Quién controla que se responda por el hospital?
*Supervisora PEMP San Juan de Dios.