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Matrimonios y anulaciones

El papa Francisco trata de alejar a una iglesia reaccionaria y selectiva.

Julio Londoño Paredes
23 de febrero de 2024

Rafael Núñez, uno de los grandes presidentes de Colombia, contrajo matrimonio en Panamá con Dolores Gallego. Sin embargo, se enamoró después de la cartagenera Soledad Román. Aprovechando que la Constitución de Rionegro vigente en ese momento lo establecía, se divorció de Dolores y le propuso a Soledad casarse por lo civil.

Esta aceptó la propuesta, pero, ante el riesgo de una censura general en el país, pidió que el matrimonio se celebrara por poder en París. Para viajar, fingió una dolencia cardiaca que debía ser tratada allá. La ceremonia se celebró ante un notario y fue registrada en el consulado de Colombia.

Al final, se armó el escándalo nacional y, naturalmente, la Iglesia y la rancia sociedad colombiana la condenaron. Eso tenía como consecuencia el aislamiento social y la llegada directa al infierno.

Sin embargo, Núñez sagazmente firmó en 1887 el concordato con la Santa Sede, dándole una serie de extraordinarios privilegios a la Iglesia colombiana, pero la obligó previamente a que aceptara que el matrimonio civil contraído con doña Soledad tenía plena validez eclesiástica. Para la Iglesia, el dilema era el concordato con todos los beneficios para ella y la aceptación del matrimonio, o nada. Optó por lo primero.

El 29 de febrero de 1889, hace 135 años, después de la muerte de su primera esposa, Núñez contrajo en Cartagena matrimonio católico: el oficiante fue el Obispo Eugenio Biffi. Envió a sus amigos cartageneros la siguiente participación: “Rafael Núñez saluda a usted atentamente y tiene el honor de participarle que, ante el altar de San Pedro Claver, elevará a la categoría de sacramento el matrimonio que tiene contraído con doña Soledad Román”. ‘Sole’ fue siempre el poder detrás del trono.

Manuel Prado Ugarteche fue dos veces presidente del Perú. En enero de 1914, se casó con Enriqueta Garland Higginson, seis años mayor que él. Años después, ocupando nuevamente la presidencia, Prado se enamoró y resolvió casarse en 1958 con la dama limeña Clorinda Málaga. Sin embargo, en una modalidad diferente a la de Núñez, logró que la Iglesia Católica, cuarenta años después, le anulara su primer matrimonio.

El escándalo en el Perú fue enorme y la prensa limeña convocó a una concentración de mujeres frente a una de las iglesias de Lima, “como una expresión de pena y dolor ante nuestro santo Padre Pio XII… Rogaremos por la santidad del matrimonio”. Cerca de 5000 mujeres asistieron entonando cánticos religiosos.

No se supo cuáles fueron las verdaderas razones para que la Santa Sede anulara el matrimonio. Sin embargo, un ilustre canonista colombiano me contó que la razón “formal” de esa decisión había sido la de que, en el primer matrimonio de Prado, el oficiante no había solicitado permiso a la parroquia a la que pertenecía doña Enriqueta.

Hace algunos años, la Santa Sede anuló después de treinta años el matrimonio del expresidente de Colombia Julio César Turbay Ayala con doña Nydia Quintero. El hecho de que doña Nydia fuera su sobrina agilizó el proceso de anulación. En abril de 1986, Turbay anunció su matrimonio católico con Amparo Canal: la ceremonia tuvo lugar en la Nunciatura Apostólica y el oficiante fue el nuncio Ángelo Acerbi.

¡Cómo han cambiado los tiempos! Ahora pocos son los que se casan.

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