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El oscuro expediente de una compañía

Mientras miles de chocoanos se morían de hambre en miserables casuchas, con las ganancias mineras del Chocó se construyó el Yankee Stadium de Nueva York.

José E. Mosquera
18 de septiembre de 2013

La compañía Chocó Pacífico fue una síntesis de una historia sórdida y oscura de sobornos, despojos, pillaje y segregación racial. Una compañía que impuso en su sede en Andagoya, en el corazón del Chocó, un apartheid similar al de los bantustanes sudafricanos, donde los negros no podían transitar libremente por sus calles sin un permiso especial. 

Andagoya fue una ciudad moderna, lujosa y opulenta, donde solo tenían acceso los negros de la servidumbre y al otro lado del río Andagoyita, un caserío pobre, donde la pobreza y la miseria hacía destrozos en la vida de miles de chocoanos que morían de hambre y paludismo.

Una empresa que con la Compañía Minera de Nariño S.A., la Frontino Gold Mines Limited y la Consolidated Gold Dredging Limited formaron parte del emporio minero de la multinacional International Mining de Nueva York. Un emporio que mientras miles de chocoanos se morían de hambre en miserables casuchas sobre los cascotes de piedras, sus accionistas con las ganancias del oro y el platino del Chocó regalaron la construcción del Yankee Stadium a Nueva York.

Un conglomerado que fue el principal beneficiario de la más grande bonanza platinífera en la historia colombiana, entre 1916 y 1930, cuando Colombia fue el primer productor mundial de platino. En aquel período no solo expandió sus dominios comprando tierras y derechos mineros a diestra y siniestra, sino que inició las explotaciones de los grandes yacimientos de platino de Colombia en los ríos Condoto, Opogodó, Iró y San Juan. 

Ciclo en que se enfrentó en un litigio por el control de esos yacimientos con la British Platinium & Gold Corp, compañía británica que después de una engorrosa disputa abandono en Chocó en 1927. Entonces, sin competencia La Chocó Pacífico controló de manera monárquica durante más de cuatro decenios el desarrollo minero del Chocó. 

Por la falta de coherencia en legislación minera entre las competencias nacionales y las regionales, en cuanto a las entregas de títulos mineros en el siglo XIX y concesiones en la primera década del siglo XX.  Fue uno de los elementos que utilizó La Chocó Pacífico para burlar las leyes colombianas y no pagar un solo peso de regalías por el oro y el platino que explotó entre 1916 y 1925 y de allí en adelante durante 49 años pagó exiguas regalías al Estado.

Pese a que durante en las primeras décadas del siglo XX el Estado buscó unificar la política minera del país no pudo anular los títulos otorgados en el siglo XIX de carácter privado, ni los adjudicados como recursos públicos en los primeros decenio del siglo XX. 

Un siglo después, aún el país no tiene una política minera clara en cuento a la renta minera y se siguen entregando títulos mineros sin rigor técnico y jurídico. Fueron por esas fallas en el ordenamiento jurídico minero que La Chocó Pacífico aprovechó para evadir los controles y enviar la producción de oro y platino en sus aviones privados directo a Nueva York.

Compañía que estructuró un enorme poder económico que puso de rodillas y a sus servicios al poder político y judicial regional y con su complicidad causó desplazamientos, despojos y atropellos contra los nativos. Sólo apartir de la creación de una autoría el Estado detectó que durante más de una década había conejeado al fisco nacional.

En 1974 cuando se habían agotado la productividad de las minas, en una maniobra oscura y de testaferrato de una supuesta colombianización del oro, la empresa Mineros Colombiano S.A, constituida por el Grupo Gran colombiano de Jaime Michelsen Uribe, el Grupo del Banco de Bogotá y otros accionistas de Medellín compraron La Chocó Pacífico, en una negociación turbia, cuyo coco fue un caldense se creó la Empresa Mineros del Chocó S.A

Una sociedad que 12 años después entró en crisis y fue liquidada y los trabajadores y pensionados estafados con entrega de acciones como forma de pago de sus prestaciones. Este es el oscuro expediente de una compañía que con ella se cerró tristemente el segundo ciclo del gran pillaje de las riquezas mineras del Chocó.

jemosquera@une.net.co

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