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NO FUE EL AÑO DEL REINADO

Semana
17 de diciembre de 1984

Este año, quizá como ningún otro, las candidatas al reinado nacional se dieron un verdadero festín de T.V. Y es que no hay tema más tentador para la actual crisis comercial, que un bikini con cetro y corona, sabiendo ya, como lo ha dicho la experiencia, que estos tres elementos reunidos venden desde un jabón hasta una candidatura presidencial. Las reinas, pues, tuvieron pantalla en Los trabajos del hombre, Vamos al grano, La mujer de hoy, El juicio, La revista del domingo, Compre la orquesta, La última hora, breves secciones en noticieros y magazines, amén de los actos oficiales preparados por RCN, la programadora dueña del certamen.
En Los trabajos del hombre el tema se enfocó alrededor del esfuerzo que representa llegar a ser reina y demostró cuánta vigencia cobra en estas circunstancias aquel viejo adagio que reza: "El que quiere marrones, aguanta tirones", aunque, según quedó demostrado, las candidatas tienen que soportar además pellizcos, fricciones, golpes, masajes, tinturas, postizos y ensayos mil para amoldarse al ideal de belleza barby que cada año tiene su cuota en ciertas candidatas a las que vendría bien el rótulo: made in New York.
En La mujer de hoy se hicieron las entrevistas de siempre; sólo habría que destacar la impresión que dejó Mónica Tapias en su diálogo con la Señorita Córdoba. Monica no necesitó mencionar la palabra "oso" para describir alrededor de la candidata el más desolador cuadro de imposibilidades. Le habló de sus preciosas rivales modelos, le hizo notar su juventud, su inexperiencia, su aire de colegiala despistada. No le dijo fea, pero... casi.
La última hora hizo una serie de reportajes especiales. Había expectativas sobre este trabajo ligado al nombre de Gustavo Castro, investigador del medio y ex director de Inravisión, pero Gustavo finalmente no apareció ni en los créditos, de donde se concluye que todo fue un error de información. La mencionada serie pasó sin pena ni gloria dedicando largos monólogos a las candidatas, a entrevistas callejeras tipo noticiero, a viejos informes de archivo, mientras William Restrepo (siempre cuidadoso de mirar primero una cámara antes de girar hacia la otra), ligaba el conjunto con su voz pausada de locutor profesional.
El juicio, por su parte pretendio ahondar en un tema que tiene "kilómetros de extensión y un centimetro de profundidad". Como era de esperarse se dijo mucho y se concluyó poco, demostrando por enésima vez que es imposible darle al reinado una complejidad ideológica de la que carece por simple y elemental definición.
Las transmisiones de RCN repitieron fallas de otros años. Tanto así, que hablar de los diferentes desfiles (carrozas, piscina, balleneras) sería ligar definitivamente al evento las palabras desorden, caos, tedio e improvisación. En la noche de fantasía alguien tuvo el acierto de sugerir una participacion más directa de las reinas que tuvieron así oportunidad de hablar sobre sus propios vestidos. Pero fue tal la gritería de fondo que aun los más interesados acabamos por perder el hilo de la transmisión.
Así las cosas todas las expectativas fueron corriéndose hacia la velada final anunciada con bombos y platillos como un verdadero paquete de sorpresas. Sin embargo nunca antes tantos chascos se habían sucedido de manera tan vertiginosa en un sólo espectáculo. Primero fue la escenografía planeada como para una carrera de obstáculos por la cantidad de pequeñas escaleritas sobre el escenario y las pasarelas, y cuya única función fue ocasionar resbalones, traspiés nerviosismo y hasta caídas en las candidatas. Luego la desaparición repentina de una de los jurados que debió ser internada de urgencia en el hospital de Bocagrande. Después el show musical aguado en el caso de Carmenza Duque por la discoordinación con la orquesta y en el de José José por su atuendo de paisano y su voz claramente enferma. Para rematar hubo un show adicional: el del jurado que deliberó más de la cuenta y cuando ya todos empezábamos a sospechar que se había ido de visita a donde su compañera enferma, apareció con una lista escrita "a bolillo", como suele decirse cuando se ha dado tanto palo. Semejante ramillete de infortunios sólo pudo ser salvado por Sonia Osorio, quien con su maravilloso ballet efectivamente se robó el show de la noche. Aun así quedaron muchas caras tristes que esperaban la corona para Margarita del Valle y un honroso lugar para Nariño, Santander y Antioquia.
Es que este año algo pasó, pero no fue el año del reinado.--

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