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PARTIDOS Y NUEVAS OPCIONES

Semana
15 de noviembre de 1999

Si la escritora Mary Shelley viviera se deleitaría al ver cómo los partidos tradicionales
colombianos siguen inexorablemente el destino fatal del célebre monstruo del doctor Frankenstein. Los
últimos dos eventos así lo confirman: la cumbre de la Internacional Socialista celebrada en Bogotá, a la cual
se afilió el Partido Liberal recientemente, y la celebración de los 150 años de la fundación del Partido
Conservador.
Dos escenarios privilegiados que los partidos hubieran podido aprovechar para hacerse un examen
autocrítico, y de frente al país, y enviar un mensaje renovador para tratar de sintonizarse con una sociedad
acéfala y escéptica pero que mira con cierto entusiasmo la llegada del próximo siglo. Pero no, era demasiado
pedir. Lo que hubo fue la presentación simultánea y hasta cantinflesca de dos 'partidos Frankenstein',
ideológicamente muertos pero que todavía deambulan por los corredores de la vida nacional gracias a sus
ajustadas tuercas clientelistas y su bien aceitada maquinaria electoral.
Qué propuesta nueva o revolucionaria se podía esperar en el Partido Liberal, aun bajo la égida de la
Internacional Socialista, si sus más insignes representantes eran (adivinen_): López, Turbay, Lemos,
Serpa... Sin mencionar a algunos invitados extranjeros que, como el pérfido Alan García, ya se están
apoderando del cautivador apelativo 'social' quién sabe con qué perversos fines políticos. En fin, los mismos
con las mismas pero en diferente y atractivo empaque: el nuevo socialismo. Como van las cosas, no demora
en crearse el 'partido socialista liberal colombiano' liderado por Ernesto Samper.
Y qué decir de la efemérides del Partido Conservador, cuyo acto protocolario fue toda una cumbre jurásica de la
que era cronológicamente imposible escuchar alguna propuesta política moderna o novedosa. Lo que sí se
oyó, en cambio, fue la entonación estridente de unos discursos _incluido el del ex presidente Belisario_ que
se fueron lanza en ristre a la yugular del liberalismo, como en las épocas más conspicuas del laureanismo.
Así, cada vez que los partidos tradicionales intentan encontrarse a sí mismos a través de estos foros
programáticos o simposios académicos, florecen con más impulso sus contradicciones internas, sus crisis
de identidad, sus visiones anacrónicas y su falta de liderazgo.
En los últimos foros liberales, por ejemplo, las concepciones sobre cuál debe ser el papel del Estado en la
sociedad y cómo se debe manejar el tema de la paz han sido tan disímiles y antagónicas que ya se habla con
sorna de un 'socialismo de derecha'. En la misma etiqueta roja se encuentran sin ruborizarse militaristas y
pacifistas, socialdemócratas y neoliberales, turbayistas y blairistas, gaviristas y jospinistas. Hoy por
hoy, el liberalismo se ha convertido en un caleidoscopio de tendencias ideológicas que van desde la
extrema izquierda hasta la extrema derecha.
No es por casualidad que ante la crisis ideológica y de representación de los partidos tradicionales se
estén gestando nuevas e interesantes opciones políticas. Está cogiendo fuerza, por ejemplo, el
movimiento 'Alternativa Política Colectiva' que reúne a reconocidas personalidades de la vida política,
económica y académica y que pretende "la creación de un partido político sólido y democrático". Este
movimiento en cuyo comité organizador están, entre otros, Hernando Gómez Buendía, Antanas Mockus y
Otty Patiño, ya tiene unos lineamientos ideológicos _que por lo visto apuntan hacia el centro_ y unas reglas
del juego internas para la selección de sus candidatos. Esperemos que no sea sólo la catapulta de
Noemí viendo que varios de sus fundadores trabajaron en su campaña.
También se está conformando una 'Coalición por Bogotá', un frente de centroizquierda que agrupa a
intelectuales, dirigentes sindicales y comunicadores que también busca "un agrupamiento partidario" para
"descongelar la opinión democrática hoy dispersa y confundida para impedir la derechización del país".
Finalmente está el proyecto político 'Compatriando', también en cierne, que piensa iniciar sus actividades
proselitistas a comienzos de 1999 ya que, como lo indica su convocatoria, "creemos llegado el momento de
participar definitivamente en la dinámica política de nuestra sociedad".
Estos tres proyectos políticos alternativos tienen la virtud de que están congregando en torno a ideas y no
a líderes. Ojalá que con el paso del tiempo alguno de estos movimientos se consolide como un tercer partido.
Que compita en franca lid con los tradicionales (ojalá renovados) por una gigantesca tajada electoral que
hoy en día no se siente representada ni por el establecimiento, ni por la guerrilla, ni por los paramilitares. Y
ojalá también que nuestra canibalesca racionalidad individual, que aflora sobre todo cuando se siente cerca el
poder, no dé al traste con estos nuevos y oportunos frentes de lucha democrática.

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