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Plataformas digitales: “nuevos colores y nuevo estudio”

Las plataformas digitales como Uber, Netflix y Rappi, llevan varios meses siendo el centro de atención y discusión en el mundo.

Alejandro Cheyne, Alejandro Cheyne
20 de febrero de 2020

Estas aplicaciones, producto de una generación que cada vez exige mayores innovaciones tecnológicas, han transformado el mercado y desafiado los límites legales en distintas naciones. De acuerdo con el periódico inglés The Economist, en algunos países, 9 de cada 10 búsquedas en la web se hacen por medio de Google; 4 de cada 10 compras realizadas en los Estados Unidos, se realizan por Amazon; y Facebook domina el sector de medios de comunicación con más de 2.000 millones de usuarios al mes.

Esta situación lleva a diversos interrogantes, que han incrementado en nuestro país tras la salida de Uber a finales de enero, y seguirán generando controversia en la opinión pública con su sorpresivo regreso. ¿Será este escenario un rezago del Estado frente a la innovación? Muchos se preguntan si el debate es jurídico: si es legal o no, o si es un debate tecnológico: innovar o no innovar. Pero el foco del debate, definitivamente, no está en ninguno de estos dos planteamientos. El centro de la discusión está en los jóvenes. Son ellos quienes, en la actualidad, ofrecen al mundo innovaciones en plataformas digitales, y quienes demandan una mayor cantidad de servicios diferentes, rápidos, eficientes y, sobre todo, muy ingeniosos. 

Los jóvenes piensan fuera de la caja y observan la realidad con una visión diferente. Ellos son los protagonistas de los mercados cambiantes, y están logrando transformar los comportamientos del productor y el consumidor. Es por esto que se debe comprender su fuerza, entender qué les gusta y qué quieren, para así lograr un mercado más competitivo, teniendo en cuenta sus opiniones y necesidades, y utilizando la tecnología para mejorar las condiciones de vida de las personas.

Este suceso se asemeja a la revolución artística provocada por los impresionistas: “nuevos colores y nuevo estudio”. El impresionismo se caracteriza por el intento de plasmar la luz, pues mediante esta se llega a la belleza y al balance de la pintura. Los artistas de este movimiento realmente fueron revolucionarios. Sus obras elaboradas con trazos rápidos, colores diferentes al blanco y negro, y pintadas al aire libre fuera del estudio tradicional, representaron un desafío al statu quo del momento, en un contexto que rechazaba abiertamente el cambio.  Lo mismo sucede con las plataformas digitales. Estas deben ser vistas como un cambio revolucionario al modelo actual.

Hoy en día se está generando una transformación en la vida de las personas gracias a la revolución 4.0. Se han creado alternativas tecnológicas innovadoras que solucionan problemas que no existían hace algunos años. Dichas innovaciones van a un ritmo tan acelerado, que en hoy en día existen aproximadamente 9 millones de aplicaciones móviles en Google Play, 2.5 millones en el App Store de Apple, y 700 mil para usuarios de Windows, tal como asegura la agencia de marketing móvil Alianzared.   

De acuerdo con lo anterior, vale aclarar que muchas aplicaciones han cerrado al pasar de los años cuando han cumplido su ciclo. Sin embargo, si algo nos ha demostrado la revolución 4.0 es que, al cierre de una plataforma, llegan infinitas propuestas más creativas e innovadoras, a solucionar los problemas de los consumidores. Pero estas aplicaciones deben tener un ente regulador, en este caso el Estado, que actúe siempre pensando en el bien común, sin buscar beneficiar los intereses de un sector en particular.

Un ejemplo de iniciativas de regulación a plataformas digitales, por parte del Estado, son las condiciones con las cuales se presta el servicio de transporte en el país, mediante aplicaciones. La regulación podrá beneficiar a todos los actores a través de, por ejemplo, la creación de un fondo de compensación; fijando requisitos para las aplicaciones móviles (seguros para pasajeros, mejores condiciones laborales y licencia especial de transporte); y estableciendo impuestos a estas plataformas.

En este sentido, el Estado, como aquel que aprecia una obra impresionista, debe tener en cuenta que esta transformación trae “nuevos colores” y requiere de un “nuevo estudio”. De esta manera, entenderá el contexto y dará soluciones efectivas a los problemas que los cambios presenten. Es aquí donde los jóvenes toman protagonismo y se convierten en pieza clave como creadores y consumidores. De ellos depende que estas reglas fijadas para el buen funcionamiento de las plataformas, sean efectivas y se cumplan en su totalidad.