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Y del clima ¿qué?

Con sorpresa la semana pasada el señor ministro de ambiente señalaba la necesidad de reformar el sistema nacional ambiental, lo que sirvió como telón de fondo a la controversia que se suscitó en Bogotá, tras la intervención de la Secretaría de Ambiente en un centro comercial para incautar unos peces, los que tristemente terminaron pescados.

Ramsés Vargas Lamadrid, Ramsés Vargas Lamadrid
24 de enero de 2017

Pero el tema del acuario y la declaración del ministro apuntan a un tema más de fondo, el que, indefectiblemente afecta al país, y en gran medida al Caribe colombiano.

Según el Departamento Nacional de Planeación, el país está perdiendo anualmente el 0.5% del PIB debido al fenómeno del cambio climático. Los impactos por este fenómeno han sido parte del debate global en los últimos años, especialmente tras la suscripción del Acuerdo de París COP21 sobre cambio climático, y los compromisos adquiridos por los principales contaminantes para la reducción de sus emisiones y las compensaciones por estas conductas.

Colombia es un país caribeño, pacífico, amazónico, de bosque tropical, andino, entre otras muchas bendiciones, lo que desafortunadamente se ha venido perdiendo y afectando por este fenómeno.

Acciones como la tala, la minería criminal, la deforestación, las basuras, y la contaminación por emisiones son un problema nacional, y en el Caribe la agricultura, el exceso de ganadería y los cambios graduales de la temperatura superior atmosférica y marítima, dan aviso de la fatiga que sufre nuestro frágil medio humano.

La pérdida de recursos pesqueros, la muerte de corales, la erosión y la contaminación marítima por combustibles y basuras afectarán nuestra economía regional, hasta tanto no se tomen medidas serias para su mitigación y protección.

El fin de año es el momento más álgido al recibir gran número de turistas en nuestras playas, islas y ciudades; lo que ha demostrado el impacto que el turismo desmedido y el poco control causan en lugares como el Parque Tayrona, Barú, Cholón, Playa Blanca, entre otras maravillas naturales que, de no cuidarse, pronto pasarán a ser simples recuerdos en nuestros álbumes fotográficos.

Cuando las temperaturas oceánicas sobrepasan los rangos favorables se presenta la mortandad de peces que afecta la pesca artesanal, de subsistencia, y tiene consecuentes afectaciones económicas para las familias de pescadores y los consumidores.

El cambio climático no puede ser abordado desde una sola perspectiva, pues es un tema transversal. De este se desprenden consideraciones jurídicas, agrícolas y pecuarias, pero además es un tema económico y de desarrollo, esto sin mencionar el valor estratégico y de seguridad alimentaria que representa.

Ecosistemas como la Ciénaga Grande se han visto afectados por la erosión, a pesar de que la línea de costa no se haya modificado mucho, esto a causa de las construcciones y obras que invaden y amenazan el frágil equilibrio ambiental.

La minería ilegal en páramos, la tala, la construcción de embalses, y la erosión, afectan las aguas que nacen y bajan de las montañas y generan conectividad entre el mar y las demás fuentes hídricas, lo que indefectiblemente crea un desbalance.

Muchos de los problemas ambientales en la región Caribe cuentan con estudios serios, y se puede decir que incluso están sobre diagnosticados, pero mientras que no haya voluntad política, efectividad jurídica, e inclusión de capítulos ambientales y de sostenibilidad en los planes locales de desarrollo, es poco lo que se puede hacer.

La construcción de diques, el dragado indiscriminado, y el secamiento de cuerpos de agua para seguir construyendo, de la mano de unos precios inalcanzables de finca raíz en algunos lugares como Cartagena y sus alrededores, hacen que el apetito económico se convierta en un amenaza ambiental, lo que debe remediarse con unas medidas adecuadas desde diversas ópticas, y no bajo el saludo a la bandera de simplemente expedir regulación, o esperar la actuación de la administración.

El Caribe además de su inmensidad cultural, patrimonial y de desarrollo, es un polo de atracción nacional e internacional por sus factores medio ambientales. El clima cálido, las costas, las playas, el mar y los cielos azules; todos son la envidia de propios y extraños, si acabamos con ellos y no situamos el tema ambiental en la agenda global (no solo local), pronto nos lamentaremos de otro recurso que se perdió, y cuya extinción no solo afectará a la región y al país, sino al equilibrio mundial.

*Rector Universidad Autónoma del Caribe.

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