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TARIFAS A RITMO PAISA

Semana
25 de octubre de 1982

Rodrigo Villamizar es ingeniero y economista, catedrático de la Uníversidad de los Andes, la Uníversidad Javeriana y la Escuela Colombiana de Ingeniería en las áreas de Regulación Económica, Diseño de Taritas y Econometría. Además ha sido investigador en proyectos del Banco Mundial, la Corporación Centro Regional de Población, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, las Empresas Municipales de Cali, ISA y Texas Public Utility Commissions.
Si hubiese de aplicar un cierto "ritmo" al ajuste de tarifas del sector eléctrico no cabe duda que el "ritmo paisa" sería el más adecuado. No porque ello signifique una política que afecte las tarifas del sector con la misma dinámica con que ha puesto en marcha otros programas la actual administración, sino porque en este caso ciudades como Bogotá, Cali y Barranquilla deberían disminuir el ritmo de crecimiento de las tarifas hasta alcanzar niveles de crecimiento (en términos reales) que sean similares a los posibles aumentos en costos. Al mismo tiempo habría de aumentar el "ritmo" de aumento de tarifas a Medellín con el fin de igualarlas al resto del país. Esta conclusión se desprende de un análisis detallado de la evolución de las tarifas promedio en las cuatro grandes ciudades del país desde 1970 hasta el presente. Dado que la proporción de casi cualquier actividad que se realiza en las cuatro grandes ciudades es por lo menos del 80% del total del país, este somero análisis sobre la evolución regional de las tarifas de energía eléctrica (que además se relaciona con los costos unitarios promedio, la tendencia reciente de alteración de la estructura tarifaria y con los aspectos financieros de las empresas de energía eléctrica) se refiere básicamente a las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.
DIFERENCIAS REGIONALES
Con base en la información publicada en las "Memorias de un Cuatrienio: 1978-1982" publicado recientemente por la Presidencia de la República se deduce que el precio promedio del kilo-watio-hora (Kwh) pagado hoy día por los usuarios en Colombia es de aproximadamente $ 2,50. Entre los departamentos que pagan, en promedio, más de $ 3.00Kwh están todos los departamentos de la Costa Atlántica y San Andrés (bajo la jurisdicción de Corelca), Norte de Santander, Boyacá, Tolima, Cundinamarca, Caldas, Chocó y las ciudades de Cali y Barranquilla. En 1982 Barranquilla presenta una tarifa que está en un 17% por encima de los tres pesos por Kwh y Cali un 8%. Bogotá estaría un 10% por debajo de dicho nivel y Medellín un 50% (!), es decir, que en esta última ciudad se paga aproximadamente $ 1 50Kwh en promedio.
Pero adiciónalmente a las diferencias de nivel se presentan diferencias significativas en las variaciones de las tarifas: la década de los setenta fue de disminución de las tarifas en términos reales. Medellín presenta una disminución del 31% entre 1970 y 1980, Cali 12%, Barranquilla 16% y Bogotá mantiene el nivel de la tarifa promedio sin variación en términos reales o constantes, es decir que en Bogotá las tarifas se reajustarón por la tasa de inflación solamente. En el período 1980-82, sin embargo, Bogotá reajustó las tarifas en 10.3% anual por encima de la inflación, Cali en 8.1 % y Barranquilla en 9.6%. La variación de las tarifas en Medellín para estos dos años fue cero, en términos reales.
La posición de Medellín, en el aspecto tarifario, se ilustra mejor comparando los cambios en sus tarifas promedio con respecto a un promedio de las tres ciudades restantes. Mientras el consumo total promedio aumentó en 6.0% anual la tarifa real promedio (por encima del nivel de infiación) de Bogotá, Cali, Barranquilla aumentó en 5.9% entre 1978 y 1982 en tanto que la de Medellín disminuyó en 2.3%. Para los dos últimos años (1980-82) la tarifa de B-C-B aumentó en 9.3% en tanto que la de Medellín ni aumentó ni disminuyó.
EFECTOS
Dado que en Colombia se ha puesto énfasis en los efectos redistributivos que deben incorporar las tarifas de ciertos servicios públicos como la energía eléctrica, veamos algunos de los efectos que han resultado al incorporar criterios de redistribución a las tarifas de energía eléctrica.
Aunque el consumo promedio anual por usuario era de 735 Kwh en 1981 se ha usado un indicador llamado "Indice de Progresividad" que relaciona el precio promedio que pagan los usuarios que consumen más de 2.000 Kwhaño con el que pagan los que consumen menos de 200 Kwhaño. Este índice era de 2.0 en 1970 en las cuatro ciudades, 3.8 en 1980 y de 6.5 en 1982. Esto indica un alto nivel de progresividad especialmente cuando se calcula que en 1978 la proporción de hogares para consumir menos de 200 Kwhaño era casi el 60% y consumía cerca del 10% del consumo total. Analizando por separado este índice de progresividad se concluye que Medellín ha mantenido el índice más bajo (3.3) desde 1970 y Bogotá presenta el mayor esfuerzo redistributivo al pasar de 1.2 a 10.8 seguido de Cali (2.3 en 1970 y 8.3 en 1982).
REFLEXIONES GENERALES
Ante el panorama presentado cabe hacerse las siguientes reflexiones:
1. El nivel que presenta la tarifa promedio actual y los aumentos substanciales realizados en los dos últimos años indican que estamos cerca (si ya no se llegó) al nivel de tarifas que cubren los costos unitarios promedio de generación, transmisión y distribución actuales. Aunque, tales costos, especialmente los primeros, son relativamente mayores en la Costa, con la línea actual de interconexión se prevé una pronta nivelación en los mismos. Esto justificaría una nivelación tarifaria en todo el país y una desaceleración del ritmo de crecimiento en las mismas.
2. Dado que estudios recientes muestran que los costos no variarán significativamente en las próximas dos décadas, es de esperarse que los aumentos registrados entre 1980-82 fueron oportunos pero no se prevé la necesidad de aumentos significativos hasta, por lo menos, el año 2.000. Una posible razón de la disminución relativa de la demanda durante el racionamiento (lo cual parece haber aminorado sus efectos) fue el importante aumento de tarifas en Bogotá, Cali y Barranquilla, primordialmente.
3. Un factor que ha introducido distorsiones tanto en el nivel de consumo como en la oferta (léase disminución de los ingresos de las empresas) es la desaparición de la estructura tarifaria de bloque, toda vez que algunas empresas han y siguen cobrando el Kwh marginal aplicado a todo el consumo.
Esto hace aparecer discontinuidades en el consumo que precisamente la estructura de bloque evita y que permite la aplicación efectiva de los criterios de eficiencia que estipula la teoría económica y la equidad que estipula la Junta Nacional de Tarifas.
4. Colombia presenta, al menos en las cuatro principales ciudades, niveles de autofinaciamiento mayores que las empresas de muchos países europeos y aún EE.UU. Además la generación interna de fondos de la empresa aumentó en un 60% anual promedio entre 1978 y 1982 al pasar de $ 4.058 a $ 26.172 Millones. Pensar en aumentar esta via parcial de financiación ante la perspectiva de crecimiento moderado de costos es de dificil justificación. Sólo queda por explorar los aumentos por igualación regional de tarifas y simplificación relativa de la estructura de bloque, más no de su desaparición total.

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