
Opinión
Vamos juntos contra la violencia
Como exvicepresidente de Colombia, me uno al clamor de centenares de personas de la diversidad política y social que, en diferentes partes de Colombia y en el exterior, abogan públicamente por saber unirnos en la diferencia.
La lucha contra todas las expresiones de violencia y sus cuatro aliados más importantes, que son la corrupción, la impunidad, la pobreza y el narcotráfico, presupone, para todas las personas que vivimos en la Colombia urbana y rural, la capacidad de unirnos, a pesar de las diferencias que podamos tener, siendo capaces de encontrar coincidencias y de trabajar juntos por el bien común.
A los graves hechos de violencia sucedidos durante la semana pasada, y que se manifestaron principalmente en el asesinato de 13 policías en la zona rural del municipio de Amalfi, departamento de Antioquia, y en el atentado terrorista contra la población civil que vive y tiene sus pequeños comercios frente a las instalaciones de la Escuela de Aviación Marco Fidel Suárez, Emavi, en la ciudad de Cali, que dejó como saldo el salvaje asesinato de seis personas, más de 70 personas heridos y numerosos pequeños y medianos comercios destruidos, se suma el del Guaviare.
En la región central del departamento, al parecer por parte de algunos sectores de la población civil manipulados por integrantes de la guerrilla denominada disidencias de las FARC, a raíz de varias acciones militares exitosas contra los integrantes de dicho grupo, fueron secuestrados 34 militares hace dos días.
Es de anotar que dicho grupo guerrillero, al igual que los otros en Colombia, ha encontrado en el sucio negocio del narcotráfico una fuente de financiación de sus actividades criminales, pero, a la vez, ha sufrido una pérdida progresiva de sus ideales revolucionarios.
Esa realidad, en mi opinión, nos lleva a pensar que los cuantiosos recursos económicos, incluidos los de la cooperación internacional, gastados por los diferentes gobernantes en los últimos 74 años, terminaron siendo poco útiles. Resultaron poco efectivos porque crecieron los niveles de violencia urbana y rural durante todos esos años, alimentados cada día por los altos niveles de pobreza, corrupción, impunidad y el negocio del narcotráfico.
Todo ello nos indica la necesidad de hacer hoy, los diversos sectores políticos y sociales, una profunda reflexión política y ética, no solo en Colombia, sino también a nivel internacional, mucho más cuando algunos sectores políticos de derecha, centro o de izquierda pretenden ser alternativas de gobierno.
Los caminos de la vida han demostrado que no se puede ser alternativa de gobierno si se transgrede la ética, se pacta con la corrupción o se toleran prácticas como el despilfarro, la violencia, el narcotráfico y la compra de votos.
Es necesario, por tanto, garantizar y supervisar el uso correcto de los recursos públicos con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población y evitar que, en su necesidad de sobrevivir, se vea sometida a la vulneración de sus derechos.
Como exvicepresidente de Colombia, me uno al clamor de centenares de personas de la diversidad política y social que, en diferentes partes de Colombia y en el exterior, abogan públicamente por saber unirnos en la diferencia, por una Colombia libre de violencia, de privilegios personales y de actividades criminales como la corrupción.
En esos propósitos democráticos, invito a los expresidentes y exvicepresidentes de la República, lo mismo que a numerosas personas que han ocupado exitosamente cargos de Estado a nivel nacional, regional o local, pero también a los medios de comunicación y dirigentes empresariales y sociales, a que promovamos una gran reunión nacional que tenga como propósito fundamental el respeto de las personas a ser diferentes y que reafirme que, en las luchas sociales, empresariales y políticas, como en la vida misma, nunca se debe perder de vista la necesidad de actuar bajo principios éticos sólidos.
