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Crímenes medioambientales

Si no hubiera sido por Tirofijo, grandes extensiones de selva hubieran sido derribadas por «Los Liquidadores», o sobreexplotadas por operadores turísticos.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
13 de julio de 2016

En las regiones del hielo o hiperbóreas –como las llamaba un amigo que enloqueció en Sorrento– suceden muy pocas cosas, pero cuando suceden son espeluznantes y sangrientas. Es usual que los periódicos de Oslo, Copenhague o Estocolmo abran la edición matutina con titulares como estos: «mañana habrá sol» o «bomberos rescatan a un gato atorado en una ventana». Esto hace que los nórdicos fantaseen con tramas del genero negrocriminal o conciban series de TV de contenidos inquietantes.

La buenísima serie Bron/Broen (El Puente) financiada por Suecia y Dinamarca perfila en el horizonte el tema del ecoterrorismo, una especie de «terrorismo ético» que, para llamar la atención sobre el calentamiento global, por ejemplo, asesina a inocentes. La TV pública noruega, por su parte, estrenó a finales del 2015 la serie Okkupert (Occupied) un thriller político en la que el Primer Ministro de Noruega anuncia el fin de la era del petróleo en el Mar del Norte por razones ambientales y ésto ocasiona una crisis geopolítica que involucra a la Unión Europea y Rusia.  

Yo sé que esto que voy a escribir no va gustar a much@s, pero hay que admitir que, si no hubiera sido por Tirofijo, grandes extensiones de selva hubieran sido derribadas por «Los Liquidadores» o sobreexplotadas por operadores turísticos que no tienen la menor duda que, más importante que «lo verde», son sus ganancias. Esto no quita la responsabilidad de las FARC y el ELN en la contaminación ambiental ocasionada por sus ataques – ¿terrorismo ético? – contra la industria petrolera.

Recuerdo muy bien que a mediados de los noventa el Bloque Sur de las FARC expidió, con el concurso de las organizaciones de colonos del Medio, Bajo Caguán y rio Suncilla, unas normas que prohibieron la caza del borugo o guagua, el empleo de huevos de tortuga como alimento, la pesca con dinamita y la tala de árboles cerca de las fuentes de agua. A través de la coerción y la pedagogía las FARC consiguieron detener en algunos lugares la destrucción del hábitat y proteger varias especies animales camino a la extinción por la ignorancia asociada a la pobreza.

La guerra interna, principalmente con las FARC, se libró en las zonas selváticas de la Amazonía y la Orinoquía, y en esos mismos territorios se extendieron los cultivos ilícitos. El combate y la química de la coca dañaron ecosistemas que, precisarán de muchísimos años, para que en ellos la vida vuelva a germinar. La paz territorial ayudaría a encarar un problema, pero puede crear nuevos: el turismo masivo y depredador disfrazado de «ecoturismo» y la explotación capitalista de los recursos sin límites racionales.

En el tercer episodio (El Mito de Sísifo) de la segunda temporada de la serie Fargo (la más laureada en 2015) comienza con un plano en la que aparece el indio Hanzee Dent en medio del bosque acariciando a un conejo blanquísimo y luego en un flashback se ve al mismo personaje en su infancia observando desde un salón de clase como un mago saca un conejo de la chistera. Segundos después el indio sale del bosque llevando en una mano el cadáver del conejo. «Los Liquidadores» son unos magos que, con sus artes, pueden hacerle creer al país que todos los colombianos tienen la oportunidad de volverse ricos, aunque esto signifique cargarse las selvas y las aguas.

 *En twitter: @Yezid_Ar_D . Blog: https://yezidarteta.wordpress.com/author/yezidarteta/                 

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