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El éxito del equipo Sky de ciclismo y la teoría de las ganancias marginales

“Éxito es igual a algunas disciplinas simples practicadas todos los días; mientras que el fracaso no es más que unos pocos errores de juicio, que se repite a diario.” – Jim Rohn

Pablo Londoño
7 de abril de 2016

Sir David Braisford es un ícono en el mundo del ciclismo. Es el actual Gerente General del equipo Sky y ex director de desempeño del equipo Olímpico Ingles en donde los resultados de su teoría llevaron en el 2008 a que el equipo cosechara 14 medallas (8 de oro) en los olímpicos siendo el artífice de los 59 triunfos del equipo entre el 2003 y el 2013. Desde su llegada a Sky Bradley Wiggins y Chris Froomes ganaron el Tour de Francia en el 2012, 2013 y 2015 anticipando así a los triunfos planeados para los próximos cinco años.

La teoría de Braisford, quien fue en sus inicios ciclista amateur corriendo en Francia, consiste, contrario a algunas teorías gerenciales que se enfocan en las grandes transformaciones, en la agregación de una gran cantidad de pequeñas mejoras que individualmente no pesan más del 1% pero que unidas generan diferencias significativas.

En el caso del equipo de ciclismo inglés el proceso abarcó cada detalle: La aerodinámica de las bicicletas; el polvo que se acumulaba en las áreas de mantenimiento  que implicó un cambio en la pintura del piso; el diseño del bus para optimizar el confort y la recuperación de los ciclistas; el tiempo de calentamiento; el peso de las llantas.

Sus observaciones sin embargo fueron más allá incluyendo los hábitos de sueño, la nutrición y la higiene. Incorporó una rutina de limpieza de las manos enfocándose en los espacios entre los dedos para evitar infecciones; el uso de la almohada de cada ciclista como parte del equipaje de rutina de cada viaje; la crema perfecta para hacer los masajes. Una vez detectados logró sembrarlos como hábitos diarios de todo su equipo.

El modelo Braisford ha trascendido el deporte y se ha incorporado con éxito a una gran cantidad de organizaciones que  han entendido que en el mundo corporativo, en la salud, en la educación  y en la vida diaria, la clave está en los detalles. Hablamos del próximo lanzamiento de producto, la construcción de una planta o de bajar 15 kilos como si fueran eventos por si solos, cuando la realidad es que son la suma de momentos. El secreto en la  defensa de los márgenes en el mundo empresarial al igual que la reducción de peso tiene la clave en hacer de los detalles un hábito.

El mundo corporativo está lleno de ejemplos de los que somos conscientes pero frente a los que no hacemos nada porque los vemos como eventos aislados: La falta de productividad de una reunión; la pérdida de tiempo en el manejo de reportes o mails internos; la ineficiencia en los desplazamientos entre la casa y la oficina; las revisiones anuales de productividad; las sesiones de planeación estratégica; la permisividad frente a gastos menores.

Todos en sí mismos son considerados como “pequeños” pecados corporativos que asumimos afectan sólo una parte de la población de la empresa. La verdad es que se convierten en el tiempo en hábitos colectivos que drenan los márgenes, arruinan la productividad y erosionan la cultura interna y la moral de los empleados.

Al igual que en nuestra vida la mayor parte de las transformaciones se enfocan desde la óptica de conseguir grandes líderes, asesores o coaches con capacidad de guiarnos en hacer cambios profundos. Se vuelven por lo tanto, por su dimensión y dificultad, en proyectos de tan gran escala y alta complejidad, que les sacamos el cuerpo encontrando todo tipo de excusas de tiempo, recursos o habilidades para abordarlos. Con igual facilidad encontramos en estos elementos la excusa perfecta para abortarlos una vez iniciados, generando caos y desmotivación.

El modelo de Braisford tiene la bondad de que parte desde la óptica de las transformaciones sencillas, del cambio de hábitos poco dolorosos pero que se vuelven “tendencia” una vez logramos incorporarlos como práctica habitual.