GUILLERMO VALENCIA
Pakistán, la pieza que China necesita para reducir a India
En el posible conflicto en la región de Cachemira, China se mueve a favor de sus intereses en Pakistán y busca debilitar a India. La rivalidad de los dos gigantes se toma Asia.
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La disputa por la región de Cachemira podría derivar en un conflicto armado entre India y Pakistán. Esta confrontación, que por ahora ha sido a pequeña escala, reduce la oportunidad que tiene China de garantizar la estabilidad de Asia y lo pone en una posible guerra proxy con India.
Si bien, no es nuevo que Cachemira sea objeto de disputas por parte de India y Pakistán, algo que ya ocurrió en 1947 y 1965, ambos conflictos carecían de la actual presencia de China, quien aprovechará su posición y alianza con Pakistán para debilitar a India.
De hecho, según el Center for Strategic and International Studies (CSIS), Pakistán ha comprado US$6.074 millones en armamento a China entre 2008 y 2017. Estas compras incluyen un sistema óptico de seguimiento empleado para monitorear el lanzamiento de misiles nucleares.
Es bien conocida la rivalidad entre Pakistán e India, pero la de este último con China tiene otras características. Se trata de la búsqueda de reconocimiento de India como potencia en el escenario mundial, lo cual riñe con los intereses de China en Asia Central, asociados a la construcción de la Nueva Ruta de la Seda, la cual ya cuenta con un extenso tramo que atraviesa Pakistán, llamado Autopista Karakoram.
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¿Qué tanto podrá lograr India en este escenario? En su libro ‘China e India, rivalidad en tiempos de globalización’, el profesor de la Universidad McGill de Canadá, Paul Thazha Varke, plantea que esta confrontación no es un combate abierto, sino que debe verse como un partido de fútbol en el que "muchos jugadores compiten en diferentes frentes con el objetivo de ganar, pero no para necesariamente incapacitar a sus oponentes".
Por eso, para China es clave emplear a Pakistán y a sus otros aliados asiáticos para disminuir a India, quien ha demostrado ser un rival económico para el régimen de Xi Jinping.
India, un gigante emergente
Desde América Latina tenemos el prejuicio de que India es un país del tercer mundo: altos índices de pobreza, inequidad y falta de acceso a servicios básicos. Sin embargo, el país gobernado por Narendra Modi ya es la sexta economía mundial, por encima de Francia.
Sus avances hacen que supere a nuestro continente en muchos sentidos. De hecho, el Blockchain Report 2019, realizado por Nasscom, gremio que asocia a las empresas del sector tecnológico indio, muestra que el sector público de este país ha incorporado en un 50% el uso de la tecnología Blockchain. El año pasado, India registró 67 nuevas patentes sobre el uso de esta tecnología. Es decir, está trabajando desde ya en temas en los que EE. UU. y China están incursionando.
Estos incentivos en innovación tecnológica se apalancan en un crecimiento económico que estuvo por encima del 7%, en 2017.
Por ahora, las cifras están del lado de Narendra Modi, quien las repetirá durante la contienda electoral que se celebrará en abril y mayo de este año. Sabremos si será ratificado o dará paso a una oposición que ya le ha arrebatado el Congreso.
Las decisiones que Mudi tome sobre Cachemira le permitirán fungir como líder de un sentimiento nacionalista que le servirá en estas elecciones. Pero también, deberá responder con cautela y evitar que sus acciones se conviertan en un ‘casus belli’ con Pakistán.
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En este escenario en el que tanto India como Pakistán se han mostrado los dientes, EE. UU. ha llamado a la cautela para mantener la estabilidad en asia central, y sin matices ha ratificado su apoyo a India.
Sin embargo, debemos preguntar ¿qué rol jugará EE.UU.? El país de Trump deberá decidir en un territorio en el que China hace presencia y tiene un alto interés político y económico. No hay que descartar que una posible confrontación escalaría en una guerra total y se daría en una región con demasiados jugadores.
Esta estrategia le servirá a Trump, quien igual que Mudi, usará la coyuntura para proyectarse como un líder fuerte de cara a las elecciones de 2020. No olvidemos que esta no es la primera vez que EE. UU. toma decisiones en una zona de interés y de frontera china. Estas se dieron en tiempos de Guerra Fría, era otra China y otro tiempo.
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