Las mascarillas generan contaminación y puede afectar a diversas especies en diferentes espacios. Foto: Opération Mer Propre

MEDIOAMBIENTE

Cinco cosas que debe saber sobre los tapabocas y la contaminación con plásticos

Alrededor de 11 millones de toneladas de plástico son vertidas a los océanos cada año y expertos advierten que si no se toman las medidas adecuadas, esta cantidad se triplicará en 2040 alcanzado unas 29 millones de toneladas al año.

29 de marzo de 2021

La pandemia generada por el coronavirus ha provocado un gran aumento del uso de tapabocas, guantes y otros equipos de protección desechables afectando potencialmente la lucha y los esfuerzos que se realizan en contra de la contaminación marítima.

Según la Organización de Naciones Unidas, si se ponen en marcha medidas eficaces, la cantidad de plásticos desechados cada año puede reducirse considerablemente, o incluso eliminarse, pero la tarea no será fácil y los gobiernos tienen una gran responsabilidad en este proceso.

Estos son cinco factores importantes que los ciudadanos deben conocer en torno a las afectaciones generadas en los ecosistemas por estos elementos y lo que se podría hacer para lograr su reducción.

1. Aumento de la contaminación

La pandemia provocó un significativo aumento de la producción de mascarillas desechables. Las cifras proporcionadas por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo prevén que las ventas mundiales de tapabocas ascenderán a unos US$166.000 millones en 2020, frente a unos US$800 millones registrados en 2019.

La contaminación con plástico en los océanos ha ido en aumento. Se requieren acciones integrales y conjuntas para hacerle frente a esta problemática. | Foto: picture-alliance/WILDLIFE

Para muchas personas una de las más recientes llamadas de atención sobre este problema se produjo cuando aparecieron en los medios de comunicación vídeos y fotos de buzos recogiendo máscaras y guantes ensuciando las aguas de la Riviera francesa. Este acontecimiento supone un recordatorio de que los políticos, los líderes y los individuos necesitan abordar de forma inminente el problema de la contaminación por plásticos que terminan en los ecosistemas marinos, principalmente.

2. Considerar la gestión de los residuos como un servicio público esencial

Los datos indican que alrededor del 75 % de las mascarillas usadas, así como otros residuos relacionados con la pandemia, acabarán en vertederos o flotando en los mares, con los consecuentes daños medioambientales que esto acarrea. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que, de no gestionarse adecuadamente el gran aumento de los residuos médicos, muchos de ellos fabricados con plásticos de un solo uso, podría producirse un vertido incontrolado.

Entre las posibles consecuencias se encuentran los riesgos para la salud pública derivados de las mascarillas usadas infectadas, y la quema al aire libre o la incineración incontrolada de las mascarillas, lo que provocaría la liberación de toxinas en el medio ambiente y la transmisión secundaria de enfermedades a los seres humanos.

Ante el temor de estos posibles efectos secundarios en la salud y el medio ambiente, el Programa insta a los Gobiernos a considerar la gestión de los residuos, entre ellos los médicos y los nocivos, como un servicio público esencial. El organismo argumenta que la manipulación segura y la eliminación final de estos residuos es un elemento vital para una respuesta de emergencia eficaz.

3. Es posible reducir un 80 % la contaminación por plásticos

Sin embargo, esta situación puede modificarse, según lo indica un amplio informe sobre residuos plásticos publicado por The Pew Charitable Trusts, y el laboratorio de ideas Systemiq.

El estudio, avalado por la directora ejecutiva de la agencia medioambiental de la ONU, Inger Andersen, pronostica que, si no se toman las medidas adecuadas, la cantidad de plásticos vertidos en el océano se triplicará en 2040, pasando de 11 a 29 millones de toneladas al año.

Contaminación en los océanos con plástico
Los océanos son uno de los ecosistemas más afectados por la contaminación con elementos plásticos como bolsas de un solo uso. | Foto: Getty Images

Sin embargo, cerca del 80% de la contaminación producida por plásticos podría eliminarse en ese mismo periodo haciendo cambios en las regulaciones y modificando los modelos de negocio. La investigación sugiere diseñar productos y envases que puedan reciclarse más fácilmente, y aumentar los volúmenes de recolección de residuos.

4. Se requiere una alianza mundial

En un análisis sobre plásticos, sostenibilidad y desarrollo dado a conocer en julio del año pasado, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo llegó a la conclusión de que las políticas comerciales mundiales también pueden desempeñar un importante papel en la reducción de la contaminación.

“El modo en que los países han utilizado sus políticas comerciales para luchar contra la contaminación por plásticos ha sido en su mayor parte descoordinado, limitando la eficacia de sus esfuerzos, dice Coke-Hamilton, directora de comercio internacional de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

5. Impulsar alternativas respetuosas con el planeta y el empleo

Aunque la aplicación de estas medidas reduciría enormemente la contaminación por plásticos de aquí a 2040, el informe de la organización sin fines de lucro Pew y el laboratorio de ideas Systemiq reconoce que, incluso en el mejor de los casos, se seguirían vertiendo al menos 5 millones de toneladas de plásticos en el océano cada año.

La utilización de plásticos de un solo uso ha sido prohibida en varios países.. Foto: Getty.

Los autores del estudio consideran que para enfrentarse de forma integral al problema se necesitaría un aumento drástico de la innovación y la inversión que se tradujera en avances tecnológicos.

Los expertos también instan a los gobiernos a potenciar sustancias no tóxicas, biodegradables o fácilmente reciclables, como las fibras naturales, la cáscara de arroz y el caucho natural.

Estos productos serían más respetuosos con el medio ambiente y, dado que los países en desarrollo son proveedores clave de muchos sustitutos del plástico, podrían aportar una ventaja añadida: la creación de nuevos puestos de trabajo.