La mala conservación de los alimentos puede provocar una intoxicación.
La mala conservación de los alimentos puede provocar una intoxicación. | Foto: Getty Images

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Los peligrosos errores al usar la nevera que aceleran la descomposición de los alimentos

La falta de frío puede contribuir a la proliferación de bacterias y microorganismos en los alimentos.

Redacción Tecnología
15 de junio de 2024

La nevera se destaca como uno de los electrodomésticos más importantes dentro del hogar debido a su papel crucial en la conservación adecuada de los alimentos. Su función principal es prevenir el deterioro y ralentizar el crecimiento de bacterias, lo cual logra mediante un ciclo de refrigeración que traslada el calor desde el interior hacia el exterior a través de procesos de condensación y evaporación.

Pero, cuando los alimentos no son refrigerados correctamente, existe un alto riesgo de deterioro y desarrollo de intoxicaciones alimentarias, según los expertos de Medline Plus. Estas intoxicaciones pueden manifestarse a través de señales como diarrea, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas y vómitos.

Descubra el sencillo truco para conservar los alimentos por más tiempo.
Descubra el sencillo truco para conservar los alimentos por más tiempo. | Foto: Getty Images

Por lo general, los síntomas aparecen entre 2 y 6 horas después de haber ingerido el alimento contaminado, aunque este intervalo puede variar dependiendo de la causa específica de la enfermedad.

Existen varias razones por las cuales los alimentos pueden no conservarse adecuadamente en la nevera, siendo una de ellas el déficit de temperatura. Lo ideal es que el refrigerador se mantenga entre 0 y 4 grados Celsius, ya que superar este rango facilita la proliferación de bacterias, provocando una descomposición prematura de los alimentos. Por otro lado, si la temperatura es demasiado baja, los alimentos pueden sufrir alteraciones en su textura y sabor debido a la congelación.

Otro factor que puede tener un impacto negativo es la sobrecarga del interior de la nevera. Aunque el tamaño varía según el tipo y modelo del electrodoméstico, es importante no exceder su capacidad recomendada, porque esto puede obstruir la circulación de aire y evitar que llegue de manera uniforme a todos los alimentos. Esta falta de circulación puede propiciar la proliferación de microorganismos, hongos y bacterias que son perjudiciales para la salud.

Asimismo, es aconsejable evitar que se coloquen alimentos calientes dentro de la nevera, dado que esto no solo afecta los componentes internos del electrodoméstico, sino también la calidad de los alimentos. En caso de tener alimentos calientes, es preferible esperar a que se enfríen a temperatura ambiente antes de refrigerarlos por el tiempo necesario.

Las fresas se deben guardar en la nevera para conservarlas por más tiempo.
Las fresas se deben guardar en la nevera para conservarlas por más tiempo. | Foto: Getty Images

Un factor frecuentemente pasado por alto es la distribución adecuada de los alimentos dentro de la nevera, que también influye en su correcta conservación. Es importante recordar que la nevera está dividida en zonas específicas que deben ser utilizadas correctamente para evitar daños. Por ejemplo, la parte inferior no es ideal para almacenar carnes o lácteos, puesto que generalmente tiene una capacidad de refrigeración menor.

Si es así, las frutas y verduras deben colocarse en los cajones o compartimientos diseñados específicamente para ellas para que estos espacios controlen la humedad y prevenir daños prematuros.

Este truco es muy fácil de realizar.
Este truco es muy fácil de realizar. | Foto: Getty Images

Es posible que en algún momento usted haya abierto y cerrado la nevera repetidamente. Aunque pueda parecer una acción inofensiva, esto afecta la temperatura interna porque introduce aire caliente del entorno, lo cual puede provocar fluctuaciones significativas que comprometen la conservación de los alimentos almacenados.

Estos son algunos de los hábitos que deben modificarse al usar el refrigerador en el día a día porque pueden causar daños tanto técnicos como en la calidad de los alimentos. Esto puede resultar en la pérdida prematura de alimentos que podrían conservarse en buen estado por mucho más tiempo en términos de textura, sabor y calidad.