Según la OMS, hay 841 millones de adultos mayores, que representan el 12 % de la población mundial. | Foto: Pixabay

ESTUDIO

Ser adulto mayor en Colombia, todo un karma

Pobreza, abandono y exclusión, más del 40 % de los mayores de 60 años son depresivos, y muchos creen que a esa edad ya no son útiles para la sociedad. Informe.

1 de junio de 2017

Enfrentar la vejez en Colombia se ha convertido en todo un desafío. Según ha concluido un informe de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana y la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, para 2020 habrá dos adultos mayores por cada adolescente, pero sus condiciones de vida serán preocupantes.

El estudio, que consultó a 30.000 adultos mayores de 250 municipios de Colombia, demostró que el 9,3 % de ellos viven solos, y en Bogotá el 11 % sobreviven en esta condición. La situación empeora porque no hay suficientes médicos para atenderlos. Si bien desde 1982 hasta la actualidad se han formado 2.000 gerontólogos en Colombia, de estos apenas hay un 4 % en actividad. Es decir, solo hay 80 geriatras en el país para atender a una población que, según el DANE, asciende a 5.750.000 personas.

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Como cualquier ciudadano, los adultos mayores necesitan tener asegurado el ejercicio de su derecho a la salud. sobretodo porque son propensos a sufrir enfermedades que requieren una atención especializada. Pero el 72 % de esta población no puede acceder a un centro especializado en cuidados geriátricos ni a un cuidador.

Según el Diagnóstico, de los adultos mayores en Colombia de la Fundación Saldarriaga Concha, la Enfermedad Isquémica del Corazón es la que más sufre esta población en el país, pues la padecen el 20 % de los hombres y el 18,8 % de las mujeres mayores de 60 años.

También padecen enfermedades crónicas de las vías respiratorias internas (9,5% en hombres, 12,1% en mujeres); cerebrovasculares (9,4% en hombres, 7,9% en mujeres); hipertensivas (4,6% en hombres, 6,6% en mujeres) y Diabetes Mellitus (4,2% en hombres, 5,3% en mujeres).

La OMS, por su parte, asegura que la mortalidad en la población mayor puede atribuirse a enfermedades de larga duración como el cáncer, las afecciones respiratorias crónicas, las cardiopatías, las enfermedades osteomusculares —como la artritis y la osteoporosis— y los trastornos mentales y neurológicos. De hecho, de estas dos últimas proviene otro de los grandes males de la población mayor del país: la depresión.

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De acuerdo al informe, el 40 % de los adultos mayores tiene un perfil depresivo pues muchos tienen que soportar también pobreza extrema, violencia, maltrato y abuso.

A esto se suma la exclusión de la población mayor en la sociedad. “Tener 60 o más años no es sinónimo de ser una persona vieja. Por ello, muchos individuos que integran esta comunidad suelen caer en depresión, pues se sienten excluidos, inútiles, inservibles y como una carga para sus familias y para la sociedad, en general”, reza el informe. El problema es que el modelo de trabajo colombiano no es idóneo para esta población; suelen caer muy rápido en la obsolescencia. 

La Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2015 indica que en 1967 “el nivel de fecundidad por mujer era de 6,7 hijos e hijas”, mientras que hace siete años este nivel llegó a “2,1”. En otras palabras, la tasa de fecundidad de la población de niños y adolescentes en el país ha disminuido en más del 50 % en el último medio siglo. Por eso, para los creadores del estudio es indispensable atender a los adultos mayores, que cada vez serán más, y quienes tienen las capacidades para ser productivos.

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Para mejorar la condición de vida de esta población, el informe propone aumentar la cobertura y el acceso a la pensión, robustecer las redes familiares y sociales para que los adultos mayores no tengan que estar solos, y mejorar la cobertura y la educación de los cuidadores.

Además, es importante observar la experiencia internacional. México y España son pioneros en la implementación “del turismo geriátrico” como una forma de incluir a esta población en las rutinas de la vida socioeconómica. Se puede aprender de la conocida “revolución de la longevidad”, en la que muchos países han integrado políticas sociales, de entretenimiento, culturales y económicas para mejorar la calidad de vida de estas personas.

Tal como lo han hecho varios países del Cono Sur, Colombia también debe ratificar los logros que en diversas convenciones iberoamericanas se han obtenido en torno a la protección de los derechos humanos de la población mayor. Tener 60 o más no puede convertirse en el fin de un ser humano.