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VIDA MODERNA

A comer frutos secos para prolongar la vida

Un nuevo estudio vincula el consumo de nueces, almendras, avellanas y pistachos con la longevidad.

21 de noviembre de 2013

Además de ser una fuente importante de proteína, los frutos secos podrían asegurar una vida más larga. Al menos eso concluyó el estudio más completo realizado hasta el momento, que analizó la relación entre el consumo de estos alimentos y la longevidad.

Con base en una muestra de 120.000 personas y a lo largo de 30 años, investigadores de la Universidad de Harvard descubrieron que las personas que comían frutos secos todos los días eran 29 por ciento menos propensas a morir por enfermedades cardiacas y 11 por ciento menos vulnerables a morir de cáncer.

“Sólo comer nueces de vez en cuando bajó la tasa de mortalidad en un 7 por ciento, comerlas una vez por semana redujo la tasa de mortalidad en un 11 por ciento y de 5 a 6 veces a la semana, en un 15 por ciento”, declaró una de las directoras del estudio, Ying Bao, del Brigham and Women’s Hospital, en Boston.

Estudios previos ya habían encontrado que el consumo de estos alimentos traía beneficios como la disminución de grasa condensada alrededor de los órganos internos, mejores niveles de azúcar en la sangre, mejor control de la presión arterial y menor riesgo de cálculos biliares. Sin embargo, esta es la primera vez que se examinan a profundidad sus efectos sobre la longevidad.

Además de las nueces, las avellanas, las almendras y los pistachos también traerían estos beneficios. El maní no fue mencionado en la investigación.

Los investigadores no conocen la razón precisa por la que los frutos secos pueden prolongar la vida. No obstante, se cree que esto se debe a sus ácidos grasos insaturados, minerales y otros nutrientes que disminuyen el colesterol, la inflamación y la resistencia a la insulina.

La investigación fue financiada por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos y el “International Tree Nut Council Nutrition Research & Education Foundation”. Los resultados fueron publicados esta semana en la prestigiosa revista “New England Journal of Medicine”.