Escribir mensajes genera no sólo distracción visual, sino manual y cognitiva

COMPORTAMIENTO

Distracción al volante

Estudios señalan que enviar mensajes de texto mientras se conduce es tan peligroso como manejar borracho. En Colombia esta práctica frecuente no está prohibida.

23 de enero de 2010

Era sábado por la tarde y Lucía manejaba por la Avenida Circunvalar de Bogotá. Iba retrasada. En medio del afán recibió un mensaje de texto de un amigo en el que le preguntaba por su demora. Ella no sólo lo leyó, sino que decidió contestarlo de una vez. Sin dejar de manejar, bajó la vista y enfocó el teclado de su Blackberry. Al levantar la mirada vio un carro estacionado en su carril, pero ya era muy tarde, se fue contra él. "Todo sucedió en cuestión de segundos -dice-. Mis manos, mi cabeza y mis ojos estaban en otro lado". Lucía asumió la culpa, sin revelar a nadie la verdadera causa del accidente. Los arreglos de ambos vehículos costaron más de un millón de pesos. "Fue el mensaje de texto más caro de mi vida", dice.

Este tipo de accidentes cada vez es más común. Una investigación de la Universidad de Harvard en 2003 reveló que en Estados Unidos las distracciones por el celular causaron 2.600 muertes ese año y 330.000 accidentes que dejaron heridos. Estas cifras y nuevas investigaciones han revivido la vieja discusión del uso de celulares en el carro, que ya se creía superada gracias al 'manoslibres'. No obstante, en la medida en que estos aparatos han empezado a ofrecer más aplicaciones, como enviar y recibir correos, para lo que cuentan con teclados más cómodos, se han convertido en una nueva fuente de falta de atención en el carro. "Ya no estamos hablando sólo de distracción cognitiva (cuando la mente se ocupa de otra actividad que no es manejar), sino además de quitar la vista del camino", dijo a SEMANA Sherri Box, del Virginia Tech Transportation Institute, ente que ha hecho investigaciones sobre el tema.

En una de ellas, para la cual los científicos colocaron cámaras dentro de las cabinas de camiones y vehículos livianos, se constató que los conductores que envían mensajes mientras manejan quitan la vista del camino por un intervalo de entre cuatro y seis segundos, lo que genera 20 veces más riesgo de accidentes que aquellos que no lo hacen. "Es lo mismo que manejar por un campo de fútbol a 90 kilómetros por hora con los ojos cerrados", explica Box. En la Universidad de Utah, donde se construyó un laboratorio con un simulador que reproduce las condiciones de manejo más riesgosas, los estudios han encontrado que leer y enviar mensajes equivale a manejar con un 0,08 por ciento de nivel de alcohol en la sangre, considerado en muchas partes del mundo el límite para ser sancionado por embriaguez.

Estos hallazgos han llevado a muchos países de Europa y a algunos estados de Estados Unidos a endurecer las normas sobre el uso de estos teléfonos mientras se maneja. En noviembre, en Gran Bretaña se condenó por primera vez a una mujer de 22 años a 21 meses de cárcel por haber arrollado a otra con su carro mientras leía y escribía mensajes.

En Colombia el Código Nacional de Tránsito prohíbe hablar por celular a menos que se haga uso del 'manoslibres', pero esta norma no se ha revisado desde 2002, cuando se dictó, pese a que desde entonces se han popularizado los iPods, las pantallas de video, los GPS y los teléfonos inteligentes, aparatos cada vez más utilizados en el carro. "Se intentó prohibir el uso de pantallas de video en Bogotá, pero los comparendos que se ponen por este motivo se caen debido a que el Código no habla de este tema", dice William Pedraza, director de seguridad vial de la Secretaría Distrital de Movilidad.

Strayer, sin embargo, considera que el villano de la historia sigue siendo el celular porque es el aparato más usado y el que causa más dispersión. Y aunque hablar por él, aun con 'manoslibres', es también un peligro, la actividad que supone más riesgo es escribir mensajes porque prácticamente involucra los tres tipos de distracción: la manual, la visual y la cognitiva. Según cifras del Centro de Investigación de las Telecomunicaciones (Cintel), la penetración de los llamados Smart Phones, que permiten recibir y enviar correos y mensajes de texto así como chatear, ha ido en aumento en los últimos años debido a que los operadores de celular ofrecen paquetes cada vez más económicos. Esto hace pensar que el problema en Colombia aumentará cuando estos aparatos se vuelvan más populares.

Un reciente sondeo de la Alcaldía de Bogotá entre 100 conductores mostró que el 75 por ciento lleva el celular encendido mientras maneja y aunque muchos aseguran que lo usan con 'manoslibres', los datos motivaron a la Alcaldía a hacer una campaña educativa sobre la importancia de enfocarse en la vía. También generó un gran operativo que en 2009 resultó en casi 39.000 comparendos. No obstante, la percepción que se tiene es que una gran mayoría sigue usando estos aparatos, sobre todo los de última generación, no sólo para hablar, sino para enviar mensajes. "Yo envío mensajes muy cortos, pero siempre tengo en cuenta que sea en un semáforo. A veces me voy despacito para que me coja el rojo", dice una propietaria de BlackBerry. Pero según Juan Pablo Bocarejo, experto en seguridad vial de la Universidad de los Andes, "el problema no es de los Smart Phones, sino incluso de los modelos más básicos que permiten 'textear'".

La mayoría de quienes envían mensajes de texto en el carro es consciente del peligro. "Cuando bajo la vista para leer en el celular, en cuestión de segundos tengo que frenar o veo que la fila de carros avanzó y yo me quedé atrás", cuenta otra persona para quien este hábito se ha vuelto común. Diego confiesa que ha estado a punto de estrellarse pero pese a ello, sigue respondiendo a chats y revisando el correo desde el celular mientras maneja. "Es una tentación", señala. Otros creen que pueden salir airosos haciendo dos cosas al tiempo, pero los estudios señalan que quienes lo hacen (multitasking) tienen cuatro veces más probabilidades de colisionar.

Algunos, como Bocarejo, creen que la solución no es establecer más normas, sino hacer campañas de concientización. Otros consideran que esto no es suficiente porque los celulares generan una adicción similar a la de los jugadores compulsivos, por lo que se necesita de medidas más restrictivas para combatir el hábito. Según John Ratey, siquiatra y experto en atención en la Universidad de Harvard, cuando la gente escucha el zumbido del chat o la vibración que indica el recibo de un mensaje, siente una descarga de adrenalina sin la cual se aburre en su vida cotidiana. "No lo usan para ser más productivos sino porque sus cerebros ya dependen de ello para estimularse", dijo el experto al New York Times.

Alexandra Rojas, directora del Fondo Nacional de Prevención Vial, cree que es necesario que la ley se adapte a las circunstancias actuales y que en los formatos de accidentes que manejan las autoridades de tránsito exista una causal relacionada con los celulares. Porque siempre habrá una nueva entretención bajo el volante. La misma Lucía, quien ya no envía mensajes de texto mientras maneja, se da cuenta de eso. Su preocupación ahora es un iPod que la desconcentra del camino cada vez que busca su canción favorita para escucharla mientras maneja. "Es un peligro", confiesa.