EL FIN DE LAS DIETAS

Una nueva teoría señala que se puede comer de todo y mantener el peso. El único requisito es aprender a descifrar las señales del hambre.

29 de julio de 1991

FINALMENTE DIETISTAS Y PACIENTES se han puesto de acuerdos pasar hambre no tiene ningún sentido. Hacer dieta es una forma de autotorturas Por eso la nueva teoría asegura que hay que saber escuchar las señales del cuerpo. Aprendiendo a escuchar sus dictados usted puede comer lo que quiere y cuando lo necesite. Y esta es la única forma sensata de conseguir y mantener el peso ideal.
Esta nueva tesis modifica completamente el concepto tradicional de las dietas. Según los especialistas el hambre es una sensación difícil de ignorar. Pero si usted constantemente está haciendo caso omiso de las señales que le envía el cuerpos lo más probable es que pierda todo contacto con él. Vivir bajo una estricta dieta hace que usted no pueda distinguir entre hambre y aburrimientos hambre y preocupaciónes hambre y soledad, hambre y ansiedad e incluso entre hambre y sed. Y mucho menos réconocen la diferencia entre hambre y satisfacción. De otra partes las dietas agudizan el hambres el hambre produce estrés y el estrés conduce a desbordamientos.
La idea es convertirse en un comedor instintivo, es decir, una persona que disfruta el placer de comer pero sin perder el control. Aprender a reconocer las señales corporales significa saber cuándo está comiendo por ociosidad, nerviosismo o glotonerías. Esto no es tan sencillo como parece, por esos los expertos dan los pasos que han de seguirse:
El primero es sopesar su hambre. Para ello utilice una escala de uno a 10. Uno significa que usted está tan hambriento que si no come algo en los siguientes cinco minutos va a desfallecer. Las palabras que podrían describir esta sensación podrían ser: frustración, ansiedad, vacíos irritación. Esto es análogo a la dieta. Ahora imagine la sensación diez: qué palabras usaría para describir su estado después de un suculento almuerzo dominguero? Llenuras disgustos incomodidads somnolencias malestar. Esto es el otro extremo. Si usted tuviera contacto con las necesidades de su organismo. Si usted tuviera contacto con las necesidades de su organismo podría comer siempre en la escala de cinco. Después de una comida en la cual usted consume apenas lo suficientes cuál es la sensación? Satisfechos contentos animados agradables. Es por esa meta por la que usted debe esforzarse. Si come justo la cantidad que necesitas sencillamente no gana peso.
Los comedores instintivos, a veces comen en el grado siete de la escala. Pero si usted está apenas empezando a descifrar las señales del cuerpo, no está listo para enfrentarse a los alimentos en pleno control. Por esos permanezca inicialmente en la idea de que quiere comer sólo lo suficientes es decir en la escala cinco. Cuando una persona responde habitualmente a las señales corporales, la naturaleza le corresponde, lo deja garosear de tiempo en tiempo. La noradrenalina, una hormona que es liberada cuando se come en excesos aumenta la rata de metabolismos asegurando que el organismo queme sus calorías extras, sin ganar peso. Pero si abusar de la comida se ha convertido en un hábitos este efecto desaparece.
Aunque en la práctica no es fácil, la teoría es bien simple, comer cuando se tiene, hambre y pasar cuando se está satisfecho. El hambre es una llamada para tanquear. Si usted obedece a su cuerpo y le proporciona sólo lo que necesita para funcionar apropiadamente, no tiene que preocuparse. Esto no convertirá la comida en grasa. Por el contrario, cuando usted come sin hambre, sobrepasa la medida de satisfacción. Entonces su cuerpo no sabe qué hacer con el exceso de comida y la almacena en sus caderas. Por eso los comedores instintivos comen todo lo que quieren y cada vez que quieren. Nunca se dejan morir de hambre. Cuando empiece a reconocer las señales, usted descubrirá que ha perdido el impulso de poner comida en la boca cuando realmente no siente hambre. Y cuando su organismo se acostumbre a que usted atiende sus llamados, le enviará la señal cada tres horas o más. Lo que sucede es que si usted come todo el tiempo, el cerebro nunca tiene oportunidad de enviarle la señal de que su estómago está satisfecho. El resultado: usted come demasiado. Pero si es mediodía y no tiene hambre, no almuerce. Siéntese y disfrute la conversación. Y a media tarde, cuando el estómago empiece a roerle, pare lo que está haciendo y coma a conciencia. El segundo paso de este entrenamiento consiste en aprender a detectar qué es lo que realmente quiere comer. Antes de lanzarse a pedir lo primero que aparezca en el menú, pregúntese si desea algo liviano o fuerte, frío o caliente, dulce o salado. Si siente que quiere una hamburguesa con todas sus salsas, vaya y cóma. Pero previamente pregúntese si quería comer eso antes de verla fotografiada en la entrada del restaurante. Otros consejos que dan los expertos para sintonizarse con las señales del cuerpo son: 1. Concéntrese. Quienes comen distraídos, conversando, frente al televisor o leyendo el periódico pierden el control y consumen más alimentos de los que realmente querían comer. 2. Tómese su tiempo. Los estudios señalan que hoy en día la gente gasta un promedio de siete minutos en una comida. Pero el organismo puede tardar 15 ó 20 minutos antes de dar la señal de satisfacción. Por consiguiente, si usted come despacio, se salva de comer el doble de lo que quería. 3. Controle sus pecados. Nada es prohibido para un comedor instintivos pero hay tres tipos de alimentos que carecen de todo valor nutritivos de los cuales se cuidan de comer poco: azúcar, harinas y alcohol.
Finalmente, para tranquilizar a quienes están acostumbrados a privarse de los alimentos que más les gustan, la nueva teoría afirma que el cuerpo sabe lo que necesita y cuánto necesita. Los deseos incontrolables de consumir determinado alimento pueden ser originados por deficiencias nutricionales. De la misma manera que algunas personas necesitan nueve horas de sueño, otras pueden necesitar carbohidratos en la mañanas dice la nutricionista y bioquímica Judith Wurtmans de la Universidad de Boston. Según la especialista, la gente que anhela las comidas ricas en carbohidratos pueden tener bajos niveles de un químico cerebral que se produce cuando se consumen azúcares o almidones. Los científicos que investigan una base bioquímica en los deseos incontrolables de comer determinado alimentos sostienen que quienes no son capaces de cumplir las dietas están absueltos de culpa por falta de voluntad.