DeWall es psicólogo de la Universidad de Kentucky y lleva varios años investigando sobre felicidad, paz y bienestar.
DeWall es psicólogo de la Universidad de Kentucky y lleva varios años investigando sobre felicidad, paz y bienestar. | Foto: Pablo Salgado

Bienestar

El gringo que llegó a Colombia para enseñarles a las víctimas del conflicto a ser felices; esta es la historia de Nathan DeWall

El científico Nathan DeWall trabaja con estudiantes de la Universidad del Sinú afectados por el conflicto para ayudarles a encontrar la felicidad.

1 de julio de 2023

Nathan DeWall se considera, por definición, un hombre feliz. Es psicólogo y científico, y desde hace varios años viaja por el mundo enseñándoles a otros cómo ser felices también. Uno de esos países es Colombia, al que llegó invitado por la Universidad del Sinú para trabajar con jóvenes víctimas del conflicto y el desplazamiento forzado.

Ha escuchado sus historias y les ha entregado herramientas para alejarse de la revictimización y encontrar la felicidad y la esperanza, pese a todo.

Es que DeWall forma parte de una área relativamente nueva, que nació entre las paredes de la Universidad de Harvard: la psicología positiva. Justamente de ello habló en SEMANA.

Nathan DeWall
Nathan DeWall | Foto: Pablo Salgado Photography

SEMANA: ¿Qué es la psicología positiva o la llamada ciencia de la felicidad?

Nathan Dewall: Se trata de entender cómo podemos ver el crecimiento de cada uno y cómo lo podemos mejorar con esta ciencia. Hasta hace muy poco, la ciencia se enfocaba en las enfermedades, depresión, ansiedad, esquizofrenia, pero hace 20 años eso cambió y se creó la psicología positiva. Y fue cuando los psicólogos y los científicos comenzaron a estudiar la felicidad. Antes eran los hippies, en Estados Unidos, los que comenzaron a hablar de paz y amor. Pero ahora la ciencia es la que se encarga del estudio de la felicidad y de la paz.

SEMANA: ¿Cómo define la felicidad?

N.D: Consiste en comparar la vida actual con la vida deseada. Y mirar las diferencias. Para las personas infelices existirá siempre una gran brecha entre la vida que ellos desean y la que tienen. Y la felicidad no depende, contrario a lo que muchos piensan, del dinero que tengas o de dónde vivas. Se trata de minimizar esa brecha de la vida que deseas y la que has podido lograr.

SEMANA: Muchos se preguntan si la felicidad son momentos o es una sensación permanente…

N.D: Ambas cosas. Los psicólogos le llamamos felicidad personal y felicidad de acciones. Tiene que ver más con la personalidad de cada quien. Algunos nacen más felices con otros. Cuando hablo con mi papá de cómo era cuando niño, me dice que no importaba lo que estuviera pasando: siempre estaba feliz. Pero la felicidad se puede mejorar justamente a través de la psicología positiva, que también ayuda a reducir la violencia y la agresión.

SEMANA: ¿Cambió en algo el concepto de la felicidad después de la pandemia?

N.D: La investigación sobre la felicidad sigue siendo escrita. Y lo que estamos viendo es que al inicio las personas manejaron la pandemia bien. En los primeros meses, la gente hacía lo que fuera para ser feliz. Muchos inventaron actividades, rutinas nuevas. Se acordaron de los amigos para llamarlos. Después de esa fase, empezó la fatiga del encierro y el miedo a la muerte, y la felicidad decayó. Pero hicimos seguimiento a eso y nos dimos cuenta de que los seres humanos somos resilientes, nos reponemos aún de las situaciones más inesperadas, mortíferas y desconocidas como la pandemia. Eso es el sistema inmune de la psicología, que ayuda a resistir a situaciones como la guerra, el trauma. Es igual al sistema inmune biológico.

"Una de las cosas que he visto estudiando la ciencia de la felicidad acá es que los colombianos perciben su país como un lugar de esperanza, un lugar para el futuro", asegura el experto. | Foto: istock

SEMANA: En Colombia hemos escuchado por años decir que somos uno de los países más felices del mundo. Para una persona que estudia científicamente la felicidad, ¿qué tan relevantes son esas mediciones?

N.D: Una de las cosas que he visto estudiando la ciencia de la felicidad acá es que los colombianos perciben su país como un lugar de esperanza, un lugar para el futuro. Y eso es felicidad. Estuve en las marchas en la Plaza de Bolívar (las del 20 de junio) y hablé con algunas personas. Les pregunté: ¿qué está pasando aquí? Y lo que vi es que la gente sale a las calles porque quiere un mejor país. Los únicos que hacen eso son los que de verdad creen que pueden realizar un cambio y eso es un indicador de la felicidad. No se trata de que todos estemos de acuerdo, de pensar igual. Hay lugares donde obligan a que todos piensen de la misma manera, que no podrían salir a las calles como lo pueden hacer aquí.

SEMANA: ¿Cómo entender entonces que si somos un país feliz llevemos 60 años reciclando violencias

N.D: Es una de las razones por las que me encuentro aquí. Quería entender por qué las personas solucionan problemas con violencia. Personas que ni se conocen. Es un gran misterio y por eso queremos estudiar la psicología de la felicidad con la psicología de las agresiones. Y no solo entender el porqué del enojo, sino darle herramientas a la gente que ha sido víctima de violencia para que pueda ser feliz pese a todo; que aprenda a ser agradecida con lo que tiene. Cuando uno agradece aprende a ser feliz.

Nathan DeWall
Nathan DeWall dice que la clave para hallar la felicidad es agradecer. "Por eso, en países como Estados Unidos tenemos un día dedicado exclusivamente a eso: el Thanksgiving". | Foto: Pablo Salgado Photography

SEMANA: La clave es agradecer entonces...

N.D: Exacto. Por eso, en países como Estados Unidos tenemos un día dedicado exclusivamente a eso: el Thanksgiving.

SEMANA: Pero, ¿cómo terminó en Colombia y lo volvió un ‘caso de estudio’?

N.D: Un colega me escribió hace dos meses y me dijo que llevaba varios años trabajando en Colombia y me invitó a participar en su grupo de investigación para ayudar a millones de colombianos. Les estamos enseñando a los estudiantes de la Universidad del Sinú sobre la ciencia de la felicidad y de la paz, no solo desde lo académico, sino para que lo puedan aplicar a su vida diaria. Y esta población es especial, porque 29 por ciento de ellos presentan estrés postraumático, que es muy alto, por la exposición a la guerra y el desplazamiento forzado.

SEMANA: ¿Ha trabajado con victimarios también?

N.D: He trabajado más con ellos que con víctimas. Muchas personas llegan a ser violentas y agresivas, aunque piensen que no lo son. En Estados Unidos, muchos de los episodios de agresión ocurren entre las 10:00 p. m. y las 2:00 a. m., cuando las personas están cansadas y no tienen energía mental para bloquear sus impulsos agresivos. Luego, lo que motiva muchas veces a los violentos es la impulsividad. La gente se imagina que una persona agresiva es un asesino en serie o alguien que planea mucho su violencia, pero lo que mueve a millones de violentos es la impulsividad. Claro, no estamos hablando de psicópatas, sino de personas que terminan en la violencia sin una razón de peso. Muchas guerras comenzaron así.

SEMANA: Pese a todo, la felicidad tiene detractores, gente que la subestima...

N.D.: Eso es fascinante. Y lo entiendo porque es una ciencia nueva. Muchos desestiman la felicidad porque creen que las cosas en la vida no pueden cambiar para tener más bienestar. Pero cuando las personas tratan de vivir una vida más feliz, sin importar el método que usamos los científicos, mejoran muchos aspectos de su vida, son más plenos, tienen más salud, consiguen sus metas, educan mejor a sus familias. ¡Y eso está comprobado científicamente!