EL RITMO PAISA

La frase que tantas veces utilizó en su campaña B.B., comienza a ser una realidad, por lo menos en el Palacio de Nariño.

20 de diciembre de 1982

Independientemente de cuáles promesas del candidato BB se convertirían en realidad durante su gobierno, el hecho irrefutable es cómo se ha implantado, por lo menos en el Palacio Presidencial, el "ritmo paisa".
Según lo afirma el mismo presidente, el horario de trabajo que lleva ahora es el producto de un hábito adquirido como seminarista en Yarumal, Antioquia, y que ha practicado toda la vida desde cuando era un adolescente.
Se levanta a las 4 a.m. Nada de permanencia en la cama. Inmediatamente, una ducha de agua fría, su arreglo personal y algunas notas sobre las cosas que debe hacer durante el día, escritas en su máquina portátil, que no deja de llevar a ninguna parte. A las cinco, inicia la jornada de trabajo. Con la radio sintonizada en programas campesinos y los periódicos sobre la mesa, comienza a llamar ministros y altos funcionarios de su gobierno, mientras desayuna a la antioqueña, con arepa incluída.
A las 6 a.m. se inician las citas y los acuerdos con los ministros. Los lunes, por ejemplo, se rotan quincenalmente entre el secretario general, Alfonso Ospina Ospina, y el director de Planeación Nacional, Hernán Beltz. Aunque algunos funcionarios, que podrían contarse con los dedos, habían practicado el "ritmo paisa", la mayoría desconocia, qué significa empezar la jornada a las 6 a.m. Por eso llegan pálidos y ojerosos a "servirle a la patria" .
El período de adaptación no ha sido fácil. En el Consejo de Ministros y en el CONPES, que alternan los martes cada quince días y que comienzan a las 7 a.m., se veía inicialmente, además de las caras largas del madrugón, uno que otro ministro retardado que, discreta y silenciosamente, ocupaba su asiento. Un poco molesto por los "retardos", el Presidente dio un cordial tirón de orejas a los impuntuales, advirtiéndoles: "no quiero aplicar lo del cuarto de hora del colegio".
Pocos son los que están exentos del famoso "ritmo paisa" si aspiran a entrevistarse con Betancur. La semana pasada, los ganaderos que habían pedido una audiencia urgente fueron recibidos a las 6 a.m. Algo similar les ocurrió a los gerentes de las electrificadoras de todo el país, convocados telefónicamente un día antes de la cita y con la orden perentoria de tomar cualquier avión y presentarse en la Casa de Nariño a una reunión a las 7 a.m. Sin embargo, la Presidencia de la República no le permite a BB el sagrado rito antioqueño del sueño temprano. El "ritmo paisa" del trabajo duro durante el día y el retiro temprano a dormir no se está cumpliendo. El horario del Presidente se extiende implacablemente todos los días hasta bien avanzada la noche. Hace poco recibió al senador Luis Carlos Galán a las 9 p.m.; una hora más tarde, el presidente de la ANDI, Fabio Echeverry entraba al despacho, y entre 10:30 y 11:30 de la noche los industriales antioqueños tuvieron su turno.
Pero el extenso horario de la actividad presidencial no se llena solamente con sesiones de trabajo. Betancur ha desplegado una asombrosa vida social nocturna, poco vista antes en un Presidente de la República. Con frecuencia "cae" durante diez o quince minutos a reuniones donde su presencia no alcanza a causar conmoción. Cuando la gente se da cuenta, él ya se ha retirado. No es raro encontrarlo en inauguraciones de exposiciones de arte, cocteles, homenajes, comidas y tertulias de viejos amigos, como el reciente aniversario profesional del periodista Alberto Acosta. Pero asiste "entrada por salida". Más disciplina exige su asistencia a obras teatrales y conciertos: debe esperar obligatoriamente hasta el final del espectáculo. Sin embargo, en estos días, cuando cada entrada va acompañada de una ovación, la carga seguramente es menos pesada.
Dos rasgos del presidente Betancur han sorprendido a los observadores políticos: en primer lugar, la seriedad con la cual minuciosamente analiza los documentos que llegan a su despacho. Elegido más por su personalidad que por sus conocimientos, muchos temían que pudiera adoptar una actitud superficial frente a los densos memorandos de los tecnócratas. Pero BB resultó ser un disciplinado "roedor" de información sobre los problemas nacionales. Otro de los rasgos sorprendentes de su carácter es su intolerancia con la inercia burocrática. Fiel a su tradición de arriero, "arrea" permanentemente a ministros y funcionarios oficiales para que aceleren y agilicen los trámites, presenten documentos y concreten soluciones en el menor tiempo posible. "¡Quiero ésto ya!" es una exclamación que se ha vuelto común en las oficinas presidenciales.
Un allegado al Presidente, consultado por SEMANA, considera que uno de los mayores méritos de BB es que, aún dentro del trábajo diario, "hasta ahora nunca ha perdido el buen humor". Al menos por el momento, "ritmo paisa" con buen humor, imprime su sello a la administración Betancur.