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Entrevista

¿Por qué hay que enseñarles a los hijos a ver porno?

SEMANA conversó con tres expertas de Boston que le apuestan a alfabetizar a los jóvenes sobre el porno para combatir los estereotipos y la desinformación que provoca.

9 de marzo de 2018

Si hay una cosa clara sobre el porno es que los jóvenes están consumiéndolo cada día más y a edades más tempranas. El ejemplo más contundente es Pornhub, el sitio de contenidos sexuales más grande del mundo, que solo en 2017 registró 28.500 millones de visitas y un total de 595.482 horas de videos subidos.

Según varios expertos, el problema es que los más jóvenes están accediendo a este tipo de contenidos sin ningún tipo de información y muchas veces esto suele generar falsas expectativas, presiones y estereotipos sobre cómo deben construir sus relaciones íntimas y de poder con la pareja. En definitiva, es un problema de salud pública del que no se habla ni tampoco muchos se atreven a investigar.

Una de las pocas excepciones a la regla es Porn Literacy, un curso desarrollado por la Universidad de Boston y la Comisión de Salud Pública de la misma ciudad. Como explican las pioneras Emily Rothman, Jess Alder y Nicole Daley, la clase funciona igual que cualquier cineclub juvenil o curso de lectura. Los estudiantes van voluntariamente y en un programa de cinco sesiones de dos horas reciben instrucción sobre temas como historia de la pornografía, búsquedas comunes en internet (como doble penetración, sadomasoquismo o fisting), acoso sexual e, incluso, sobre las consideraciones legales de la práctica del sexting y la creación de la llamada ‘venganza porno’.

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SEMANA conversó con estas tres mujeres, quienes creen que la solución no es juzgarlos por este tema, sino todo lo contrario: enseñarlos a verlo de una forma más crítica.

SEMANA: ¿De qué manera el consumo temprano de pornografía afecta la forma en que los jóvenes construyen sus relaciones románticas o sexuales?

S.S: Start Strong tiene como objetivo prevenir la violencia entre parejas adolescentes y promover relaciones saludables. Nuestro trabajo se basa en la reducción de la violencia de género, el consentimiento y la construcción de la empatía. Según el CDC, "entre los estudiantes que salen de secundaria al menos el 21 por ciento de las mujeres y el 10 por ciento de hombres sufrieron violencia física y / o sexual". Por eso, trabajamos para desafiar las normas hegemónicas que promueven la violencia. Esto se alinea con la investigación de la doctora Rothman sobre la pornografía. Ese fue un tema de conversación que tuvimos que tener en cuenta para pensar cómo debemos educar a nuestros jóvenes, sobre lo inundados que estamos de estos comportamientos.

SEMANA: ¿Cómo influyen en el comportamiento violento o la desigualdad de género?

S.S: Bueno, actualmente se está debatiendo mucho si el uso de pornografía por parte de adultos o jóvenes constituye una “crisis de salud pública" o no. Sin embargo, prácticamente nadie cree que la fuente principal de información sobre sexualidad, sexo, salud y relaciones juveniles es la pornografía en internet. Al respecto hay estudios de investigación que sugieren que algunos jóvenes reciben parte de su educación sobre el sexo en internet o medios de comunicación. Así como los programas de "alfabetización mediática" ayudan a los jóvenes a comprender ciertas cosas con el flujo constante de publicidad, entretenimiento y redes sociales, también influye en sus percepciones sobre el sexo. Un currículum de "alfabetización pornográfica" podría ayudar a los jóvenes a interpretar y dar sentido a los medios sexualmente explícitos a los que están expuestos.

SEMANA: Es común ver que la educación sexual en las escuelas se reduce a la abstinencia. ¿Tiene sentido que sea así, considerando que es obvio que los jóvenes pueden acceder a todo tipo de contenido sexual a través de internet?

S.S: Lógicamente creemos que en la actualidad hay un acceso desigual a información precisa sobre la salud sexual de los adolescentes. Pero también hay muchos programas diferentes que están interesados en cerrar esta brecha y proporcionar información. Ese el esfuerzo que nosotros estamos haciendo. Esperamos lograrlo.

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SEMANA: ¿Cómo surgió la idea del programa de ‘Alfabetización porno’ y cuál ha sido la experiencia que han tenido?

S.S: Como decíamos, nuestra principal preocupación es la prevención de la violencia entre parejas y ayudar a los jóvenes a aprender a tener relaciones seguras, respetuosas y consensuales. En Start Strong notamos que los jóvenes hacían preguntas sobre pornografía y también parecían deseosos de hablar al respecto. Al mismo tiempo, la doctora Rothman realizó una investigación que reveló que algunos jóvenes imitaban cosas que veían en la pornografía. Muchos de ellos, por ejemplo, confesaron que les pedían a sus parejas actuar cosas vieron por primera vez en la pornografía. Lo sorprendente, es que la mayoría de los encuestados no estaban contentos con esa experiencia. Nos dimos cuenta de que la pornografía está afectando la manera en la que los jóvenes viven el sexo. El problema es que los adultos no les hablaban al respecto.

SEMANA: ¿Podría describir cómo es el programa? ¿Cuáles temas tocan? ¿Tienen tareas?

S.S: El programa tiene cinco clases de dos horas y es impartido por el personal de la Comisión de Salud Pública de Boston. El objetivo es alentar a los jóvenes a que si van a ser consumidores de medios sexualmente explícitos, sean críticos. Del mismo modo que enseñamos a revisar las letras de las canciones o las campañas publicitarias, sentimos que también es posible alentarlos a analizar el porno y ayudarlos a tomar decisiones informadas sobre si querrían o no ver pornografía. Y en el caso de que lo hagan, con quién, cuándo y por qué.

SEMANA: ¿Cómo manejan el tema de que no es legal reproducir pornografía en un aula de clase o a menores?

S.S: Bueno, tenemos varias reglas. En la clase los jóvenes no hablan sobre sus propias experiencias sexuales o incluso sobre si han visto pornografía o no: haber visto pornografía no es un requisito de la clase. Además, nunca reproducimos este tipo de contenidos en el programa. Sin embargo, creemos que plantear el tema de la pornografía es una buena manera de involucrar a los jóvenes en las conversaciones sobre el consentimiento, el respeto, la seguridad y la salud.

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SEMAMA: ¿De qué temas se habla en una clase de ‘Alfabetización porno’?  

S.S: Algunos de los temas que cubrimos incluyen: ayudar a los adolescentes a comprender sus propios valores y creencias sobre los medios sexualmente explícitos;  aprender la historia de la pornografía y la regulación de la obscenidad; desvirtuar la idea de convertirse en una celebridad de la pornografía desmitificando el mito de que es una forma rápida y fácil de hacerse rico y famoso. También les enseñamos a definir lo que es el consentimiento sexual y comprender los conceptos básicos sobre algunas infecciones de transmisión sexual. Les hablamos sobre algunos casos de explotación sexual que involucran a jóvenes que son presionados, forzados o coaccionados a participar en la creación de pornografía.  Y cosas más simples como tipos de relaciones íntimas sanas y citas saludables; coqueteo saludable y acoso sexual. Algo importante es que los informamos sobre las consecuencias legales del sexting y la creación de la llamada "porno de venganza", algo sobre lo que están muy desinformados.

SEMANA: ¿Cómo pueden los jóvenes inscribirse en este programa? ¿Cómo ha sido su reacción?

S.S: Tuvimos la oportunidad de hacer el programa piloto con un grupo de jóvenes en un entorno extraescolar al que se inscriben voluntariamente. Respondieron muy bien. Alentamos a las partes interesadas a ponerse en contacto con BPHC.

SEMANA: La pornografía se hace como un material dedicado al placer, ¿creen que realmente puede funcionar como material pedagógico?

S.S: Bueno, como decíamos nunca utilizamos pornografía o material pornográfico en nuestro plan de estudios. No lo utilizamos como material pedagógico, nuestra intención es que los jóvenes aprendan a ser más críticos cuando lo ven.