¿Cuál es la clave del éxito de La Voz Kids?

En 1971, un grupo de productores estadounidenses le apostó a seguir semana a semana la vida de un hogar con el programa An American Family, y nadie imaginó el monstruo en el que se convertirían los realities. En su momento, la serie no fue un fenómeno mundial. Pero la gran audiencia y la controversia que despertó por tratar temas tabú, como el divorcio o la vida de un personaje homosexual, fueron suficientes para que los creativos de la televisión identificaran la carnada. La gente sentía una fascinación inexplicable por fisgonear la vida íntima de los demás.

Desde entonces, formatos como Gran hermano de John de Mol –precursor de los realities a gran escala–, Expedición Róbinson –del inglés Charlie Parsons– y otros más actuales como American Idol y The Voice han sabido mezclar elementos que apelan al lado más emocional de los televidentes. La música, el talento, el melodrama y las historias de vida extraordinarias son algunos ejemplos. Esta fórmula mágica también ha recibido críticas. Sin embargo, programas en los que personas de carne y hueso exponen su vida en la pantalla inundaron las parrillas de la televisión del mundo.

El formato ha evolucionado de varias maneras. Hay grupos de personas que conviven en condiciones extremas, solteros que buscan pareja y hasta famosos que exhiben sus lujos 24 horas al día. Pero, sin duda, los más taquilleros han sido los protagonizados por los más pequeños. Es el caso de La voz kids, un formato que en Colombia y el mundo ha demostrado tener un éxito rotundo. En 2014, cuando Caracol la estrenó, se convirtió en el programa más visto de la televisión colombiana.

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Su rating promedio, de 16,6, superó con creces las cifras de otras novelas y programas como La Ronca de Oro (13,8 puntos), Yo me llamo (11,7 puntos), Niche (11,4 puntos) o El desafío (11,1). De ahí en adelante, prácticamente “todo ha sido ganancia”, dijo a SEMANA Juan Esteban Sampedro, gerente de Entretenimiento de Caracol Televisión. Lo demuestra su vigencia en el canal, pues después de tres temporadas Caracol lanzó su cuarta edición el 25 de febrero.

Foto: Juan Sebastián Laverde, ganador del reality en 2018, se robó el corazón de los colombianos. No lo logró solo por su talento, sino por confesar que estuvo al borde de la muerte cuando tenía un año.  

Según las mediciones, ese capítulo de estreno arrasó con todo. Se trata de toda una proeza en tiempos en que la tecnología y la televisión por cable han hecho migrar a la audiencia a plataformas muy diversas. Con una cifra de 14,1, La voz kids superó a todos: Reto 4 elementos, su competencia en el mismo horario, apenas llegó a los 5,2, y un rival que debería dar pelea como la repetición de Betty la fea registró 8. Estas cifras, por el momento, lo posicionan como el concurso de talento musical número uno en el país.

El formato de La voz kids es una versión adaptada de The Voice, creada en Holanda, donde lo emitieron por primera vez en 2010. Su gran éxito llevó a que países de todo el mundo produjeran sus propias versiones. Hoy, según Talpa Media Group, la empresa neerlandesa que lo creó y que licencia el formato internacionalmente, The Voice está en más de 50 países y le hace competencia directa a programas similares como American Idol.

La historia de su llegada al país, según Sampedro, es sencilla: diez años atrás cuando el formato no existía fuera de Holanda, Talpa les planteó la serie sobre el papel. “Dijeron: esto va a ser así. ‘Con audiciones a ciegas, sin jurados pero con ‘coach’. Se oye a los participantes sin que los jurados puedan verlos, y eso realmente hace que se premie el talento’. Nos pareció atractiva la fórmula y fuimos de los primeros países en comprar el formato”, afirma.

De la versión adulta Caracol hizo tres temporadas, pero luego le apostó a la infantil. En esta, 27 talentosos concursantes entre 7 y 15 años de edad compiten por 300 millones de pesos y un contrato con Universal Music. “Para nuestra sorpresa nació un formato exigente pero exitoso, que hoy es uno de los mejores productos que tiene el canal”, dice Sampedro.

En la versión colombiana, las directivas hicieron algunas modificaciones especiales como alargar la versión de 13 a 56 capítulos. Mientras que en el mundo los formatos de entretenimiento salen generalmente una vez a la semana, en Colombia lo más común es verlo de lunes a viernes.

Para Sampedro, ciertos factores ayudan a que al programa le vaya bien. Por una parte, el factor musical permite que cientos de niños den a conocer sus dones a la gran audiencia. Por otra, convoca a la familia entera, pues interesa a niños, jóvenes y adultos de todos los niveles socioeconómicos. “Se vuelve un plan en un momento coyuntural importante, pues los ánimos del país están muy caldeados y pocos espacios unen”, agrega el gerente. Finalmente, está el atractivo de los niños, un tema que, según Sampedro, le da una trascendencia particular al programa, puesto que los chicos al interpretar las canciones preferidas de los adultos lo hacen más llamativo. Para él, los pequeños le ponen ternura al show, pero además su desparpajo lo hace auténtico y original. “Te llevan del llanto a la risa en 2 segundos, son emociones muy bien distribuidas”.

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Foto: Andrés Cepeda y Fanny Lu han trabajado en el programa desde sus inicios. Sebastián Yatra lleva dos temporadas y antes Maluma ocupaba su lugar. Todos son ídolos musicales de los más jóvenes.  

Pero precisamente por eso el programa ha recibido sus críticas más fuertes. Algunos observadores como Germán Rey, investigador social y experto en medios, creen que, más que generar ternura o potenciar el talento, este tipo de formatos se aprovecha de los pequeños para aumentar el rating. “La infantilización de los jurados, la apuesta por un acercamiento emocional y lacrimoso a los niños, la transformación de las familias en ‘fans’ lo convierten en una versión del fanatismo. Son solo algunas expresiones de hasta dónde puede ir la televisión como instrumento de banalidad”, dice a SEMANA.

A esta perspectiva se suma el crítico de televisión Ómar Rincón. Recientemente escribió en El Tiempo que estos niños resultan geniales en el show, pero, en el fondo, hay un morbo capitalista que usa como carne de cañón la empatía por los más pequeños. Y que estos se han convertido en “nuestra mejor excusa para ser moralmente buenos”. Rincón agrega que estos programas tienen bastante éxito porque en el país no hay muchas oportunidades de salir adelante, y estos concursos de talento ofrecen a algunas familias una opción para progresar.

Frente a estas perspectivas, Sampedro afirma que muchas veces las personas dan por sentadas las cosas positivas. “Este tipo de concursos ha existido siempre, y ‘La voz kids’ rodea a los niños de gente maravillosa, que vibra con ellos y se apasiona. Los jurados son excelentes referentes para ellos”, asegura.

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Las opiniones sobre poner a los más pequeños frente a las cámaras seguirán enfrentadas mientras los realities existan. Pero al menos hay una cosa clara: la fórmula niños más música es un rotundo éxito. Y, en Colombia, los pequeños han demostrado que hay talento para rato. n