Henry Andrés Clavijo trabajo en la Fundación Cardioinfantil | Foto: Esteban Vega

NACIÓN

"Mi mayor miedo es ser un potencial transmisor del virus para mi mamá"

Henry Andrés Clavijo ya había visto muchas cosas difíciles como enfermero especialista en cuidado crítico de la Fundación Cardioinfantil, pero la pandemia del coronavirus ha sido aún más dura de lo que se imaginaba.

1 de agosto de 2020

"Estar en una UCI ya es denso: es una unidad de alta intensidad, con pacientes graves y llena de muchos aparatos y dispositivos. Pero con la pandemia todo eso ha sido mucho más estresante. Yo, por ejemplo, he sentido mucha más carga laboral porque son pacientes con mayor complejidad y porque nos toca estar pendientes de todos los implementos de seguridad para reducir el riesgo de contagiarnos. 

A eso se suma que en los últimos dos meses hemos visto una avalancha de pacientes que llegan con coronavirus. Nuestra UCI está al tope y a medida que van saliendo recuperados, no pasa ni una hora en la que esté libre una cama para que llegue otro con dificultad respiratoria que requiere mucha atención. Nos ha tocado adaptarnos con el tiempo y aprender de esta situación que nos ha cambiado todas las rutinas que teníamos preestablecidas. 

Y no solamente en el trabajo, sino también en la casa con nuestras familias. Yo, por ejemplo, vivo con mi mamá únicamente, pero ella es una persona mayor de 60 años. El miedo que yo tengo todos los días, lo que más me toca en la cabeza y el corazón en este momento, es venir a la casa y ser un potencial transmisor del virus para ella. Así que hemos tratado de prevenir: mi mamá permanece con tapabocas y yo me mantengo aislado cuando llego a la casa. El distanciamiento social con ella desde hace cuatro meses ha sido grande: ya ni un beso ni un abrazo nos podemos dar. 

Lo más difícil hasta ahora fue ver a un compañero, que ya lleva más de 15 años trabajando en la institución, que se contagió y tuvo que estar entubado en nuestra UCI. Ese fue un choque y un golpe muy fuerte, que nos afectó emocionalmente a todos. Pero lo único que podemos hacer en esos casos es seguir trabajando. Además lo más gratificante es cuando uno ve que van saliendo adelante. Hay pacientes que nos vemos muy enfermos, que pensamos lo peor, pero que cuando va pasando el tiempo mejoran y pueden irse. Ese es el aliento que tenemos".