Ajiaco, plato típico.
Alimentos, comida | Foto: Getty Images

VIDA MODERNA

¿Tiene hambre todo el tiempo? Nuevo estudio explica a qué se debe esta condición

Investigadores ingleses revelaron a qué se debe la ansiedad por comer que algunas personas experimentan a diario.

22 de abril de 2021

Sufrir de sobrepeso y obesidad es uno de los problemas más comunes en todo el mundo, debido a los malos hábitos alimentarios y al sedentarismo, una característica que se ha incrementado en el último año debido a las restricciones impuestas a nivel global a causa de la pandemia generada por la covid-19.

Sin embargo, hay otros factores que pueden ayudar a incrementar este problema, como los derivados de la ansiedad que provoca el deseo de consumir más alimentos– o circunstancias que hacen que algunas personas vean en la comida un alivio, generando casi una adicción a ingerir constantemente.

Un equipo de investigadores del King’s College de Londres y de la compañía de ciencias de la salud ZOE (integrada por científicos de universidades de varios países) se dieron a la tarea de analizar el vínculo entre el azúcar en sangre y el apetito. Descubrieron que la relación entre estos dos factores es mucho más compleja de lo que se pensaba y arrojaron nuevos resultados sobre cómo se puede llegar a controlar la sensación persistente de hambre.

Para llevar a cabo el estudio, que fue publicado en la revista Nature Metabolism y que forma parte del programa Predict, un proyecto creado para predecir las respuestas metabólicas individuales a diferentes alimentos, fueron examinadas las respuestas del azúcar en sangre y otros indicadores de 1.070 voluntarios de Reino Unido y EE. UU., quienes durante dos semanas comieron desayunos estandarizados y eligieron libremente qué alimentos consumir el resto del día.

Según esto, la primera comida del día consistía de magdalenas (bizcochos tradicionales de España y Francia) que contenían la misma cantidad de calorías, pero variaban en su composición en términos de carbohidratos, proteínas, grasas y fibra. Adicional a esto, a los participantes en ayunas también se le realizaron pruebas rápidas de respuesta del azúcar en la sangre con el objetivo de medir cómo el organismo procesaba esta sustancia.

Durante el tiempo en que se llevó a cabo la investigación, los voluntarios usaron monitores de glucosa en sangre y dispositivos portátiles con los que los expertos pudieron monitorear la actividad y el sueño de los participantes, así como tener el registro de los niveles de hambre, las comidas que consumían y el horario de alimentación.

De este modo, los científicos descubrieron que las caídas en los niveles de glucosa en sangre, conocidas como ‘caídas de azúcar’, se relacionaban significativamente con los niveles de apetito y el consumo de calorías.

De acuerdo con el estudio, los participantes que presentaron grandes caídas de azúcar en la sangre experimentaron un aumento del 9 % en su apetito y fueron quienes consumían su segunda comida del día media hora antes. Asimismo, este grupo de personas registraron un consumo promedio diario de 300 calorías más de aquellos que no experimentaban las caídas de azúcar.

Al respecto, Ana Valdés, una de las autoras principales del estudio y epidemióloga genética de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, le dijo a RT que la investigación tiene un gran potencial para ayudar a las personas en general, así como aquellas que sufren de obesidad u otras afecciones, a entender y controlar su peso y, por ende, para saber cómo puede estar la salud de un individuo a largo plazo.

“Muchas personas luchan por perder peso y mantenerse en forma. Solo unos cientos de calorías adicionales cada día pueden sumar varios kilos de aumento de peso durante un año”, explicó.

Por su parte, Sarah Berry, nutricionista del King’s College de Londres señaló que con el estudio demostraron “que las caídas de azúcar son un mejor predictor del hambre y del consumo posterior de calorías que la respuesta inicial del pico de azúcar en sangre después de comer, lo que cambia la forma en que pensamos sobre la relación entre los niveles de azúcar en sangre y los alimentos que comemos”.