Tres alimentos que acaban con los parásitos del cuerpo

La aparición de parásitos puede resultar bastante molesta para los pacientes que, una vez van al médico, regresan a sus casas con recetas de medicamentos que pueden ayudar a eliminar estos organismos de su cuerpo.

Entre estos parásitos intestinales uno de los más conocidos es el de la tenia Taenia solium, un animal mejor conocido en la cultura popular con el nombre de “solitaria” o de “tenia” a secas. Con frecuencia, las tenias tienen la capacidad de dejar sus huevos o larvas en alimentos y bebidas, que una vez entran al organismo causando verdaderas molestias en los pacientes.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que los parásitos se pueden contraer por medio de los alimentos o el agua contaminada, la picadura de un insecto o por contacto sexual. Dependiendo del tipo de microorganismos que habitan en el cuerpo, así mismo pueden ser tratados para eliminarlos.

“Los síntomas más visibles de teniasis son la eliminación de proglótidos (segmentos de la tenia) a través del ano y las heces”, puntualizan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés).

Una alimentación saludable es clave para prevenir y combatir diferentes enfermedades. Dependiendo de cómo es la dieta alimenticia, una afección puede desaparecer o reducir su intensidad o, por el contrario, pueden aumentar sus malestares.

Por ejemplo, incluir en la dieta algunos alimentos de origen natural ayuda a ‘barrer’ los parásitos intestinales. Los parásitos son organismos que viven en otro denominado como huésped, alimentándose del mismo. Si no se tratan y se eliminan a tiempo, pueden provocar enfermedades a las que se les debe prestar atención.

Ahora bien, existe una gran cantidad de alimentos de origen natural que sirven para eliminar los parásitos del intestino. De acuerdo con la plataforma digital Clarín estos los más recomendados:

Ajo

“El ajo uno de los más poderosos alimentos para combatir a los parásitos, pese a que el aliento que deja tras su consumo haga que muchas personas no lo incluyan en su dieta. Funciona como un antibiótico natural y debe consumirse crudo todas las mañanas”, afirma el sitio.

Cúrcuma

A este alimento se le atribuyen efectos antiparasitarios y depurativos, por lo que se considera que su consumo facilitaría la eliminación de estos organismos dañinos.

Semillas de lino

Las semillas de lino son ricas en nutrientes esenciales, cuentan con un alto contenido de ácidos grasos, fibra dietética y antioxidantes. La fibra ayuda a eliminar con facilidad los desechos del intestino y son semillas son muy suaves con el estómago, ya que, sus compuestos regulan el pH, disminuyen la acidez y alimentan la flora bacteriana.

Infecciones por oxiuros

Otros parásitos que pueden afectar la salud gastrointestinal son los oxiuros, que pueden causar una enfermedad conocida como oxiuriasis. De acuerdo con la Clínica Mayo, estos animales son una de las principales causas de infecciones intestinales en todo el mundo.

“Mientras la persona infectada duerme, los parásitos hembra ponen miles de huevos en los pliegues de la piel alrededor del ano. La mayoría de las personas infectadas con oxiuro no tienen síntomas, pero algunas tienen picazón en el ano y sueño intranquilo”, indica la Clínica Mayo.

Las afectaciones pueden ser tan molestas que algunos pacientes pueden llegar a desarrollar insomnio, estar irritables e incluso agitados.

“Los oxiuros son delgados y blancos, y miden alrededor de 1/4 a 1/2 pulgada (alrededor de 6 a 13 milímetros) de largo. Mientras la persona infectada duerme, los parásitos hembra ponen miles de huevos en los pliegues de la piel alrededor del ano. La mayoría de las personas infectadas con oxiuro no tienen síntomas, pero algunas tienen picazón en esta zona y sueño intranquilo”, según menciona Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Entre los factores de riesgo, las edades más propensas, de acuerdo con la entidad citada están: los niños entre cinco y diez años son más proclives a desarrollar estas infecciones y vivir en condiciones de hacinamiento.