cirugía

La caja mágica

A través de un pequeño dispositivo que le devuelve la capacidad de bombeo al corazón, 29 caleños al borde de la muerte recuperan su actividad normal y tienen una segunda oportunidad de vivir.

15 de agosto de 2004

Su corazón estaba casi parado, con una capacidad de eyección de sangre de apenas 12 por ciento, cuando lo normal es estar por encima del 60 por ciento. El tamaño, similar a un balón de microfútbol por la fuerza de la presión sanguínea, cubría el 80 por ciento de su caja torácica, es decir, el doble de un corazón normal. Sólo un trasplante podía salvarle la vida. "Hace dos años, después de múltiples hospitalizaciones, los médicos me dijeron que me fuera para la casa, como quien dice, a arreglar mis cosas y a esperar la muerte", afirma con sorna Camilo Perlaza, un ingeniero caleño de 62 años, y sonríe ahora que vuelve a sentir los latidos fuertes de su corazón.

En efecto, en la parte superior izquierda de su pectoral tiene una pequeña cicatriz de unos cinco centímetros por donde un equipo de especialistas dirigido por el cardiólogo y electrofisiólogo Alberto Negrete logró implantar un marcapasos tricameral o biventricular de última tecnología que le devolvió la capacidad de bombeo al corazón y de paso le evitó el trasplante. La moderna tecnología consiste en un aparato del tamaño de una caja de fósforos que a través de tres electrodos estimula y sincroniza la contracción de los ventrículos en forma simultánea. El dispositivo, dotado de una microcomputadora y una batería de litio, corrige la disnea o insuficiencia mitral, lo que evita que la sangre se devuelva a los pulmones y a la aurícula por la pérdida de fuerza de los músculos ventriculares. "Un corazón en falla cardíaca o cardiopatía dilatada no tiene capacidad de bombeo, parece una gelatina, y la sangre se devuelve a los pulmones produciendo su agrandamiento y la sensación de asfixia y ahogo permanentes. Los pacientes con esta enfermedad son candidatos indiscutibles para trasplante", señala Negrete.

"Ni siquiera podía caminar y para dormir lo hacía sentado con cinco almohadas en la espalda porque me asfixiaba", cuenta el ingeniero Perlaza al recordar sus días más aciagos cuando su corazón estaba casi muerto. La radiografía muestra el dispositivo implantado en su pectoral izquierdo, con sus tres cables eléctricos, la pequeña batería y la microcomputadora programada por el electrofisiólogo para normalizar los movimientos de vida del corazón. "Hoy, con el marcapasos, hago una vida normal, he retornado a mis actividades habituales, puedo caminar, puedo dormir e incluso he recuperado mi actividad sexual".

El caso del Luis Alfredo Orejuela, operador de maquinaria de 50 años, no fue menos crítico. Por la insuficiencia cardíaca que le generó un corazón semiparalizado, su cuerpo se hinchó y los pies ya no le cabían en sus zapatos. Tuvo que usar sandalias y ropa talla 38. Caminaba unos pasos y se asfixiaba. Poco a poco en todas sus actividades, hasta las más rutinarias como ir al baño, tuvo que recibir ayuda. Su corazón se moría. "Hoy mi ropa es talla 30, puedo calzar zapatos corrientes, hago libremente todas mis actividades, puedo caminar y hasta montar bicicleta".

Para Jorge Ospina, un carpintero de 51 años, el marcapasos no sólo le ha devuelto la vida. Puso fin al calvario que padeció durante cuatro años. Afectado por la cardiopatía dilatada viajó en busca de una solución a su problema hasta México, donde le implantaron una válvula mecánica y un marcapasos unicameral que redujeron muy poco su problema. Hoy no sólo ha vuelto a caminar: "Ya no falto a la viejoteca", comenta muy alegre.

Estudio exitoso

Estos tres casos hacen parte del millón de personas que en Colombia tienen falla cardíaca como consecuencia del estrés, una mala dieta alimentaria, la hipertensión y el sedentarismo, especialmente. El 50 por ciento de los pacientes en falla, miocardiopatía dilatada o corazón sin fuerza, muere en el primer año. Para los especialistas de la unidad cardiovascular del Centro Médico Imbanaco en Cali, que cumplió cinco años de servicio, probar este nuevo invento de la tecnología médica y obtener los mejores resultados se ha convertido en uno de los mayores avances de su oficio. El 80 por ciento de los pacientes a los que se les ha implantado el marcapasos tricameral ha recuperado la capacidad de bombeo del corazón de manera sorprendente. De 10 a 15 por ciento de capacidad pasaron a un promedio superior al 42 por ciento, como es el caso de Camilo, Luis Alfredo y Jorge.

Según el estudio, de un grado funcional tipo cuatro, es decir, de un estado crítico que sólo les permitía caminar unos pasos o simplemente estaban confinados a una cama, pasaron a un grado funcional tipo uno, o sea a una vida y actividad física normal. "Ninguna terapia en el mundo, ni siquiera el trasplante, habría podido ofrecerles un cambio radical de esta magnitud en sus vidas. Después de un trasplante el paciente debe permanecer un mes hospitalizado; en su estado inmunosuprimido está expuesto a un alto riesgo de infecciones. Con el marcapasos al día siguiente el corazón recupera su capacidad funcional y el paciente retorna a una vida normal", resalta Negrete.

Desde las primeras pruebas del nuevo marcapasos los médicos encontraron cambios sorprendentes. Con el dispositivo apagado, los pacientes lograron caminar un promedio de 316 metros y con el dispositivo prendido caminaron hasta 384 metros. Se logró reducir la mortalidad en 42 por ciento, señala el estudio. En el mundo existen, en fase experimental, unos 30.000 de estos marcapasos implantados. En Colombia de los 52 implantados, 40 se han hecho en Cali y los 12 restantes, entre Bogotá y Medellín, a la espera de óptimos resultados, similares al estudio del grupo médico caleño.