Este sendero ecológico conduce a las cuevas de Tuluní, en el sur del Tolima, un tesoro natural que por el conflicto ha estado al margen de las autoridades ambientales. | Foto: José Puentes

Análisis

El medio ambiente: otra víctima silenciosa del conflicto armado en Colombia

Paradójicamente, al abandonar sus territorios ocupados por más 50 años, la guerrilla deja vía libre a los depredadores de la naturaleza.

15 de septiembre de 2017

El 26 de febrero del 2016 la Unión Europeo lanzó un llamado de alerta e instaló un programa para combatir el tráfico ilegal de flora y fauna. La UE estima que el negocio ilegal de flora y fauna deja entre 8 a 20 millardos de dólares al año en las arcas de las bandas criminales, una cifra similar al tráfico de drogas, de la minería ilegal o de armas. Este negocio no sólo pone el peligro la supervivencia de especies en vías de extinción, sino también sirve para financiar actividades criminales, impulsa la corrupción y fomenta el terrorismo.

Después de Brasil, Colombia es el segundo país en el mundo en el ránking de biodiversidad y a nivel de aves y de orquídeas el número uno. Más de 56.000 especies (con alrededor de 1.200 especies en distintas categorías de amenaza) habitan el territorio nacional y anualmente se incautan miles de animales en diferentes partes del país, animales que provienen principalmente de los departamentos del Caquetá, Chocó, Arauca Putumayo, según Global biodiversity information facility
 

Estas mismas regiones han sido históricamente territorios de operaciones de las FARC. La guerrilla, ahora desarmada, actualmente se está reuniendo en los lugares de concentración acordados durante el proceso de paz con el gobierno colombiano. Al abandonar sus territorios, ocupados por más 50 años, deja vía libre a los depredadores de la naturaleza, que antes no se atrevían a entrar a estos lugares.

La situación para la flora y fauna ha cambiado radicalmente, como lo expresa Sidney Moreno, integrante de la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó - Codechocó. El biólogo considera que, de alguna forma, el conflicto ha protegido las diferentes especies de la extinción.

Este cambio no sólo trae como consecuencias desde el punto de vista económico, sino también social o de salud. Para subrayar su punto de vista, el biólogo cita el ejemplo de la presencia de ranas y sapos en el ambiente, que ayudan controlan la población de mosquitos, transmisores de enfermedades como la malaria o la fiebre amarilla, control que está en peligro y amenaza la salud de la población cercana y el precario sistema de salud existente.
 

Nuria García Medraño / Pinterest


Uno de los ejemplares más apetecidos es la rana dorada o Phyllobates terribilis, que produce uno de los venenos más mortíferos conocidos usado en el tratamiento del cáncer. Un solo gramo de la sustancia puede llegar a costar más de 1.200 dólares  en Europa o los Estados Unidos.


La policía Colombia cuenta que el principal problema en el intento de combatir el tráfico ilegal es la ausencia de un gran capo que maneje el negocio. Existen muchos grupos pequeños y bandas criminales dedicadas al negocio que, ahora, al quedar libre el acceso a los territorios, están preparándose para explotar los recursos.

Hasta el momento, el gobierno colombiano no se ha manifestado en forma contundente contra esta nueva amenaza para el país. Las medidas tomadas para controlar el tráfico ilegal de flora y fauna, como refuerzos en los controles de los puertos y corredores aéreos, fluviales o carreteras, se pueden considerar como un efecto secundario, ya que no constituyen el objetivo principal.

La creación de la Mesa Técnica Interinstitucional para el Control Ambiental, hace dos años, es sólo un paño de agua tibia contra el negocio, lo mismo que los (apenas) 120 policías certificados en la identificación de especies en vías de extinción.

La sociedad sigue a la espera de las respuestas de una de las tantas preguntas que ha surgido del proceso de paz.

Posdata: La captura y posterior venta de la rana dorada es en vano. El veneno, una secreción de su piel, solo se produce en su hábitat natural, en el cual se alimentan de determinadas especies de insectos. En prisión la secreción pierde el veneno que contiene.

 

Thomas Manfred Tegethoff

Es Administrador de Empresas de la Universidad Icesi (1992); se desempeña como profesor y asistente de Investigación del Doctorado en Economía de la misma Universidad. Tiene una Maestría en Administración (2016).  


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